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Los alumnos del actual curso, en una actividad de animación celebrada el fin de semana anterior en Carrión. / El Norte
La Escuela Diocesana de Tiempo Libre ha formado a 1.054 jóvenes en 25 años
SOCIEDAD

La Escuela Diocesana de Tiempo Libre ha formado a 1.054 jóvenes en 25 años

El centro, que celebrará en marzo las bodas de plata, se creó a raíz de la asamblea sinodal que convocó el obispo Nicolás Castellanos

FERNANDO CABALLERO

Lunes, 24 de febrero 2014, 13:33

«Otro tiempo libre es posible, un tiempo libre basado en los valores». Este es el lema que Víctor González Franco aplica en la escuela que él dirige, la Escuela Diocesana de Tiempo Libre, que este curso cumple 25 años. Dependiente de la Diócesis de Palencia a través de la Pastoral de Juventud, el centro ha formado en estos cinco lustros a 1.054 jóvenes como monitores, coordinadores y monitores para alumnos con necesidades especiales de educación, que son las tres titulaciones reconocidas por la Junta de Castilla y León que imparte el centro, aunque en el actual curso solo hay alumnos para la primera.

El grupo más numeroso que se ha titulado es el de monitores, ya que han salido 747 en estos cinco lustros, a los que hay que sumar otros 105 que han formalizado el título a través de un acuerdo de la escuela diocesana con las Religiosas de María Inmaculada, que gestionan en Palencia el centro de formación López Vicuña. La colaboración entre ambas entidades consiste en que el curso de monitor de este centenar de alumnos lo realizan la mitad en la escuela y la otra mitad en el propio centro López Vicuña. Esta colaboración comenzó hace cuatro años. Por su parte, los coordinadores de tiempo libre que se han titulado con la Diócesis palentina son 154 el coordinador viene a equipararse con los antiguos directores de campamentos. Finalmente, los alumnos que han terminado el curso de monitores para alumnos con necesidades especiales de educación han sido 48.

La Escuela Diocesana de Tiempo Libre se creó en el curso 1988-1989, promovida por el sacerdote Jesús Cano y la seglar María del Mar Ayuela que ahora es profesora, como respuesta de la Diócesis a la necesidad de formar a personas que a su vez se impliquen en las actividades con niños, adolescentes y jóvenes.

El origen de la escuela fue la celebración de la Asamblea Sinodal Diocesana que convocó el entonces obispo Nicolás Castellanos como un espacio de reflexión para analizar la situación de la Diócesis y proponer nuevas iniciativas. La presencia de jóvenes en aquel sínodo, que se inauguró el 1 de febrero de 1987 con una misa concelebrada en la catedral, auspició la necesidad de formar monitores y coordinadores para organizar actividades y campamentos. Jesús Cano era entonces el responsable de la Delegación de Pastoral Juvenil, por lo que fue su equipo el que puso en marcha la escuela.

Cano rememora que en los primeros años dos o tres, no lo recuerda bien, la escuela contó con el apoyo de la de Burgos, hasta que en Palencia se creó un claustro de profesores propio y adquirió la necesaria experiencia. «El perfil de los alumnos de los primeros cursos eran jóvenes que pertenecían a los muchos que funcionaban en la Diócesis. También había catequistas y jóvenes de parroquias de la provincia», explica Jesús Cano. «Incluso se llegaron a celebrar dos cursos de monitores para sacerdotes», agrega.

Jesús Cano, que ahora es párroco de Villarramiel, explica que los cursos se celebran en el colegio de las filipenses de Carrión de los Condes al ser una localidad céntrica para los que proceden de las zonas norte y sur de la provincia. La escuela ha ido adaptándose a las novedades legislativas que afectan al mundo de los jóvenes. La más importante fue la aprobación en 2002 de la Ley de Juventud de Castilla y León.

Desde un principio, la escuela Diocesana de Tiempo Libre de Palencia estaba reconocida a nivel nacional. La casa de espiritualidad de las Nazarenas de la carretera de Burgos llegó a albergar uno de los encuentros que reunían a representantes de escuelas de todo el país. Jesús Cano destaca que el centro «ha servido para dar una formación a personas que después se van a encargar de atender el ocio y el tiempo libre desde una perspectiva diocesana».

La escuela clausurará el curso actual el próximo 16 de marzo, y esta fecha ha sido elegida también para conmemorar los 25 años del centro, con un acto que se celebrará en el Seminario Menor.

Catorce jóvenes están matriculados en el actual curso, once mujeres y tres hombres. El director de la escuela explica el cambio sociológico que se ha producido en estos cinco lustros. «En una primera etapa, que podría cifrarse en diez años, los alumnos eran miembros de esos grupos que existían en la Diócesis que buscaban formarse para trabajar en los mismos grupos. El cambio sociológico que se produjo en la sociedad dio lugar a una segunda etapa en la escuela. Llegaron alumnos que respondían a otros perfiles, como estudiantes o diplomados en Magisterio o en Trabajo Social. Era un perfil más variado y abierto a todos los jóvenes, lo que motivó un enriquecimiento de la escuela. En los últimos años, la crisis económica, la competencia de otros centros y la formación 'on line' nosotros abogamos por una educación presencial han reducido considerablemente el número de alumnos», detalla Víctor González.

El curso se estructura en siete fines de semana en los últimos se ha reducido uno, que se desarrollan en el colegio de las filipenses de Carrión de los Condes en régimen de pensión completa, para la que los alumnos abonan 210 euros. El resto de los gastos de la escuela se financian con subvenciones de la Junta de Castilla y León y de la Federación de Entidades Cristianas de Tiempo Libre (Didania).

Víctor González Franco cuenta con un equipo de seis personas, todas ellas voluntarias, que se encargan de organizar y coordinar el curso y también de la intendencia, y que se refuerza con colaboradores, antiguos alumnos o exintegrantes de ese equipo. A ellos hay que unir el claustro de profesores, formado por once personas, cualificadas en las materias que imparten, que son dinámicas de grupo, manualidades, legislación, técnicas lúdicas, psicología y expresión corporal, educación ambiental y educación para la salud.

El director del centro, Víctor González, asegura que con el título homologado por la Junta de Castilla y León, los jóvenes que participan en la escuela luego pueden ser monitores de campamentos de verano, trabajar en ludotecas o bien en actividades con niños.

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