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Cacheda ataca la posición defensiva de Virán Morros. / R. Otazo
El Cuatro Rayas ofrece espectáculo pese a la derrota
Liga asobal

El Cuatro Rayas ofrece espectáculo pese a la derrota

El BM Valladolid plantó cara al Barcelona y el público disfrutó con el equipo y sus canteranos

MIGUEL ÁNGEL PINDADO

Miércoles, 16 de abril 2014, 13:10

Los cerca de 2.500 espectadores que acudieron al Huerta del Rey acabaron coreando el «¡Ale, Pucela, ale!» y eso que el marcador no reflejaba ninguna duda sobre la derrota del Cuatro Rayas. El esfuerzo de los hombres de Nacho González, las ganas de agradar y de luchar ante el muro azulgrana, la presencia de jóvenes valores de la cantera como Lacasa, Nico, Megías y especialmente los juveniles David Fernández o Cabada, el buen juego ofrecido y el laureado y flamante campeón de liga como rival tuvieron su amplia recompensa en la ovación con la que se cerró el espectáculo del balonmano en el pabellón de Huerta del Rey.

Estaba claro que la victoria sobre el Barcelona era una quimera. Los azulgrana han ganado los 25 partidos de liga y su diferencia con el resto de los equipos es sencillamente abismal. Pero la afición quería ver a su equipo pelear, plantar cara y sobre todo ofrecer esperanzas para futuros y decisivos enfrentamientos. Yahí el Cuatro Rayas no falló. Pese a las bajas de Corzo y Paco. De hecho, el conjunto vallisoletano mandó en el marcador los primeros quince minutos. Parecía un espejismo, pero los hombres de Nacho González frenaban a los azulgrana con su buena defensa y con las intervenciones de César. Además, Cacheda demostraba su calidad en ataque. Pudo el conjunto vallisoletano alargar aún más el sueño si Megías no hubiera estado negado ante Sterbik o no se hubieran fallado un par de penaltis, pero era mucho pedir. Al paso por el minuto 15, Xavi Pascual hizo los cambios habituales y los Rutenka, Lazarov, Sorhaindo o Stranovsky dejaron paso a Viran Morros, Karabatic, Juanín, Noddesbo o Gurbindo. Yclaro, el Barcelona mantenía su ritmo de portaaviones, mientras las fuerzas empezaban a flaquear en el velero vallisoletano.

Si en algún momento el Barcelona tuvo problemas para atacar, ahora cambió la táctica, cerró su defensa y se limitó a salir al contragolpe. En un abrir y cerrar de ojos, cada mínimo error o parada de Sterbik se convertía en un gol en contra. Del empate (6-6, min. 15), se pasó a un 8-13 (min. 25) que ya era imposible de superar. Pero a pesar de ello, el Cuatro Rayas no bajó los brazos.

Tras el descanso, los azulgrana seguían a lo suyo, ahora con un imperial Raúl Entrerríos, mientras los vallisoletanos aguantaban el chaparrón e intentaban ofrecer espectáculo a sus aficionados. Las peleas de Porras con las inmensas torres azulgranas, las penetraciones de Cacheda o Roberto, las circulaciones de Fernando, cualquier motivo era bueno para enganchar a una afición entregada con su equipo.

Nacho González optó por dar la oportunidad a dos juveniles como el guardameta Cabada y el lateral David Fernández y la afición se agarró a ellos. Y los chavales cumplieron. Dos paradas de Cabada hicieron las delicias de la grada. También los dos goles anotados por David Fernández ante la muralla catalana. E igualmente la generosidad de Ávila desde un extremo a otro para que el joven Lacasa anotase su segundo tanto. El público vibró con los suyos, con su esfuerzo y su garra, al margen de un marcador en el que que crecía irremediablemente la diferencia.

Al final, el 25-35 refleja la distancia de uno y otro equipo, pero ayer la afición era consciente de que el marcador era lo de menos. Lo más importante era comprobar que el equipo tiene agallas y fuerzas para luchar en este final agónico de temporada por eludir el descenso.

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