Un punto que sabe a victoria

El BM Atlético Valladolid necesitaba confirmar ayer en El Pandero su candidatura a la zona alta de la tabla clasificatoria. Después de la justa e inmaculada victoria sumada ante Alcobendas, los hombres de Nacho González se habían conjurado para puntuar en una pista de la que hasta ayer no había volado ningún punto. Los pucelanos tiraron de casta y de su gran capitán, Fernando Hernández, para firmar un eléctrico y cardíaco 30-30 ante un ARS que pudo ganar y que acabó dando por buena la X.

De inicio, ambos entrenadores apostaron por una defensa cerrada 6-0 para atar a los mejores hombres de cada bando. Los locales no terminaban de encontrar líneas de pase por dentro y estaban a merced de un Valladolid que, guiado por el lateral diestro Sergi Grossi y el extremo Fernando Hernández, se puso 3-4 arriba en el primer parcial. Los visitantes no eran todo lo contundentes que debían en la selección y ejecución del tiro no forzado, pero les daba para ir por delante en la pista de El Pandero.

Nogales salvó a los suyos con dos paradas de mérito antes de llegar al ecuador del primer acto, en el que los palmeños tiraron de Da Silva y Morales para poner el partido patas arriba con un registro 11-8 en el minuto 20. La cosa se puso fea para Valladolid, pero los de Nacho González empezaron a carburar con los latigazos de Fernando Hernández en el extremo. En el minuto 26:28 llegó una decisión que cambió el partido de forma radical. Los visitantes volvían a acusar su ineficacia en los momentos decisivos y el técnico visitante, que siempre leyó de forma sobresaliente el partido, pidió tiempo muerto.

Valladolid iba entonces 15-11 abajo y Nacho González pidió más intensidad defensiva por dentro. Un gol del extremo izquierdo Viscovich puso el choque en su nivel de intensidad máximo. Apenas cuatro minutos de balonmano digno de Asobal le dieron vida a Valladolid, que defendió al límite, atacó a la raya y acertó como nunca para, con un parcial de 1-4 en apenas 3:38 de juego, colocar un esperanzador 16-15 en el electrónico al intermedio. La segunda parte de Valladolid fue más estable.

El juego del conjunto pucelano se volvió al mismo tiempo más fiable y previsible. Otro parcial de 1-2 favorable al siete visitante colocó un 17-17 en el minuto 35. Fernando Hernández y De la Rubia se apuntaron al festival para colocar un esperanzador 21-22 cuando más apretaban los locales, que, eso sí, nunca traicionaron su defensa cerrada 6-0 salvo en los momentos en los que, cuando más agobiados se sentían, apostaron por una mixta sobre el capi visitante, un Fernando Hernández que anotó 9 dianas y dio un auténtico recital en la selección de pase.

Las cosas se pusieron muy feas cuando Valladolid encadenó dos dobles exclusiones y tuvo que defender durante cuatro interminables minutos con cuatro en pista. Y ahí fue Rey Gutiérrez, discreto hasta entonces, tiró de su mejor repertorio para sostener a los suyos y enfriar el éxtasis palmeño. Valladolid fue mejorando hasta firmar un valiosísimo 27-29 a cinco minutos del final. Parecía la cosa decidida, pero un pasivo señalado con balón a favor para matar el partido con un posible 27-30 dio vida al ARS, que lució su etiqueta de exasobal con un balonmano físico e intenso.

Varias decisiones erróneas de los visitantes en la selección de tiro pusieron un 30-30 que, a sesenta segundos de la conclusión, dinamitaba la contienda y la emoción. Con 29:13 en el marcador, el técnico local pidió tiempo muerto para ensayar la jugada del triunfo, aunque la defensa cerrada 6-0 de los visitantes resultó ser un muro infranqueable y un valioso pasaporte para un 30-30 que supone que el ARS ceda su primer punto de la temporada y que el Valladolid demuestre que su candidatura a la zona alta no es ningún escaparate, sino una realidad que ya dejó patente siete días atrás ante Alcobendas.