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daniel de la torre
Sábado, 27 de mayo 2017, 00:29
Partido trepidante el que se vivió ayer en un pabellón que vibró durante los cuarenta minutos de juego.
Nada más entrar, el calor y los gritos de una y otra afición presagiaban un duelo épico. Y así fue. Los colegiales se impusieron a un Oviedo que sufre mucho cuando su base estrella está sentado en el banquillo. La ausencia de Dani Pérez durante muchos minutos de juego, junto con el acierto palentino al final, hizo que se pudiera conseguir una victoria importantísima para las aspiraciones del Quesos Cerrato.
El partido arrancó ayer con los dos equipos con dudas, nerviosos. No es para menos visto lo igualada que llegaba la eliminatoria a Villamuriel. La primera bola fue para los ovetenses, que movían de la mano del ex morado Dani Pérez. Otegui era el más destacado de los palentinos. Pero ni uno ni otro equipo conseguían distanciarse. Las rentas eran mínimas, tres o cinco puntos como mucho.
Casi en el ecuador de este primer cuarto, a Dani Pérez le pitaron la segunda personal, lo que hizo que Carles Marco le sentara automáticamente en el banquillo. Sin él, el Oviedo se diluyó. Ni la altura de Dos Anjos o Sonseca impedía que el equipo asturiano se desangrara.
Tras unos minutos por detrás en el marcador, el Quesos Cerrato acabó el primer cuatro por delante (17-15), con un Urko Otegui que metió ocho puntos. En los últimos minutos se vio una gran mejoría del conjunto que dirige Sergio García, que se aprovechó de la ausencia de Dani Pérez en cancha.
El segundo cuarto fue muy bueno para los morados. Mamadou Samb tomó el relevo de Otegui en la faceta anotadora. Las ventajas empezaban a ser ya importantes, preocupantes para un Carles Marco que paró con un tiempo muerto la buena progresión de los locales. Mamadou Samb ponía la diferencia en +8 y Tomàs metía de dos para poner el +12 en el marcador (34-22 cuando restaban tres minutos del cuarto). Era la máxima hasta el momento, y fue la máxima de todo el partido. Cuando acabó el cuarto, el resultado era de 38-28.
Los palentinos se fueron al descanso calmados, se habían quitado ya los nervios del inicio y habían conseguido una ventaja cómoda, pero todavía habría que luchar, y mucho, para llevarse la victoria. Y es que la salida de vestuarios del Oviedo fue arrolladora. Poco más de dos minutos le faltaron al Oviedo para volver a empatar el partido (38-38 tras tiros libres de Dani Pérez).
Ni el tiempo muerto de Sergio García ni la intensidad en la defensa palentina corregían la situación, que era preocupante. La grada recriminaba la actuación de los palentinos. Y los aproximadamente cincuenta seguidores ovetenses ya se frotaban las manos pensando en la victoria. Samb y Otegui, dos de los mejores ayer, se esforzaban para no echar por la borda el buen trabajo de la primera mitad. Pero pasaba como en los primeros diez minutos, nadie conseguía grandes ventajas. El partido estaba siendo como el día de ayer, primero sol y luego tormenta. El Quesos Cerrato se está acostumbrando últimamente a jugar entre tormentas, a veces naufraga y a veces llega a puerto, ayer no se decidiría hasta el final.
Se entró en los diez minutos decisivos con un marcador de 54-53, no apto para cardiacos. Cada canasta ahora valía su peso en oro, y cada falta era examinada con lupa por ambos entrenadores, que podían perder a sus mejores jugadores por este motivo.
La cuarta personal de Mamadou Samb al poco de empezar el cuarto hacía saltar todas las alarmas en el Quesos Cerrato. Zamora también cometía su cuarta falta, más problemas para Sergio García. La tensión incrementaba por momentos, pero ahí, en esos escenarios, es donde un jugador morado se crece. No es otro que Dani Rodríguez, especialista en los finales apretados, especialista en levantar al público de sus asientos y especialista en encontrar a compañeros liberados. Él puso en el electrónico el 70-64, cuando quedaban cuatro minutos para el final del encuentro.
Marc Blanch, al que tampoco le tiembla el pulso en los instantes decisivos, desató la locura en el Adolfo Nicolás, con un triple que obligaba a Carles Marco a detener el partido. Pero los ovetenses ya no supieron reconducir el rumbo del partido. La tormenta había sido perfecta para el Quesos Cerrato, que se aseguraba la victoria con un triple de Roma Bas cuando solo quedaban cinco segundos de partido. Con este resultado, el conjunto local lo tiene muy bien para pasar a la final del play off.
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