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CARLOS ÁLVARO
Miércoles, 5 de marzo 2014, 00:48
La lluvia ha dejado un carnaval desangelado que este martes, en el desfile principal, pudo desterrar el mal sabor de boca derivado de lo acontecido el sábado. Ha hecho mucho frío, pero no ha llovido, y ya se sabe que la lluvia es el enemigo número uno de los disfraces. Así que las comparsasha podido lucir como les gusta, aunque, a decir verdad, tampoco fue un desfile demasiado numeroso.
Vayamos por partes. El cortejo ha arrancado con puntualidad en la avenida de Fernández Ladreda y ha avanzado hacia la Plaza Mayor al ritmo que marcaban las zancudas de la compañía holandesa Teatro Pavana, cuyo espectáculo 'Le Dame' ponía la nota exótica en la cabeza del desfile. Unos metros después, la música de la charanga El Puntillo Canalla y la primera comparsa, Vacceos, cuyos miembros llevaban música disco incorporada porque iban disfrazados de hippies de los 60, todos muy melenudos, flower-power y con muchos niños acompañando. Semaforitos, la comparsa del barrio de San José, marchaba unos pasos por detrás, con sus vistosos disfraces de época del Japón imperial. Los Chirigoteros escenificaron muy bien el cuento de 'El Flautista de Hamelin', con el flautista a la cabeza y una legión de ratas y ratones con enormes trozos de queso en las manos. La comparsa Para que tú lo bailes ponía el ritmo bailón. Sus miembros, en su mayoría mujeres, iban disfrazados de mochilas, mochilas de todos los tipos, tamaños y colores; mochilas con motivos florales; mochilas transparentes; mochilas adornadas con los personajes de Disney; bolsas de deportes...
El Tudel desfilaba en quinta posición. Siempre son muy imaginativos, y en esta ocasión eligieron disfrazarse de colegialas de escuela de monjas. Todos danzaban con sus rebequitas rojas y sus falditas cortas de cuadros escoceses... Incluso saltaban la comba. Junto a una gran caja de música marchaba la sor, que parecía tratar de controlar a su rebaño de inquietas chiquillas. Los de la veterana Semifusa lucieron sus indumentarias como siempre saben hacerlo, con elegancia y saber estar. Este año han encontrado un filón con sus disfraces de tiroleses. Ángel Román, posiblemente el máximo animador del grupo, heredero de la gracia y el salero del inmortal Pepe Diviú, marcaba la pauta. Solo le faltaba la jarra de cerveza en la mano. La charanga Chicuelina acompañaba a los 'semifusos', y cerraban el cortejo de las comparsas Pasitos, los debutantes, con sus llamativos disfraces de gallos, gallinas y pollitos, todos en tropel y bailando al ritmo de la música, y los chicos de Apadefim, amarillos emoticonos que brillaban en el oscuro de la noche.
Reivindicación
La reivindicación carnavalera se quedó para la cola. Pero estuvo ahí, como debe ser en cualquier carnaval transgresor que se precie. Desfilaron numerosos miembros de la plataforma por la escuela pública, que llevaban la gran cinta verde, omnipresente en todas las manifestaciones, y un gran cartel que pedía la dimisión del ministro de Educación, José Ignacio Wert. Y, por último, los sanitarios de la 'Marea Blanca', que con sus batas blancas y sus pancartas pedían a voz en grito una sanidad universal y de calidad.
La fiesta ha continuado en la Plaza Mayor, donde los cocineros sirvieron el tradicional y reparador potaje carnavalero al precio de un euro por ración. La recaudación irá destinada a la Asociación de Esclerosis Múltiple. Un gran baile ha prolongado la noche del martes de carnaval.
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