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Explotación ganadera en la provincia de Palencia.
Los ganaderos de leche, con el agua al cuello

Los ganaderos de leche, con el agua al cuello

Los productores castellanos y leoneses se rebelan ante la tercera gran crisis en el solo seis meses

silvia g. rojo

Domingo, 23 de agosto 2015, 16:44

No hay que mirar muy atrás para recordar las crisis que vivió el sector lácteo en los años 2009 y 2012. En este 2015, la historia se repite y los ganaderos de Castilla y León se han cansado de aguantar el tipo tras más de un año de caídas del precio de litro de leche hasta llegar a los 0,306 euros del pasado junio, tal y como reflejan las declaraciones obligatorias que se presentan ante el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA).

El Ministerio anuncia ayudas de 300 euros por vaca

  • La ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, anunció ayer que el Ministerio concederá una ayuda directa de unos 300 euros por vaca para aquellas explotaciones que estén vendiendo la leche por debajo de la rentabilidad. Esta ayuda podría beneficiar a entre 2.500 y 3.000 explotaciones.

  • García Tejerina manifestó también que su departamento trabaja sobre la posibilidad de conceder una moratoria de un año para los créditos concedidos por el Ministerio a los ganaderos.

Según la estadística que maneja la interpofesional láctea, INLAC el precio mínimo de rentabilidad para el ganadero es de 0,30 euros, mientras que el informe sobre la evolución de la rentabilidad económica de las explotaciones típicas de vacuno de leche de la Red Nacional de Granjas Típicas (Rengrati) lo cifra en 0,37 euros por litro en Castilla y León; en 0,39 en Galicia y 0,37 en Andalucía. Con los precios actuales, en el mejor de los casos, un ganadero de la comunidad se queda con lo comido por lo servido y en muchos otros casos pierde dinero.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Dónde queda la ganancia? ¿Cómo es posible que un litro de leche cueste menos que un litro de agua? Las facetas del problema son muchas y de alcance mundial. De entrada, la producción de leche ha subido y, en palabras del director de Agaprol (Asociación de Ganaderos de Leche), Francisco Fernández, «mayo ha supuesto una cifra récord de producción de leche en este país», un hecho que ha coincidido con la eliminación de las cuotas lácteas. Hace seis años la cuota se situaba en seis millones de kilogramos y hasta 2014 había subido en unos 500.000 kilos.

Otro factor más es el veto ruso, que ya ha cumplido un año y no hay visos de que se levante. España no exportaba leche a Rusia, pero sí lo hacían países como Francia y Alemania, lo que provoca que haya más leche en el mercado y a más oferta, precios más bajos. También han disminuido las exportaciones a China, lo que suma más cantidad de leche que se acumula en Europa. Como hay más leche, vale menos.

La desaparición de las cuotas lácteas se vendió como una oportunidad para el sector, pero resulta, en realidad, que el ganadero puede producir lo que la industria esté dispuesta a comprar. La opinión de la «segunda pata», canalizada a través de Fenil, la Federación Nacional de Industrias Lácteas, se conocerá después de las vacaciones. Pero la industria tiene su propia cruzada. El pasado mes de marzo, la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia, impuso multas por más de 88 millones de euros a nueve empresas y dos asociaciones que operan en el mercado de aprovisionamiento de leche cruda.

Acuerdos ilegales

El origen de este expediente se localiza en Castilla y León, tras un estudio sobre el sector lácteo remitido por el Servicio para la Defensa de la Competencia de esta comunidad, en el que se detectaban conductas restrictivas en el mercado de aprovisionamiento de leche cruda. A ello se sumó una denuncia formulada por UPA, contra las empresas transformadoras de leche.

Las prácticas anticompetitivas llevadas a cabo por los infractores tenían que ver con el intercambio de información, tanto a nivel regional como nacional, sobre precios de compra de leche de vaca cruda, volúmenes de compra de ganaderos y excedentes de leche. En momentos puntuales, incluso, se habrían efectuado acuerdos para coordinar los precios de compra de leche y para la cesión de ganaderos entre industriales. Es decir, un reparto de zonas y un ajuste de precios que provocó que los ganaderos estuvieran atados tras la distorsión del normal funcionamiento del mercado.

El sector lácteo es uno de los que está sujeto a mayor regulación. El paquete lácteo obliga a los ganaderos y a la industria a firmar contratos por un año. Como toda regla, tiene sus excepciones: la primera, la solicitud de los ganaderos para no firmar a una año, ya que, según las organizaciones agrarias, no es el mismo precio si se firma a un año que a seis meses o a tres; hasta ahora, cuanto menos periodo se firmaba, más se pagaba. Fenil recurrió en mayo ese paquete lácteo ante el Tribunal Supremo y la obligatoriedad de esos contratos a un año.

El destino final de toda esa leche cruda, que luego transforma o envasa la industria, son los supermercados a los que llega de la mano de la distribución. El pasado martes, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, presentaba un borrador a las organizaciones profesionales agrarias y cooperativas, a la industria y a la distribución, en el que se plantean requisitos para conseguir el equilibrio en la cadena de valor y que no haya una situación de ventaja de unos sobre otros. El director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), Ignacio García Magazo, declara que «estamos dispuestos a trabajar esos contratos con la industria y adaptarlos a cada empresa». Pero no son ellos los que fijan los contratos con los ganaderos y argumenta que «no hay ninguna razón para pensar que la distribución está contribuyendo a generar tensión y así lo han reconocido las propias organizaciones profesionales agrarias».

García Magazo reclama «que se apliquen las normas» y cuando se le pregunta por los márgenes de la distribución y los precios en los lineales, oncluye que «los márgenes de la distribución son los más bajos de la cadena, nuestro sistema se basa en la rotación y en un margen muy pequeño pero aplicado a muchos kilogramos». Aunque indica que la crisis del sector obedece a múltiples facetas, reconoce que «se necesita estabilidad a precios adecuados para el ganadero».

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