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La plantilla del Quesos Cerrato celebra el pase a semifinales.

El Quesos Cerrato ya está en semifinales

Los de Sergio García se impusieron al Leyma Coruña en el quinto encuentro de la serie y se miden al Oviedo en la siguiente ronda de los 'play off'

Esther Bengoechea

Miércoles, 17 de mayo 2017, 00:20

La eliminatoria entre el Quesos Cerrato y el Leyma Coruña se resume simple y llanamente en doscientos minutos de espectáculo. Y de los cinco encuentros, este, el último y definitivo, fue pura magia. El equipo palentino, que solo estuvo por detrás en el marcador durante los primeros instantes del juego, sumó la tercera victoria de la serie aupado por una afición entregada de principio a fin. Así, los de Sergio García, sin demasiado tiempo para descansar y reponerse de una eliminatoria a cinco encuentros, se miden este mismo viernes al Oviedo en el Pumarín en el primer encuentro de semifinales del play off a ACB.

La tensión y los nervios eran un espectador más entre los asientos vacíos del Adolfo Nicolás, que no consiguió colgar el cartel de completo en los cuartos de final. Zyle fue el encargado de inaugurar el marcador con un triple en la primera jugada del partido. Los coruñeses se ponían por delante pero solo sería un espejismo momentáneo. Urko Otegui anotaba para los locales, Olmos -exjugador del Palencia Baloncesto, que terminó abucheado al ver la quinta falta- hacía canasta para los visitantes, Lamont respondía con otro tiro de dos puntos y ahí se terminaba la experiencia de los gallegos por delante en el luminoso. Por mucho que lo intentaron, y vaya si lo hicieron, siempre estuvieron por detrás.

Acto seguido, Dani Rodríguez hacía el 6-5 y encauzaba a los morados hacia el triunfo. Ya lo había advertido Sergio García días antes del partido, que la clave era saber combinar ataque y defensa. Los palentinos entorpecían los intentos gallegos de encestar. Los minutos transcurrían sin que uno u otro equipo lograse una cómoda distancia. Los triples de Blanch y Josep Pérez dieron alas a los morados que terminaron el primer cuarto con 18-13.

El tiro exterior comenzó a ser excesivamente habitual en los palentinos, que no lograban anotar con facilidad, gracia a la dura defensa del Leyma Coruña, que incomodaba a los palentinos en el ataque. A pesar de todo, los minutos iban corriendo con canastas, muy costosas, por ambos bandos. Al descanso se llegaba con un margen de diez puntos, que poco colchón sería para el tercer cuarto.

Y llegó el temido tercer cuarto, donde los palentinos supieron afrontar sus minutos malos, tener la cabeza fría, ver cómo el rival les reducía la distancia a un punto y aun así levantarse y poner tierra de por medio con auténtico espectáculo. Los diez puntos de ventaja fueron reduciéndose proporcionalmente al enfado y a los silbidos del público por algunas decisiones arbitrales. La dinámica negativa comenzó con los errores en ataque, los fallos bajo el aro y el luminoso, que cada vez era más preocupante. Víctor Hernández ponía el 50-49 con un triple, para seguidamente anotar Josep Pérez una canasta de dos y a continuación Marc Blanch un triple -logró seis canastas de tres y fue el máximo anotador del Palencia-. Volvía el equipo a tener el control y a defender con agresividad, llegando a los últimos diez minutos con once puntos de ventaja (65-54).

Si el tercer cuarto había sido de infarto, los últimos diez minutos que se iban a vivir a continuación en Villamuriel eran no aptos para cardiacos pero espectáculo puro. La tensión y los nervios iban en aumento según se reducían los minutos de juego. Mamadou, que estaba realizando un gran trabajo defensivo bajo el aro, se fue al banquillo tras hacer la tercera falta. Los de Tito Díaz se ponían a cinco puntos, a falta de poco más de cuatro minutos. Pero la tensión iba en aumento cuando a solo 38 segundos del final, tan solo tres puntos separaban a los palentinos de los coruñeses.

A falta de 23 segundos, Urko se ponía en la línea de tiros libres (79-75) y anotaba los dos para, segundos más tarde, volver a disponer de otros dos tiros libres que tampoco erraba el capitán.

83-75, a seis segundos del final. Las canciones y las bufandas inundaban las gradas del Adolfo Nicolás, mientras Monaghan se colgaba del aro para reducir distancias (83-77). El Quesos Cerrato tenía un merecido puesto en semifinales.

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