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AGAPITO OJOSNEGROS
Sábado, 3 de mayo 2014, 20:55
Curiel de Duero, la puerta de acceso al valle del Cuco en la comarca de Peñafiel, festejó durante el sábado una de sus festividades más entrañables: la Cruz de Mayo, y lo hizo en un escenario cargado de historia, arte y tradición. A la sombra de su castillo -renacido de sus escombros para convertirse en posada real recientemente-, los vecinos de la localidad acudieron primero a misa en la iglesia parroquial, un coqueto templo del siglo XV (gótico-mudéjar con algún resquicio románico) presidido por un retablo de bella factura renacentista. Bajo su espectacular artesonado mudéjar los feligreses asistieron a la eucaristía que ofició al mediodía el párroco de la comarca, Rafael González. El sacerdote explicó, en relación a la fiesta que celebraban, que «lo que hace unos días en Semana Santa- era un instrumento de tortura, hoy lo es de salvación».
La cruz procesional que posteriormente salió por las calles de la población en procesión, es una auténtica joya renacentista del siglo XVI, una filigrana de orfebrería realizada en plata. Decorada para la ocasión con rosquillas, naranjas, limones y flores, fue portada en andas por cuatro hombres, mientras que algunas feligreses, animadas por la música del grupo de dulzaineros Villaolid, danzaron delante del icono cristiano por excelencia. Tras una parada en la ermita del Santo Cristo, la cual posee como techumbre un armazón de madera también destacable, la comitiva enfiló hacia la plaza donde se sitúa el castillo palacio de los Estúñiga (siglo XV), donde se danzó alrededor de la cruz, algo que se repitió en las puertas de la parroquia al finalizar la procesión.
A continuación se llevó a cabo un ritual único en Curiel de Duero y único de la Cruz de Mayo: el baile de las Mudanzas. En la plaza Escalastras, de uno en uno, voluntarios danzantes bailaron ante la imagen de un antiguo crucifijo y después pudieron degustar las rosquillas que engalanaron la cruz procesional. Adultos y niños rubricaron esta tradición que incluye tres genuflexiones al inicio y al final de la danza, al igual que el lanzamiento de la típica boina castellana una vez iniciada la jota.
Actividades para niños, partido de fútbol entre solteros y casados y padres e hijos, un concierto de la Coral de la Asociación de Musical de Peñafiel, parrillada y fiesta en la plaza de Escalastras, completaron el programa festivo de Curiel de Duero durante la jornada sabatina.
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