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Ricardo Blázquez, a la puerta del Arzobispado vallisoletano. / G. Villamil
«Francisco es un referente para la Humanidad»
VALLADOLID

«Francisco es un referente para la Humanidad»

Ricardo Blázquez. Arzobispo de Valladolid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal

J. I. FOCES

Domingo, 23 de febrero 2014, 18:49

Desde este domingo y hasta el 8 de marzo, en dos grupos, los obispos españoles protagonizarán en Roma la denominada visita Ad Limina Apostolorum, en la que rendirán cuentas ante la Santa Sede sobre el estado de sus diócesis. El prelado vallisoletano, Ricardo Blázquez, efectuará esa visita en el primero de los dos grupos, entre mañana y el 1 de marzo y el día 3, junto al resto de obispos, participará en una audiencia especial con Francisco. En las próximas páginas, monseñor Blázquez repasa para los lectores de El Norte de Castilla los principales asuntos incluidos en los informes que ha trasladado a la Santa Sede para esta visita tan especial; muestra su opinión sobre algunos de los temas que están marcando la actualidad de la Iglesia y, en vísperas de cumplirse el primer año de papado de Francisco, analiza la figura del argentino Jorge Mario Bergoglio, que ha llevado a la Iglesia aires nuevos en un momento crucial para toda la Humanidad.

Visita Ad Limina. Entenderá que a más de uno le sorprenda la denominación en latín...

Mire, la expresión visita Ad Limina seguramente resulta para muchos enigmática. Ad Limina es a los umbrales y es una sinécdoque: a los umbrales de los sepulcros de los apóstoles Pedro y Pablo. Es una visita a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, que están en Roma como todos sabemos, porque padecieron el martirio los dos allí. Desde el principio de la Iglesia tuvo lugar la visita a las tumbas de los mártires, pero la visita así a Roma, con esta finalidad, más o menos se efectúa desde el siglo IV. Después ha habido modalidades y cada Papa hace un tipo de visita apostólica de los obispos. Es lógico que con la movilidad social haya cambiado mucho la praxis de la visita y en el Código de Derecho Canónico está mandado que se haga cada cinco años.

La visita permitirá analizar el estado de la Diócesis vallisoletana.

La visita lleva consigo que se envíen unos informes a la Santa Sede para que sean conocidos y estudiados en los diversos dicasterios. Informes de las diversas realidades eclesiales de la Diócesis y un informe final del obispo, con perspectivas de futuro. Lo enviamos hace bastante y lo están conociendo allí. Y hay también en esta visita un encuentro por provincias eclesiásticas con el Papa, en el que tendremos la oportunidad de exponer cada uno los aspectos más relevantes o los que consideremos más significativos.

¿Por dónde estarán orientados los de la Diócesis de Valladolid?

Voy a insistir, en primer lugar, en que hemos simplificado el organigrama de la organización de la Diócesis para que tenga un funcionamiento más fluído, teniendo en cuenta las dimensiones de la Diócesis y la facilidad de la comunicación. De hecho, redujimos prácticamente a la mitad el número de arciprestazgos, también hemos reducido el de miembros del Consejo del Presbiterio y del Consejo de Pastoral y hemos pedido que los arciprestes especialmente cuiden la comunicación y la unión de los arciprestazgos y, al mismo tiempo, la animación apostólica. El mismo consejo de gobierno de la diócesis también ha quedado modelado teniendo en cuenta esta simplificación.

¿Con qué objetivo este cambio tan significativo?

Se trata de hacer la organización de la Diócesis más sencilla, más eficaz y sin duplicidades.

Valladolid es una diócesis que se caracteriza, al igual que el resto de las de Castilla y León, por su fuerte componente de participación de los fieles en las cofradías...

Es otro aspecto sobre el que voy a informar: la trascendencia que tiene para nosotros la piedad popular, centrada especialmente en la Semana Santa. También en Navidades, con mil nacimientos, algo que está in crescendo. La piedad popular tiene una gran fuerza, especialmente a través de la Semana Santa, donde se juntan por una parte, al menos por lo que he podido percibir en los años que llevo aquí, una hondura religiosa, una belleza artística magnífica y el arraigo popular. No es simplemente una manifestación exterior únicamente para atraer turistas, no. Es una manifestación de algo que se transmite de generación en generación y que se vive realmente. En este sentido, también informaré del significado que tiene el Santuario del Corazón de Jesús en nuestra Diócesis, con la vitalidad que hay en torno a él.

Valladolid ha ido en cabeza, como diócesis innovadora con el resto de las de Castilla yLeón, en un programa tan novedoso en el ámbito religioso y cultural español como Las Edades del Hombre.

Voy a informar también de este gran acontecimiento religioso-cultural que ha significado durante 25 años Las Edades del Hombre, donde de una manera muy bella, mostrando lo que en parroquias, monasterios, catedrales, etc, se conserva de tesoros artísticos, y también con un fin catequético. Llama la atención como tantísimas personas, muchas de ellas muy sencillas, van y con gusto y las entienden y los escolares las han visitado también con gusto. Me parece que es un subrayado importante que caracteriza a nuestra diócesis y a las otras diez de nuestro alrededor.

Escolares, jóvenes... ¿Son Las Edades una de las formas que ha encontrado la Iglesia para acercarse a ellos?

De este tipo de acontecimientos culturales, es el más saliente y el más perseverante en la historia de los últimos decenios en España. En la visita voy a subrayar también las formas a través de las cuales muchos jóvenes están tomando contacto y profundizando en la fe y comunicación con la Iglesia, especialmente a través de la Confirmación. Con dos años de preparación, una preparación lo más seria que se pueda hacer, con una perseverancia que yo creo es considerable, con seriedad escuchan los muchachos. Terminamos ahora de publicar una nueva edición del Directorio para los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, para darnos una orientación compartida diocesanamente para que Bautismo, Primera Comunión y Confirmación, que son los sacramentos de iniciación cristiana, sean lo mejor posible preparados y deje la huella mayor su celebración en la vida de nuestras familias. Queremos incorporar mucho a los padres a la preparación a la iniciación cristiana de sus hijos. Que no basta con que los inscriban para la preparación de la Primera Comunión. Tienen que aprender a rezar en sus familias, la oración es muy eficaz para la iniciación cristiana.

Solidaridad

La persistente crisis está haciendo que España tenga una pésima fama en todo el mundo. Ustedes, sacerdotes y obispos, a través de Cáritas, están desarrollando una labor que la sociedad está percibiendo como imprescindible, pero también habría que decir que lamentablemente imprescindible, dada la persistencia de la crisis. ¿A usted qué le transmiten sus párrocos de lo que pasa en la calle y usted qué observa en ella?

Que es una crisis dura y muy duradera. Que constantemente emergen personas, matrimonios, familias, que nunca habían pensado que tendrían que llamar a las puertas que tienen que llamar. De modo que el número de necesitados no desciende y al mismo tiempo, como respuesta a esa situación, y lo digo con gran satisfacción, aunque con ese matiz que usted decía de desgraciadamente, sobre todo a través de Cáritas, pero también de otras instituciones, de la vida religiosa, de Manos Unidas, instituciones civiles, etc, a medida que han ido creciendo las necesidades, han aumentado también las colaboraciones económicas y el número de voluntarios. A mi esto me ayuda a descubrir además la bonhomía, la generosidad, el deseo de solidaridad que existe en el corazón de tantísimas personas.

Ya que hablamos de la calle, de las primeras cosas que dijo el Papa Francisco fue: «Quiero lío en las diócesis, quiero que se salga fuera, quiero que la Iglesia salga a las calles». ¿Tan encerrados estaban ustedes en las parroquias como para que el Santo Padre pida esto nada más llegar a la sede de Pedro?

Yo creo que no es que no se estuviera en la calle. La calle para el Papa en este sentido es una expresión que significa salida misionera. Estar como evangelizadores en medio del mundo y de la sociedad. Yo creo que se estaba,pero es un aldabonazo muy fuerte el que el Papa nos está dando. Lo ha dicho expresamente en la exhortación apostólica programática de su Pontificado: él quiere que la Iglesia se renueve, venza los miedos, no se encierre, no corra el riesgo de recluirse en zonas más cómodas, que salga a la dificultad de la misión hoy, que la misión nos renueva a todos. La misión a la Iglesia la reforma, la actualiza, la da más ánimos.

Y en una época tan complicada, ¡cuánto se agradecen los ánimos!, ¿verdad?

Por ahí va la insistencia del Papa, que a mi me parece una insistencia muy saludable. Porque es verdad que como la misión se mueve en medio de mucha intemperie, de muchas dificultades, a veces podemos tener el peligro de recluirnos y pensar que de esa forma somos fieles. Pero no es verdad, debe ser una fidelidad creativa, apostólica, la fidelidad no es terquedad, es riesgo, es confianza en Dios, es salida. Como el Papa dice hay que salir y no es salir para dar una vuelta y ver qué pasa: es un salir apostólico y misionero.

¿Quién es Francisco? ¿Cómo tenemos que interpretar su ministerio?

El Papa es un don de Dios. No solo como ministerio. El Papa Francisco es un don de Dios hoy. Además, yo creo que tal y como se está actuando, con esa libertad de movimientos, de gestos, de palabra, por una parte mostrando la comprensión con el corazón y con la cabeza de la situaciones dolorosas de la Humanidad y expresándolo con la ternura y la proximidad con los gestos entrañables que tiene, está siendo para todos nosotros un referente. En una humanidad como la nuestra, en que no abundan los líderes, yo creo que no solo la Iglesia Católica, en general el Cristianismo, las religiones, la Humanidad en conjunto, en el Papa Francisco está encontrando un referente, con una palabra sabia, libre, que llega a los problemas reales, una palabra pronunciada con sencillez, con absoluta transparencia y claridad. Nos dice diariamente verdades como puños, no para teorizar, que no se trata de teorizar, sino también para ver el sesgo que nuestra vida debe tomar.

Francisco y Juan XXIII

Algunos pensadores, muy respetados, dicen que el papado de Francisco va a ser revolucionario.

Yo no pondría aquí la palabra revolucionario. La Iglesia, por su misma naturaleza, es una comunidad fiel a Nuestro Señor Jesucristo en la Historia, a lo largo de 20 siglos. Desde Juan XXIII y el Concilio, cuando la Humanidad llega a una encrucijada trascendental de su historia, llevamos hablando de un cambio de época o de una época con muchos cambios. Ciertamente, estamos en un cambio importante de forma de vivir, de relacionarnos, con oportunidades y con incertidumbres en muchos cambios. En estas situaciones la Iglesia se pregunta siempre: «¿Y qué debo hacer para ser fiel a Nuestro Señor Jesucristo?» Esto es lo que Juan XXIII se planteó en el Concilio y es lo que los papas siguientes, y de una forma muy clara el Papa actual, hicieron. Yo tengo la impresión de que se puede establecer, aunque los temperamentos quizás no sean muy semejantes, una proximidad grande entre Juan XXIII y el Papa Francisco. Por el atrevimiento y la confianza de cara al futuro, por la libertad de la palabra, por la sencillez de trato, en muchos factores se puede establecer una comparación bastante cercana.

Tantos mensajes y tan contundentes, pero en tan poco tiempo, ¿no llevan a correr el peligro de que el cristiano, acostumbrado a otro estilo, pueda caer en un cierto desconcierto?

Es verdad que el Papa procede con una gran celeridad en el ejercicio de su ministerio. Con intervenciones muy numerosas, todos los días. Entonces, ¿se puede correr ese riesgo? Yo hasta ahora creo que no lo hemos corrido, pero se puede correr el riesgo de que alguien piense que «tantas palabras, al final terminan saturando». Yo creo que ese riesgo no se ha corrido. No son invitaciones a una reflexión de carácter más teológico, son siempre llamadas a una actividad pastoral y espiritual, las llamadas que el Papa nos hace son más de carácter operativo, de conversión desde el corazón a las manifestaciones en relación con los demás, la familia, el cuidado de los ancianos, de los niños, de los pobres, de los abandonados En Aparecida, donde él presidió la Comisión para la Redacción de los Documentos de aquella Conferencia Episcopal Latinoamericana, se acuñó una expresión, que después el Sínodo para la nueva Evangelización recogió: Conversión Pastoral, que es conversión misionera. Y yo creo que ahí es por donde el Papa va. Una conversión pastoral de todos nosotros en actitudes, en formas de pensar, en estructuras el lenguaje también, en la manera de relacionarnos con los demás Yo creo que por ahí va.

Pero hay una sensación de velocidad, de rapidez,...

Es verdad que es un Pontificado muy intenso. Llevamos ya casi un año muy rápido, con muchas intervenciones, pero creo que hasta ahora no se ha producido esa especie de saturación. En muy poco tiempo nosotros nos hemos tenido que preparar la visita Ad Limina y al mismo tiempo responder al cuestionario que se nos envió para la próxima Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el Matrimonio y la Familia. Entonces, ¿con qué ritmo podemos ir siguiendo todos las numerosas intervenciones del Papa? Hasta ahora, en la Diócesis de Valladolid lo hemos podido hacer.

¿Cómo va siguiendo la Diócesis de Valladolid esa primera llamada de advertencia del Papa de «quiero una Iglesia pobre y para los pobres». Parece muy fácil decirlo, pero luego hay que descender al terreno de cada parroquia

Pues mire, yo creo que nuestras Diócesis de Castilla y León ya han recorrido un gran trecho en ese sentido. Cuando hace varios años se acuñó aquella expresión de Iglesia Samaritana, que tuvo mucha incidencia en nuestras diócesis, creo que en realidad es lo mismo. Con unas expresiones u otras queremos seguir a Jesucristo, que siendo rico se hizo pobre por nosotros, que es el mensaje de la Cuaresma para este año, y al mismo tiempo estar cerca de los pobres, de los desamparados, de los enfermos, de los pueblos con tanto envejecimiento y tan despoblados. Ahí queremos estar cerca.

Hay algo que despista, pero que está ahí. Viniendo de Brasil, el Papa dice en el avión a los periodistas: «¿Y quién soy yo para juzgar a un gay?». Meses después, aquí en España, el primer cardenal que va a nombrar este Papa, Fernando Sebastián, acaba de decir: «La homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad porque esta tiene una estructura y un fin que es la procreación». ¿Con qué hemos de quedarnos?

Mire, en relación con esta cuestión a mi me parece que hay que distinguir varias cosas. En primer lugar, la tendencia homosexual y después, el ejercicio de la homosexualidad. Son realidades distintas. Por lo que se refiere al origen de la tendencia, de la inclinación hacia el mismo sexo, que hay personas que la tienen, yo esto lo remito a psicólogos, médicos, antropólogos. En la medida que yo he podido conocer, no se termina de saber exactamente el origen psíquico de esa tendencia homosexual. Y por lo que se refiere al ejercicio tanto de la heterosexualidad como de la homosexualidad hay que respetar la ética. Las personas homosexuales no deben ser discriminadas; deben ser tratadas con respeto.

El Papa no ha dejado asunto sin tocar desde que llegó a la sede de Pedro. Desde anunciar que llevará la limpieza y la transparencia a las polémicas finanzas vaticanas, pasando por los escándalos de pederastia. Los tiempos vaticanos son especiales. ¿Cree que con este Papa se van a acelerar? ¿Cree que, por ejemplo, en estas dos materias veremos pronto medidas?

Yo creo que sí, yo creo que sí. Por lo que se refiere a la pederastia recordemos las decisiones que desde hace años ha tomado la Santa Sede. El Papa está profundamente convencido de ello, tiene una fuerza interior para realizarlo, está dotándose de los instrumentos para poder hacerlo, cambios que ha introducido como la creación de un grupo de cardenales que le puedan asesorar en la reforma de la Curia y en el gobierno de la Iglesia. Yo confío en qu sí.

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