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No había tenido el aficionado la oportunidad de presenciar la mejor versión del Pucela Basket, opacada hasta ayer por su excesiva generosidad como anfitrión, y tuvo que ser el líder –circunstancial, todo hay que decirlo– quien despertara todas las virtudes que se habían quedado en ... el cajón en este primer mes de temporada. No fueron pocas las que le adornaron para derrotar a Oviedo, y entre todas ellas asomó al fin una que clamaba al cielo por su ausencia. El déficit de carácter que tanto se ha acusado en derrotas previas vino a concentrarse en la figura del capitán, por arrobas en los momentos más calientes del partido, para tumbar al conjunto asturiano y estrenar el casillero de victorias en Pisuerga.
Cuando más ardía el balón, Sergio de la Fuente tiró de temperamento y volvió a echarse al equipo a la espalda –como sucedió en Fontajau– para cercenar la reacción visitante. Después de un año gris ha retomado su mejor versión para erigirse en el líder necesario de un equipo falto de testosterona.
UEMC Pucela Basket
Wintering (9), Puidet (8), Berg (11), Sergio de la Fuente (29) y Kavion Pippen (11) -cinco inicial-, Pantzar (5), Geks (2), Kuiper (4), Juangar (-), Revilla (-) y Raffington (2).
81
-
73
Unicaja Banco Oviedo
Frey (11), Alberto Martín (3), Kamba (10), McDonnell (7), y Kabasele (8) -cinco inicial-, Arteaga (13), Jeff Xavier (5), Bartolomé (8), Meana (5), y Lobaco (3)
Árbitros: Enrique López Herrada, Pol Franquesa e Imanol Diz. Independientemente de que el UEMC aún no se ha ganado el respeto arbitral, resulta muy fácil pitar en Valladolid, por la poca presión del público y en ocasiones también por la candidez de los locales.
Parciales: 25-13, 12-20 (37-33); 26-24 (63-57), y 18- 16 (81-73)
Incidencias: Jornada 7ª de la Liga LEB Oro, disputada en el polideportivo Pisuerga ante 1.200 espectadores.
Si Sergio puso el acento y todos los signos de puntuación, otros jugadores como Berg, Pippen y Juangar –en su defensa sobre Kamba– aportaron un trabajo sucio indispensable para desnivelar el balance en la tabla (4 victorias por 3 derrotas).
El equipo de Roberto González saltó a la pista con varias asignaturas pendientes que atacar para sepultar sus malos resultados como local y estrenarse ante su afición. Fundamentalmente trasladar la misma puesta en escena que sí pasea como visitante, y que solo pudo exhibir en Pisuerga ante Granada, y reforzar su consistencia en campo propio para sellar el aro propio (encajando 82 puntos de media solo puede aspirar a ser el mejor entre los peores de la liga). Solo así puede poner en peligro la superioridad sobre el papel de equipos que, como Oviedo (84,5 puntos por partido), defienden una mejor dinámica. Los de Natxo Lezcano, apoyados en un calendario más benévolo pero, sobre todo, en el espectacular arranque de temporada del noruego Frey por fuera (4º máximo anotador de la competición, con promedios de 18,8 puntos) y Arteaga en la pintura (9º, con 16 puntos de media), defendían liderato en Valladolid -como hace bien poco Palencia-, y de salida se toparon con una china en el zapato que hasta la fecha solo había sufrido con el TAU Castellón enfrente.
En idéntica frecuencia que en su último partido en Girona, el UEMC entró enchufado al partido, sólido atrás y con un juego fluido que pronto, muy pronto, abrió brecha para desesperación del técnico visitante (20-6 en 7 minutos). El triple cambio de Lezcano a los 3 minutos de juego (Arteaga, Bartolomé y Jeff Xavier a cancha) denotaba un enfado que iría a más con el paso de los minutos. No era para menos, viendo como vio a Kavion Pippen sumar un 2+1 al contraataque para disparar su desventaja (25-10).
La orquesta no solo afinaba sino que cumplía con dos de las premisas, principalmente dejar a Oviedo en una proyección de 52 puntos (25-13) con brotes verdes, además, en la figura de Pippen, que cada semana que pasa va encontrando el final del túnel en su adaptación al baloncesto europeo –tendrá mucho terreno ganado si prescinde de manos innecesarias en defensa–.
Se trataba de un principio pero no de un final, y en ese trayecto aún habría de superar baches y atravesar travesías como la que atravesó en el tercer cuarto en Girona. El punto de inflexión llegó con la máxima renta local (29-13, minuto 12), todavía con un mundo por delante.
Oviedo estaba obligado a mover ficha y trampear una defensa excesivamente contemplativa hasta entonces. El cambio a defensa zonal 2-3 y la orden de volcar balones interiores, una y otra vez, sobre Arteaga fueron poco a poco limando la ventaja hasta dejarla en la mínima expresión al descanso con un triple imposible sobre la bocina de un desconocido Frey (37-33).
La salida de vestuarios no solo iba a mejorar la de partidos precedentes sino que se iba a encontrar con la figura de Sergio de la Fuente, que emergió como hizo en Girona para asumir toda la responsabilidad y mantener al equipo de Roberto González arriba en el marcador, primero desde el perímetro con dos triples consecutivos (60-51, minuto 28) y poco después bajo tableros, explotando al máximo la debilidad ovetense en su rebote defensivo. Cinco puntos consecutivos en el arranque del último cuarto neutralizaron una primera embestida de los de Natxo Lezcano, que pese a acercarse a 4 puntos en el tramo finaol (72-68, minuto 35), tuvieron que claudicar a una nueva puya del ala-pívot con 2:28 por jugarse (77-70). El cuarto triple de Sergio de la Fuente -que firmó 40 puntos de valoración para atar el MVP de la jornada- sentenció la primera victoria del curso en Pisuerga.
Prudente y centrado en el día a día como acostumbra, el técnico del UEMC Real Valladolid se mostró satisfecho con la evolución que viene manteniendo su equipo en los últimos partidos, dejando constancia de que no haber ganado como local era un mero accidente. «No sabíamos cuando íbamos a ganar en casa, decíamos quequeríamos trabajar y ponerlo para ganar lo antes posible. Hemos aguantado todos sus arreones porque son un buen equipo y no hemos perdido nunca la cara. Cuando se han acercado no han sido capaces de ponerse por encima y, partiendo del gran partido que ha hecho el capitán y el resto de jugadores en defensa y ataque, hemos sacado una buenísima victoria».
Uno de los problemas que venía acusando el UEMC era su falta de continuidad e irregularidad durante los 40 minutos de juego. «Teníamos buenos momentos pero también apagones, pero el equipo está compitiendo bien y hoy ha sabido tener esa madurez para ganar a un equipo que venía jugando bien y con mucha confianza. Les hemos reducido bastantes puntos su media», señaló al término del encuentro en sala de prensa, especialmente contento por haber dado al fin una alegría a los aficionados. «Girona, Huesca y Coruña son victorias y también valen, pero lo que palpa el aficionado es estar aquí, disfrutarlo, ganar y volver a casa diciendo que qué buen momento ha pasado».
Poco dado a destacar actuaciones personales, más proclive a quedarse con el trabajo colectivo, Roberto González tuvo apenas tres frases para subrayar el partido de su capitán, Sergio de la Fuente. «Sergio es Sergio, aparece y demuestra lo que ha dado siempre y va a seguir poniendo. Hoy lo tiene todo», afirmó, insistiendo en la templanza exhibida por los suyos pese a haber dejado escapar varias victorias en Pisuerga. «No veo al equipo nervioso. ¿Habéis visto al equipo nervioso por no haber ganado en casa? Lo he visto centrado. Es verdad que se nos escapó el primero (ante Granada), pero de eso ha pasado mucho. Esa presión no la notamos y sí las ganas de ganar. Hoy no nos podían superar en ganas», zanjó.
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