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Lía z. lorenzo
Palencia
Domingo, 21 de enero 2018
El partido entre el Becerril y el Uxama anunciaba emociones fuertes, pero nadie se esperaba que tornara en una historia épica de amor, heridos y guerra. El choque tuvo de todo: un expulsado, polémica arbitral, un penalti fallado por los morados y un jugador enviado al hospital. Seguramente el empate no le valga a los becerrileños para salvarse, pero nadie podrá decir que los de Jose Hernando no pelearon hasta el último aliento.
Empezó muy bien el Becerril, con los jugadores morados presionando muy arriba y apabullando a un Uxama que no pasó del centro del campo durante los primeros diez minutos del partido. En esos primeros instantes, los becerrileños merecieron el gol. Primero con una espectacular volea desde fuera del área de Diestro que obligó a Chema a estirarse para mandar el balón a córner y, luego, con un centro medido de Melero. La pelota se paseó a escasos centímetros de la línea de gol sin que nadie llegara a rematar. Tras esos minutos de pasión, el partido se fue enfriando y el Uxama pudo respirar. El choque se convirtió en un correcalles en el que ninguno de conseguía imponerse. Pero este año, la suerte no sonríe al Becerril. En una jugada aislada, el balón llegó hasta Adrián que, absolutamente solo, se fue directo a la portería de Mario. Varo se lanzó a la desesperada para sacar el balón y cometió falta sobre Adrián. El árbitro dio la ventaja, ya que el esférico llegó hasta las botas de Alfonso. Pero el delantero del Uxama estaba en fuera de juego, por lo que el colegiado paró el juego y expulsó al central morado. Era el minuto 23 y el Becerril se iba a tener que enfrentar a todos sus fantasmas con diez jugadores. Jose Hernando decidió jugársela y no metió otro central, sino que convirtió a Kevin en carrilero y trasladó a Riki hasta el centro de la defensa. La polémica del partido no terminó ahí. Al filo del descanso, Kuko se adelantó a toda la defensa y saltó para peinar la pelota ante la salida del portero del Uxama. El becerrileño tocó claramente el balón antes de ser arrollado por el guardameta. El colegiado pitó falta del delantero morado ante la incredulidad de los locales. Por si fuera poco, Kuko tuvo que ser sustituido por culpa del fortísimo choque. El delantero de Carrión de los Condes fue trasladado al hospital para valorar el hundimiento de su pómulo.
Aún no se había llegado al descanso y el Becerril se había quedado con uno menos y sin su máximo artillero. Y jugaban contra once, cuando el portero del Uxama debería haber visto la roja. Esa jugada enrabietó a los morados, que se habían metido un poco atrás después de la expulsión. Benito controló un pase largo en la banda izquierda, se fue de todos los rivales que le salieron al paso y puso un dulce centro al primer palo ante la llegada de Melero. El remate del mediapunta lo sacó Álvaro bajo palos. La suerte no sonreía al Becerril ni en medio de la épica. Porque los de Jose Hernando iban a tener dos frentes abiertos en la segunda mitad. Por un lado debían contener al Uxama y, por el otro, mantener una pelea a muerte contra el reloj. Los palentinos necesitaban la victoria y, con uno menos, el paso de los minutos jugaba en su contra. A pesar de todo, el Becerril siempre creyó que tenía posibilidades. Cerró líneas sin meterse atrás y buscó siempre las bandas para llegar al área rival. Sobre el terreno de juego, no parecía que los morados estuvieran con diez jugadores. Ninguno de los dos equipos conseguía crear peligro de verdad sobre la portería contraria, aunque los locales la merodeaban mucho más. El problema es que el Becerril se debatía entre dos realidades diferentes. Estar con diez desde tan pronto hacía que el empate fuera bueno, pero, al mismo tiempo, su situación en la tabla convertía el punto en algo insuficiente. Una paradoja en medio de un partido de fútbol.
Y en medio de todas esas consideraciones, el fútbol fue muriendo sobre el terreno de juego. El Uxama no quería coger las riendas del choque y prefería esperar atrás para pillar en una contra a la cansada defensa morada. El Becerril trataba de llevar peligro insistiendo en su juego por las bandas. Riki tuvo el primer gol en un remate de cabeza tras una falta lateral botada por Melero. El lateral reconvertido ayer en central se adelantó a su par en el área pequeña, pero su remate se fue muy desviado. Pocos minutos después, Benito puso un centro medido a la cabeza de Carlos, que se lanzó en plancha para enviar la pelota al segundo palo. El balón se fue arriba por centímetros. El Becerril había decidido tocar zafarrancho de combate, olvidar que estaba con diez y lanzarse en una última misión kamikaze. En medio de la tormenta desatada por los morados, llegó su oportunidad. Benito se llevó un balón dividido dentro del área y Romero no tuvo otra opción que derribarlo. Era penalti. Era mucho más que un penalti. Era la última oportunidad del Becerril cuando quedaban menos de cinco minutos para el final. Melero asumió la responsabilidad de lanzarlo. Y lo tiró fuera. A veces, las historias épicas no tienen un final feliz.
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