

Secciones
Servicios
Destacamos
Ana Santiago
Viernes, 23 de octubre 2015, 21:43
Inocencio quiere hablar, acercar su historia porque no deja de sorprenderle a él mismo cómo fue capaz de salir de su oscuridad y silencio. Inocencio trabajaba en Renault y pese a su sordera «me valía bien, sin problemas». Así durante años, hasta que une enfermedad progresiva le fue robando poco a poco la vista.
«Estuve mucho, mucho tiempo disgustado, triste, angustiado, aislado. No quería salir de casa, no hacía nada de nada. Acudí a la ONCE; pero sus técnicas no me servían para comunicarme, no podía aprender braille porque ni veía ni oía. Y llegó a Asocyl. Le cambió la vida. «Me integré, me adapté, aquí vengo, participo, voy a los viajes, estoy en los talleres. Ahora pinto, con relieve para que los demás puedan palparlo. Todo adaptado para nosotros. Estoy muy contento, he avanzado mucho y sé comunicarme. Esta es mi vida, la quiero así. Me he olvidado de mi problema, que ya es gordo. Antes era lo único que me llenaba la cabeza, durante todo el día no pensaba en nada más».
Ahora disfruta de sus cinco hijos, de sus ocho nietos. «Todos hablan y oyen y están felices de verme bien por fin».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.