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El ilustrador Bernardo P. Carvalho.
«Planeta Tangerina sobrevive gracias a la expansión por países vecinos»

«Planeta Tangerina sobrevive gracias a la expansión por países vecinos»

Bernadro Carvlaho es uno de los ilustradores del sello luso que aúna a dibujantes y escritores que editan sus propios libros

Victoria M. Niño

Viernes, 22 de julio 2016, 13:11

Viene en calidad de ilustrador y de cofundador de Planeta Tangerina, una editorial portuguesa en la que publican sus trabajos un grupo de escritores y dibujantes. Su creciente catálogo ha merecido varios premios internacionales. El último en la Feria de Bolonia reconoció en la categoría de mejor ópera prima Lá fora, con texto de Maria Ana Peixe e Inés Teixeira e ilustraciones del artistas luso, que participa hoy en el II Vilustrado.

Carvalho (Lisboa, 1973) es un dibujante muy ecléctico que reconoce como su principal influencia la colección de cómics de su padre. «De pequeño siempre pensé que dibujar era hacer cómics, fue luego en la facultad cuando conocí el álbum». Ahora la mitad de su vida laboral gira en torno a los libros ilustrados, el resto, en torno a la publicidad, el diseño gráfico y el teatro.

Su variedad de registros le hace parecer un dibujante sin estilo, pero se justifica «siempre mudo de técnica. No es que lo haga todo bien, es que me gusta probar, experimentar y eso lo puedo hacer en Planeta Tangerina. Para cada nuevo proyecto elijo un estilo diferente. En cambio si trabajara con otras editoriales me pedirían algo similar a lo anterior. Me gusta probar aunque somos conscientes de que no hacemos libros para nosotros, los autores, sino que debemos que tener presente al público, a quien tiene que gustar».

Cuestión de gusto

Una de las obsesiones de Carvalho es la composición del libro, la maquetación, la relación entre las páginas. «Muchos de mis dibujos, tomados por separado no dicen gran cosa. Adquieren valor y sentido cuando están en relación con las otras páginas. De eso hablaré en la charla. Hay dibujos que tienen sentido entre otros dibujos, no pueden leerse colgados en una pared».

Otra de las líneas de experimentación de Carvalho son los álbumes sin palabras. «No son mis favoritos, me gusta la relación con el texto, complementarlo. Hacerlo sin palabras es un desafío que obliga a hacer saltos temporales muy grandes».

De ese afán por decir cosas diferentes en maneras distintas, nació Planeta Tangerina, un caso curioso de artistas que son además productores de su obra. «Cuando empezamos nos sorprendió la buena acogida del público, no contábamos con el éxito temprano. Luego esa manera de trabajar nos ha gustado a todos y ahora me es muy difícil aceptar un encargo de fuera porque en Planeta estamos implicados en la producción al completo de libro. Es más fácil así que no trabajar con alguien que no comparte las ideas». A la vez, la buena respuesta del público portugués hubiera sido insuficiente para sostener el largo catálogo.

«Nuestro lenguaje es comprendido y accesible a los países vecinos como España, Italia, Francia y no tanto en los del norte de Europa. Gracias a las ediciones extranjeras nuestra editorial puede seguir adelante». Aunque a veces topan con condicionantes, «como el intento de cambiar la portada del libro o algunos colores. En eso somos muy severos, no solemos permitirlo». Considera que hay un lenguaje pujante y fresco en el sur europeo que se está abriendo cada vez a más sitios. «Aunque en esto, todo es cuestión de gusto», sentencia.

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