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Victoria M. Niño
Viernes, 3 de abril 2015, 17:09
Las miles de veces que un violinista mueve el arco, el giro de tronco al que obliga el fagot, los seis kilos y medio de peso de la tuba o el sobresfuerzo del hombro del arpista cuando el instrumento está en el aire, acaban pasando factura a sus intérpretes. Entre el 70% y el 80% de los músicos de las orquestas sinfónicas sufren alguna lesión. Hace tiempo que Tomás Martínez, percusionista y fisioterapeuta, se especializó en tratar estos problemas. Logró convertir la prevención en una asignatura en el Conservatorio Superior de Salamanca en 2008 y ahora sistematiza sus saberes en un manual para mostrar a alumnos y colegas Cómo tocar sin dolor. Tu cuerpo tu primer instrumento (Editorial Piles).
«El fisioterapeuta y el masajista son parte de la plantilla de cualquier equipo de fútbol. Algo tan natural en el deporte no lo es tanto en la música pese a que el trabajo de los intérpretes tiene en común con los deportistas los movimientos repetitivos y el uso del cuerpo como principal instrumento en su trabajo. El Ballet Nacional tiene siete especialistas para atender a 45 bailarines», explica Tomás.
Quien comenzó estudiándose a sí mismo tras el año de calvario que le retiró de la percusión, pasó a atender a sus compañeros y a tener consulta. Ha ido ampliando sus conocimientos técnicos, pesos y medidas de todos los instrumentos porque están directamente relacionados con las lesiones. «En general, los problemas se concentran en el antebrazo, espalda y manos, todos las usamos para tocar». Yla causa común «el sobreuso».
1.500 fotografías
Su manual recorre cada sección y las especificidades de cada instrumento. Dos años y medio ha empleado en trabajar con sus modelos y hacer unas 1.500 fotos. En cada caso muestra las posturas correctas y los vicios a evitar.
Comienza con el teclado. «Piano y órgano comparten lesiones, pero en el caso del órgano además, cada instrumento es distinto y tiene el problema añadido de la temperatura.Muchos están en iglesias donde se toca a 12º. Lo primero hay que cuidar la postura, regular bien el banco». La familia de la cuerda, violines y violas, se llevan el mayor número de lesiones por «las miles de repeticiones de idénticos movimientos a gran velocidad. El contrabajo requiere una posición compleja, poco ergonómica. El sonido nace en el hombro y se transmite a los dedos, por eso el antebrazo y la mano son los que más sufren en estos instrumentos».
Iván, uno de sus pacientes, es el modelo para explicar el arpa. «Hace mucho que no le veo, eso es buena señal. Tuvo que dejar de tocar durante un año para curarse. Ahora ya está en el grado superior». El arpa «exige una rotación de cuerpo, pinzamiento de las cuerdas, y en algunos momentos, cuando tienen los pies en los pedales, tienen las cuatro extremidades en el aire». A los guitarristas clásicos les invita a prescindir del banco «porque destroza la espalda. Es un instrumento asimétrico y hay otras formas de lograr estabilidad».
Mientras en la percusión el hándicap está «en la gran variedad de instrumentos que manejamos», en los vientos fluctúa entre el peso, los dedos sobre los que descansa y los tipos de arnés para ayudar a sostenerlos. «En su mayoría estudian de pie, pero luego lo tocan sentados. El clarinete y el oboe descansan sobre el pulgar derecho y han desarrollado una lesión propia, el pulgar del oboísta. Los saxofonistas manejan cuatro instrumentos que van de los 2,5kg. a los seis kilos, es mejor el arnés de espalda que el de cuello».
Tomás muestra cómo planificar los ensayos, calentar y cuidar la postura. Todo, dirigido a evitar la lesión. «Si no se diagnostica pronto, al cabo de 45 días se cronifica y es irreversible». Imparte cursos y seminarios en la Orquesta Nacional, en la de Asturias, en la de Castilla y León, entre otras. «Va calando pero hay mucho por hacer. En general se intenta minimizar el problema. Desaparece un músico medio año y no se pone remedio. El afectado tiene que recuperarse a su costa, con recursos privados». Y el primer paso va hacia la consideración de las lesiones como «enfermedad laboral» y no enmascararla con una enfermedad común. «En el primer caso, pagan la baja las mutuas, en el segundo, la seguridad social».
Ha habido un caso en Bilbao ganado por parte del músico, el juez determinó que la lesión devenía de su ejercicio profesional, pero hay otros a la espera de sentencia.
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Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Doménico Chiappe | Madrid
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