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Ana Santiago
Miércoles, 3 de febrero 2016, 18:59
«Invertir más recursos en la prevención y el tratamiento del tabaquismo como una prioridad de política sanitaria contribuiría a la reducción en el medio plazo del sobrecoste que supone el consumo de tabaco». Es la principal conclusión, no una batalla abierta contra los fumadores, del estudio Costes derivados del uso de servicios sanitarios y bajas laborales en pacientes fumadores: estudio en una comunidad urbana elaborado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Un mensaje para recordar de nuevo con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, dado el enorme peso que tiene esta adicción en esta enfermedad.
Los resultados son claros: Los pacientes fumadores cuestan al sistema, en términos generales, casi el doble que el resto, el 44% más. Los costes anuales por el uso de los diferentes servicios sanitarios es de 474,71 euros para los que no encienden un cigarrillo y de 848,64 para quienes fuman de forma habitual. Además, señala este trabajo, el promedio de costes indirectos en personas no fumadoras, es decir por sus bajas laborales, es de 1.434,30 euros y de 2.253,90, en las que no tienen esta adicción. Por todo ello, insiste esta sociedad científica, «la financiación pública del tratamiento es una medida destacable para contribuir a medio plazo en la reducción de costes sanitarios y sociales relacionados con este consumo».
Produce enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias y diferentes cánceres. Las personas que fuman tienen peor salud que el resto y presentan una mayor susceptibilidad a las infecciones de vías respiratorias altas y a contraer la gripe. La morbilidad ocasionada por el tabaquismo genera un incremento del coste sanitario. Supone un claro mayor uso de recursos asistenciales.
Y, en consecuencia, los pacientes con adicción al pitillo presentan mayores tasas de absentismo en el trabajo. Las bajas laborales anuales son más frecuentes y más prolongadas.
Edad, sexo, consumo de alcohol, actividad física, obesidad, presencia de enfermedades, frecuentación a las consultas de Atención Primaria e interconsultas, asistencia a urgencias hospitalarias, días de ingreso, consumo de fármacos y tiempo de baja laboral son las variables fundamentales analizadas en este estudio. «En pacientes exfumadores, tras el primer año después de dejar de fumar, se ha comprobado un aumento de la productividad laboral de un 4,5%, respecto a los trabajadores que continúan fumando. Dicha productividad crece con el tiempo hacia valores observados en empleados no fumadores», explica la doctora Isabel Nerín, neumóloga y miembro del Área de Tabaquismo de SEPAR. En el ámbito laboral, añade esta especialista «se deberían promover políticas y programas orientados a los trabajadores para fomentar el cese del hábito tabáquico, ya que supondría un ahorro económico y una importante mejora de la productividad laboral».
El tabaco no solamente afecta al que tiene este hábito depende también de su edad, tiempo que lleva fumando y de sus condiciones físicas sino que perjudica también al pasivo, a las personas que conviven de forma habitual con un ambiente de humo y lo inhalan pasivamente. Esta investigación detalla que estos casos son difíciles de valorar en términos económicos; pero indica que pueden incrementar los costes del tabaquismo hasta en un 15%, dependiendo de la protección legislativa y de su cumplimiento. Es evidente que la ley española, que entró en vigor en 2006 y sobre todo cuando se endureció en 2011 y se prohibió en la hostelería, lugares de ocio y juego y en el trabajo, provocó una reducción de fumadores pasivos considerable.
Pese a ello, destaca dicha sociedad científica, en España en los últimos años, una de cada siete muertes ocurridas al año en individuos mayores de 35 años es atribuible al consumo de tabaco.
«El sobrecoste generado por los pacientes fumadores está directamente relacionado con la mayor utilización de los servicios sanitarios evaluados, el mayor consumo de fármacos de uso crónico y con el incremento de los días de baja laboral por incapacidad temporal. El hecho de ser fumador incrementa más del doble la probabilidad de ser una persona de elevado coste sanitario. Los resultados obtenidos indican que, en pacientes no fumadores, la media de días de baja laboral por incapacidad temporal se sitúa en siete jornadas mientras que, en pacientes fumadores, es de once», destaca este trabajo.
Analiza además el estudio, realizado en Aragón pero extrapolable a cualquier población urbana, que además los exfumadores pueden también gastar más recursos sanitarios durante los primeros cuatro años sin el hábito que quienes no fuman. Estudios publicados, indica este trabajo que incluye una revisión científica, demuestran que los pacientes exfumadores de menos de tres años suponen un 46% más de gasto de hospitalización. Los de 3 a 15 años un 22% y a partir de los mismos, el coste ya es similar a los que nunca han fumado.
La investigación analizó 500 pacientes, el 50% fueron fumadores; el 74% (372) hombres y el 26% (128) mujeres.
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