El Planasa Navarra se deshace del Quesos Cerrato en el Marta Domínguez

Lo que mal empieza mal acaba reza el dicho popular. Y si no, que se lo pregunten al Quesos Cerrato, que realizó un primer cuarto malo, como lo están siendo últimamente todos sus inicios de partido, y terminó desquiciado y sin encontrar la canasta ni un pase decente para sus compañeros en los últimos envites del encuentro. La derrota, abultada y de las que escuecen, cierra prácticamente la puerta a los de Nacho Lezcano a lograr el primer puesto de la tabla al final de temporada, esa plaza que da el acceso directo a la Liga ACB.

El Planasa Navarra, segundo en la general, llegaba al Marta Domínguez con una dosis de confianza extra. ¿Por qué? Porque ya habían ganado al conjunto palentino en la primera vuelta y porque nadie ni siquiera ellos mismos esperaban estar donde están (la pasada temporada terminaron en puestos de descenso), codeándose con la parte alta de la clasificación y con el play off prácticamente asegurado.

Con la expedición de Sergio Lamúa venía un viejo conocido del equipo morado, Albert Moncasi, que anotó quince puntos a su exequipo y fue un auténtico tormento bajo el aro. Así, el Planasa Navarra sumaba su decimocuarta victoria de la temporada (65-79) ante un Palencia Baloncesto desconocido. Iván García inauguraba el marcador con un triple, al que le sucedía otro de McDowell, un espejismo de lo que serían los tiros desde la línea de 6,75 para los palentinos, que se atragantaron con el lanzamiento exterior y solo anotaron tres en todo el partido, frente a los trece del rival. El ataque navarro hacía daño y mucho a los del club colegial, que no conseguían parar las continuas embestidas visitantes. Concluía el primer cuarto, con un preocupante 17-25 en el luminoso y sin que los palentinos hubieran estado un segundo por delante en su cancha.

Cortaberría y Justo, lesionados y con la chaqueta del chandal puesta, animaban a los suyos desde el banquillo. El Quesos Cerrato, que se ha sobrepuesto a muchas adversidades esta campaña, no entrenó con normalidad durante la semana y durante el partido no fue ni la sombra de lo que puede llegar a ser. En el segundo cuarto despertaron los de Lezcano y, con un parcial de 23-16, limitaron la ventaja de los navarros a un punto al final del segundo cuarto (40-41). La defensa en zona hizo mucho daño en estos diez minutos, que no en el resto del partido, a los de Lamúa, que erraron muchos tiros desde fuera y no supieron entrar a anotar bajo el aro. Con el mejor arma de los morados viento en popa, su defensa, todo lo demás llegó rodado. Así se sucedían las canastas locales, los aplausos de ánimo y los gestos de rabia y lucha.

Pero todo cambió tras el paso por los vestuarios y los navarros recuperaron la confianza y el acierto, mientras que los palentinos sufrían sangre, sudor y lágrimas para anotar una canasta de dos puntos. Así, comenzaron a desquiciarse y a fallar pases fáciles, perdiendo balones impensables que hacían que los aficionados se llevasen las manos a la cabeza. Más fuera del partido que dentro, lograron mantenerse en el marcador y llegar al último cuarto solo con seis puntos de desventaja (54-60). Y aquí, en los diez minutos finales, llegó la hecatombe del encuentro. Los navarros seguían creciéndose en el parqué palentino, mientras que los locales, más hundidos a cada pase, no encontraban la forma de atravesar la buena defensa visitante y se desquiciaban. La ventaja fue aumentando, con una facilidad pasmosa para los de Lamúa, que atacaban con comodidad y sin tapujos, mientras los morados perdían balones fáciles y se lo jugaban todo a la línea de triples. Con 65-79 en el luminoso, se llegaba al final del encuentro. Los palentinos tienen que hacer, lo antes posible, borrón y cuenta nueva, recuperar la confianza en su juego y en su defensa para afrontar de la mejor forma posible las últimas jornadas.