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R. R.
Jueves, 13 de marzo 2014, 18:09
La sociedad salmantina conmemora hoy el Día Mundial del Riñón sin hacer oídos sordos a los consejos que formulan los especialistas médicos, con el fin de conseguir que nuestros riñones no bajen nunca del 60% de su potencialidad. Si se colocan por debajo de este umbral, hay que tomar cartas en el asunto, dado que la persona en cuestión se transforma en un paciente afectado por una patología que presenta diferentes escalas, pero que se cataloga bajo la formulación médica de insuficiencia renal. Los estados grave de esta patología desembocan en diálisis y trasplantes.
Las cifras que aportó ayer la delegación salmantina de la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón son absolutamente elocuentes y hablan por sí mismas. No en vano, el 10% de la población española adulta padece alguna modalidad de enfermedad renal, y en determinados grupos de pacientes con hipertensión arterial o diabetes mellitus, la prevalencia puede alcanzar hasta un 35% e incluso un 40%. Se trata de una patología silenciosa, ya que la mayoría de las personas que la padece no tienen síntomas de la misma, y se manifiesta cuando ya se encuentra en un estadio muy avanzado.
Actualmente las enfermedades renales obligan a a mantener en diálisis a unos 25.000 pacientes en España y, aproximadamente, al mismo número de pacientes con trasplante renal funcionante. Este conjunto de datos fue desvelado ayer en una comparecencia ante los periodistas por el presidente de Alcer en Salamanca, Francisco Carmelo Martín Rodríguez; el nefrólogo del Hospital Universitario de Salamanca, José Antonio Menacho, y la concejala de Salud del Ayuntamiento, María José Fresnadillo, quienes incidieron en la importancia radical que tiene la prevención para sortear este tipo de patologías.
En el caso específico de Salamanca, anualmente se realizan una media de 50 trasplantes, según las cifras aportadas por el doctor José Antonio Menacho. Además, hay otras 25 personas que se encuentran en lista de espera en el Complejo Hospitalario salmantino para que se les transplante un riñón. Caso aparte es el constituido por otros 25 pacientes, que deben someterse a un segundo trasplante, debido en muchos de estos casos a que el primer órgano que les fue trasplantado ha desembocado finalmente en un rechazo, lo que obliga a una nueva intervención .
Según enfatizó el nefrólogo José Antonio Menacho, la unidad de Salamanca «funciona muy bien» en los tres tipos de intervenciones que se realizan habitualmente en sus quirófanos. De hecho, un 70% de estos pacientes se beneficia del trasplante de riñón procedente de cadáveres. En un segundo apartado, por importancia numérica, se sitúan las operaciones conjuntas de riñón y páncreas, que ascienden a una cantidad que oscila «entre ocho y diez», según matizó el nefrólogo. Estos trasplantes corresponden principalmente con una población de edad joven y se vienen llevando a cabo desde el año 2000 en Salamanca, siendo la capital del Tormes el único punto de Castilla y León donde se efectúan. Finalmente y en tercer lugar, hay que reseñar a las donaciones procedentes de donantes vivos. En este último bloque, que representa una cantidad más pequeña, la intervención resulta posible gracias a una modalidad para personas emparentadas que se inició hace dos años en las dependencias hospitalarias salmantinas.
Capítulo aparte son las diálisis, a las que se someten aquellos pacientes con una insuficiencia renal de gravedad. Conforme a los datos barajados por el nefrólogo José Antonio Menacho, unas 120 personas asisten a los procesos de diálisis en Salamanca, que se realizan tanto en los hospitales Universitario y Virgen de la Vega de la capital, como en los centros periféricos de Béjar y Ciudad Rodrigo.
Frente a esta patología, que puede incrementarse aún más en la sociedad española pudiendo incluso duplicar el 10% de incidencia citado anteriormente, los consejos de los especialistas son muy claros. Por de pronto y orientado siempre hacia la brecha preventiva, resulta fundamental someterse a las habituales analíticas de sangre y orina que se practican en los centros de atención primaria, ya que en ellas se pueden descifrar indicadores que pongan de manifiesto signos inequívocos de insuficiencia renal.
Grupos de riesgo
Algunas capas de la población resultan claramente más proclives que otras a desarrollar esta enfermedad. En esta amplia bolsa hay que ubicar, por ejemplo, a las personas con problemas cardiovasculares, a los hipertensos, a los diabéticos y a las personas que arrastran obesidad. Y, por supuesto, resulta también aconsejable en todos los sentidos modificar los hábitos de conducta que puedan incidir de forma negativa en la salud. Por ello y según detalló José Antonio Menacho, hay que evitar el consumo de alcohol y drogas, así como el tabaquismo, además de practicar ejercicio físico. Todo ello incidirá de una forma positiva para reducir los posibles riegos. Y es que, a lo largo de la vida de una persona y con el paso de los años, la funcionalidad del riñón va erosionándose poco a poco. Por eso, los especialistas insisten en que las personas se vayan sometiendo de forma más periódica a analíticas, sobre todo a partir de los 50 años y en adelante.
La enfermedad renal crónica es «un problema de salud pública cada vez más frecuente», especificó la asociación Alcer, y se asocia a una importante morbi-mortalidad cardiovascular, así como a costes muy significativos. En España, en concreto, el coste anual asociado al tratamiento de las fases más avanzadas de estas patologías se estima en más de 800 millones de euros. Por todo ello, Alcer centró ayer su mensaje en el desarrollo de campañas informativas y de concienciación, que permitan impulsar la prevención de «esta enfermedad silenciosa, que suele dar la cara una vez que está en estadios bastante avanzados». Otra línea de actuación pivota, no solo sobre el objetivo económico de ahorrar en costes médicos, sino en aumentar la mejora de la calidad de vida de los pacientes.
Además, la efemérides que se conmemora hoy el Día Mundial del Riñón versa sobre un área en la que insistieron ayer Francisco Carmelo Martín Rodríguez, el nefrólogo José Antonio Menacho y la concejala María José Fresnadillo, como es la relación existente entre el envejecimiento y la enfermedad renal. Precisamente por todo ello, los promotores de la celebración de hoy hicieron hincapié en la necesidad de que las personas mayores de 60 años tengan conciencia de la necesidad de controlar su función renal, especialmente aquellos hombres y mujeres que padecen otras patologías, como son la diabetes y la hipertensión.
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