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Víctor Borda
Domingo, 23 de noviembre 2014, 10:24
Pitido final y los jugadores del Atlético Valladolid se van como posesos a por la pareja arbitral. La rabia de ver cómo el dúo de colegiados te ha ayudado a perder la imbatibilidad doméstica. Nadie lo había conseguido hasta el momento. El invicto Teucro ha sido el que ha conocido las mieles del triunfo en Huerta del Rey. Un encuentro en el que los aficionados, jugadores y resto de mortales pusieron su punto de mira en Fernández Molina y Murillo Castro. Ahora que se acercan las navidades, sería buen momento para regalar a la pareja andaluza un catálogo en el que explique qué es falta en ataque, porque no lo tienen nada claro vistas algunas de las que señalaron ante la sorpresa de jugadores y público. Un recital de pito que pudo terminar con problemas de orden público.
El binomio arbitral fue clave en la primera derrota en casa de los pupilos de Nacho González. Pero hubo otras. El equipo estuvo espeso en la segunda parte en ataque y fallón en ocasiones claras de gol. El Teucro, no. Los gallegos tienen algo más de fondo de armario y eso se agradece en un partido tan duro, a cara de perro, como el que disputaban dos equipos llamados a estar arriba.
El Atlético arrancó flojo atrás. Su técnico ya dijo en la previa que había que imponer su defensa. Le costó un buen rato. Los gallegos, con cierta comodidad, abrieron una pequeña brecha (3-6, m. 7). De momento, solo funcionaba Fernando Hernández, autor de las tres primeras dianas locales. Hasta pasado el ecuador de la primer parte, las cosas no iban a igualarse de nuevo en el electrónico.
Fernando, no podía ser otro, empataba a diez goles. El Teucro pasó por una pequeña crisis fruto de la mejoría defensiva local, que coincidió con la entrada de Ávila. Los vallisoletanos llegaron a coger un pequeña diferencia (13-10, m. 21).
Pero el conjunto de Quique Domínguez hizo la goma. No dejó que los castellanos abriesen más la brecha. En los minutos finales de la primera parte, los visitantes limaron con mucho trabajo la diferencia de los locales. Fernando vio dos exclusiones casi de manera consecutiva en poco más de cinco minutos y esas superioridades las empleó el Teucro en dejar el marcador igualado a 18 al descanso. Las espadas seguían en todo lo alto.
La dinámica cambia
El arranque fue prometedor, con buenas intervenciones de Rey Gutiérrez. En ataque, ambos equipos tuvieron problemas. Solo los vallisoletanos fueron capaces de inaugurar su marcador del segundo tiempo en los primeros cinco minutos, con un gol de Roberto Pérez. Las diferencias era mínimas y siempre a favor del conjunto de Nacho González. Pero la dinámica cambió. Víctor Rodríguez comenzó a lanzar con efectividad marcó sus cinco goles tras el receso y el Atlético Valladolid empezó a estrellarse contra la defensa pontevedresa. La pareja arbitral seguía con su recital surrealista de faltas en ataque capaz de volver loco al jugador más templado. Los gallegos abrieron una pequeña diferencia que iba a resultar determinante.
El Atlético, jaleado por una grada muy enfadada con los colegiados, lo intentaba, pero las ideas y las piernas no eran las mejores. La ventaja se movía entre los dos y tres goles a favor del equipo visitante. Las exclusiones consecutivas de Dani Pérez y Ávila, este por explicar una acción al colegiado, provocó la explosión de una grada que llevaba ya tiempo en ebullición, que no se creía lo que estaba viendo sobre la cancha. La caldera de Huerta del Rey rugía.
El Atlético recibió el impulso de los suyos. El equipo cambió a un 5-1 y el Teucro comenzó a sufrir. El marcador se ajustó. Con 30-31, el balón de Fernando se estrelló en la madera y la posibilidad de lograr al menos un punto se esfumaba.
El Atlético Valladolid caía con honra ante el líder invicto de la categoría. Un partido durísimo, en el que los locales tuvieron que lidiar con la consistencia de los gallegos y con el concierto arbitral. Una derrota que no debe afectar. Queda mucha competición y las tornas pueden cambiar en una categoría muy igualada. Está claro que el equipo vallisoletano tiene una plantilla corta y eso es un problema cuando te mides a otros conjuntos más holgados en lo que respecta a plantel. De las derrotas toca aprender, aunque la de ayer deja un regusto muy amargo por las polémicas decisiones del dúo arbitral.
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