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Viandantes por la calle Santiago. / G. VILLAMIL
Valladolid retorna a las cifras de población del inicio la crisis, pero pierde 28.750 jóvenes por el camino
DEMOGRAFÍA

Valladolid retorna a las cifras de población del inicio la crisis, pero pierde 28.750 jóvenes por el camino

El envejecimiento, la fuga de extranjeros y la salida a otras provincias explican los flujos demográficos de los últimos seis años

V. V.

Miércoles, 23 de abril 2014, 15:09

La pérdida demográfica registrada en la provincia durante el año 2013 acrecentada, sobre todo, por el retorno de extranjeros a sus países de origen ha devuelto a Valladolid a las mismas cifras de población que tenía en 2008, con el inicio de la crisis económica. 529.019 vecinos había entonces y prácticamente el mismo número (529.011) aparecía registrado en los padrones provinciales el 1 de enero de 2014, en un dato hecho público este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), como un avance de lo que luego a efectos de subvenciones y ayudas para los municipios el Consejo de Ministros dará por bueno a finales de año.

Valladolid ha superado estos seis años de crisis con una hazaña demográfica para los tiempos que corren y es no haber perdido población, algo que ha ocurrido en las provincias del entorno y en el conjunto de la comunidad (-64.635 residentes). Eso sí, cuando echamos mano del microscopio y empezamos a desbrozar datos nos encontramos con varias peculiaridades. La más evidente, que la población ha envejecido. La edad media de los vallisoletanos es de 44,3 años (la media nacional, de 42,2; la de Castilla y León, 46,2).

De contar con unos datos estables (alta natalidad, tasa de reemplazo, crecimiento vegetativo positivo) y sin la fuga a otros países o provincias, lo habitual es que las cifras no hubieran variado mucho. O al menos, que lo hubieran hecho de forma natural, siguiendo el envejecimiento lógico. Sin embargo, Valladolid se hace mayor a una velocidad mayor que otras provincias.

¿Por qué? Veamos algunas claves. La primera es la esperanza de vida, que se ha incrementado en casi cinco años desde 1991. Los últimos datos dicen que los vallisoletanos vivimos, de media 83,1 años (a principios de los 90 eran 78,4). Esto ha hecho que se haya incrementado mucho la horquilla de residentes con más de 85 años. Por ejemplo, en 2008 eran 12.465. Este 2014 se ha iniciado con 16.960.

Y mientras que la pirámide de población engorda en la parte más elevada, se estrecha y mucho en el segmento dedicado a los jóvenes. La comparación permite ver cómo en estos seis años el padrón de la provincia ha adelgazado con 28.750 jóvenes menos. La población de vecinos entre 20 y 34 años era de 116.764 en 2008 y ahora se queda en 88.014. Lo lógico sería pensar que, como han pasado seis años, toda esa población (esos 28.750) habrían saltado a escalones sucesivos de la pirámide. Pero si nos fijamos en el segmento de 40 a 49 años vemos que solo crece en 2.800 personas. ¿Qué ha pasado con el resto, casi 26.000? Pues que no están en los padrones de Valladolid. Se han ido. Han emigrado.

El INE ofreció ayer más datos. Por ejemplo, hay 36.587 personas que nacieron en Valladolid y que ahora viven en Madrid. Son casi tantos como la suma de Parquesol, Belén y Pilarica. Tantos como si toda la población de Íscar, Rioseco, Olmedo, Pedrajas, Peñafiel, Tordesillas y Simancas se hubiera mudado a Madrid. Claro, que esta es una cifra histórica, sin atender a los últimos años y sin discriminar por edades. Así, aunque la cifra es muy elevada, los datos no son excesivamente crueles con Valladolid puesto que, tradicionalmente, ha sido más una provincia de atracción, un foco para la llegada de vecinos procedentes de otros puntos del país. Así, hay 135.201 vallisoletanos que viven fuera de la provincia. Pero aquí hay 163.339 personas que nacieron fuera y que ahora viven en Valladolid. Son muchos zamoranos, muchos palentinos, muchos leoneses que llegaron, especialmente, en los años 60, con la industrialización de la ciudad.

Desde finales del siglo pasado se registró una nueva migración, en este caso protagonizada por extranjeros, por personas que venían a Valladolid procedentes de otros países. El mayor incremento se produjo entre 2005 y 2007 y el pico se alcanzó en el año 2011, cuando la provincia llegó a tener 33.257 residentes foráneos, procedentes de otros países. La reagrupación familiar, el efecto llamada y unas tasas de natalidad algo más elevadas que la de los nacionales contribuyó a que estas cifras se incrementaran incluso más allá de la crisis. Pero en 2013 se ha producido la gran caída, con 3.980 extranjeros menos en los padrones de la provincia (hasta los 27.809, menos incluso que en ese 2008). Buena parte de ellos sobre todo de la comunidad iberoamericana ha regresado a sus países de origen, al no hallar perspectivas de empleo aquí. Pero hay también un grupo de personas que han obtenido la nacionalidad española (en 2012, último dato disponible, fueron 655 que, a efectos estadísticos, dejan de ser considerados extranjeros).

La revisión del padrón ofrecida ayer por el INE no incorpora los datos de los vallisoletanos que, por culpa de la crisis, han tenido que salir al extranjero para labrarse un futuro. Sin embargo, las cifras del año pasado (de los informes de flujos de migración) permiten recordar que, en 2012, cinco personas dejaron Valladolid cada día para vivir y trabajar en el extranjero. La mayoría eran foráneos que retornaban a sus países de origen, pero también había jóvenes vallisoletanos que buscaban un futuro más allá de las fronteras.

Aún así, dejemos el último párrafo para las buenas noticias. Durante los primeros años del siglo XXI, empujados sobre todo por la población inmigrante y los hijos del 'baby boom' de finales de los 70, Valladolid vivió una ligera recuperación en las tasas de natalidad. Nacieron más niños. Y eso se deja sentir en el padrón: aumenta la población infantil, con 3.378 niños menores de 9 años más que en 2008.

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