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El Cristo de Santa Teresa, en el monasterio de Santo Tomás, en Ávila.
Atribuyen a Gil de Siloé el Cristo de Santa Teresa del monasterio de Santo Tomás

Atribuyen a Gil de Siloé el Cristo de Santa Teresa del monasterio de Santo Tomás

La empresa restauradora considera que la pieza, hasta ahora de autoría anónima, fue encargada por Isabel la Católica al escultor castellano

Pablo Garcinuño

Viernes, 10 de abril 2015, 09:16

La imagen es un Cristo crucificado que ha estado durante siglos en el monasterio de Santo Tomás, en la capilla que lleva el nombre de Santa Teresa de Jesús. Es una talla anónima con mucha devoción en Ávila la mística vivió una de sus visiones más reveladoras ante él, pero se pensaba que era de poca calidad artística. La sorpresa ha saltado al encontrarse coincidencias artísticas y técnicas con otra imagen de gran relevancia escultórica: el Cristo de la Cartuja de Miraflores (Burgos), obra del insigne maestro del siglo XV Gil de Siloé.

Coincidiendo con el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, la orden de los dominicos decidió homenajear a la patrona abulense restaurando la capilla y la talla que tanto la consoló durante su estancia en la ciudad. Desde un primer momento, a Virtudes Jiménez Torrubia, directora gerente de Édolo Conservación-Restauración, la empresa que se encuentra realizando estos trabajos, le pareció que el Cristo escondía mucho más de lo que podía apreciarse a simple vista. Con el tiempo, descubrió que se trata de una pieza «única» que se puede catalogar dentro de «lo mejor que había en aquella época».

Jiménez Torrubia no tiene ninguna duda de que se trata de una obra de Gil de Siloé y lo demuestra a lo largo de un estudio de cien páginas en el que va analizando las similitudes con el Cristo de la Cartuja de Miraflores: las coronas de pincho son muy parecidas, ocurre lo mismo con el perizoma o paño de pureza, e incluso se ha utilizado la misma madera de juglans un tipo de nogal, por poner solo algunos ejemplos.

Además, «es muy característica la forma de trabajar la anatomía de Gil de Siloé», con una serie de aristas por todo el cuerpo que pretenden expresar tensión. La posición de las manos, la forma de hacer las heridas de los latigazos, los ojos suplicantes y otros pequeños detalles como las arrugas del entrecejo son otros argumentos en los que se sustenta un hallazgo de gran valor artístico, histórico y religioso.

Un cuadro reaparecido

  • En la capilla de Santa Teresa de Jesús del monasterio de Santo Tomás había antiguamente un cuadro que representaba una experiencia mística de la abulense. El lienzo desapareció y se colocó de menor calidad, realizado por un dominico. Sin embargo, el cuadro original apareció el pasado verano en Caleruega (Burgos), en muy mal estado, estaba oscurecido, sin policromía. La empresa Édolo Conservación-Restauración también se está encargando de recuperar una obra que se colocó en la capilla en 1674. Con la desamortización, unos dominicos se lo llevaron a Asturias y allí se le perdió la pista. La restauradora Virtudes Jiménez está convencida de que se trata de una pieza de un «gran maestro» y anuncia que en unos meses se conocerán más detalles.

La responsable de la restauración cree que Isabel La Católica encargó dos cristos al escultor castellano: uno para Burgos y otro para el monasterio de Santo Tomás, donde está enterrado el Infante Don Juan, el único hijo varón de los Reyes Católicos. «Estas son las dos últimas obras que hizo Gil de Siloé y la de Ávila es un poco posterior, así que hay una mínima evolución asegura Virtudes Jiménez. Son idénticos, pero, en mi opinión, el de Santo Tomás tiene un poco más de calidad y es más grande».

Se cree que el Cristo fue tallado en 1496 y, desde entonces, ha estado en el monasterio de Santo Tomás, excepto un corto periodo de tiempo en el que se lo llevaron a la basílica de San Vicente, también en Ávila. La capilla lateral donde se ubica era un lugar muy visitado por la santa tras sus caminatas desde el convento de la Encarnación. Aquí buscaba el recogimiento para rezar y confesarse con los padres dominicos.

La empresa Édolo no solo ha restaurado la talla de Gil de Siloé, sino que también ha trabajado sobre toda la capilla. La piedra, muy oscurecida, ahora se ve mucho más clara y, al retirar el retablo sobre el que estaba el Cristo crucificado, se ha encontrado un fondo azul pintado con estrellas, al que posteriormente se añadió un adamascado. También se han descubierto distintos detalles decorativos debajo del revoco, unos trabajos que se hicieron en 1623, un año después de la canonización de Santa Teresa.

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