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C. CATALINA
Viernes, 24 de enero 2014, 18:58
En el ecuador de la temporada, la actual campaña de recolección de piñas tuvo ayer en el término municipal segoviano de Mata de Cuéllar, a escasos tres kilómetros del límite que separa las provincias de Valladolid y Segovia, un suceso que va mas allá del ya acostumbrado robo de piñas por parte de bandas organizadas que luego las venden a almacenes y elaboradores. Pasadas las dos de la tarde, dos piñeros de Pedrajas de San Esteban fueron agredidos por miembros de una banda que trataban de robar piñas en el pinar número 33 de la comunidad de Villa y Tierra de Cuéllas.
Antonio Martín Mate y su padre, Román Martín Martín, fueron atendidos en el servicio de urgencias del centro de salud de Íscar, hasta donde llegaron en su vehículo con dificultad debido a que prácticamente no veían, ya que fueron rociados con aerosoles, además de sufrir varios golpes. El caso ya ha sido denunciado tanto en el puesto de la Guardia Civil de Íscar como en el de Cuéllar, haciéndose este último cargo de la investigación para dar con los ladrones y agresores.
El suceso ocurrió poco después de las dos de la tarde, cuando Antonio y Román, que se disponían a hacer un alto en la jornada para comer, oyeron en un tranzón situado en el otro extremo del pinar el ruido de varios vehículos, por lo que se dirigieron hacia allí para ahuyentar, como ya ocurriera la pasada semana, a las personas que estaban preparadas con artilugios de fabricación manual con los que bajar las piñas de lo alto de los pinos. Una vez allí se encontraron con cuatro turismos, «entre ellos un Audi A6, un Ford Mondeo y un Opel Vectra», de los que se habían apeado un numero personas, todas ellas hombres, que Antonio recuerda superaba la docena: «Seguramente hubiera dieciséis o más, todos extranjeros, no sé bien si búlgaros o rumanos», que lejos de huir al ser recriminada su presencia, lanzaron sobre ellos golpes por todo el cuerpo de los que apenas pudieron protegerse, además de rociarles con aerosoles antes de emprender la huida.
Antonio, que pese a la paliza salió algo mejor parado que su padre, antes de que sus agresores huyeran y quedara ligeramente desvanecido tuvo tiempo de lanzar una piedra sobre el Audi A6 acertando a romper el cristal de la puerta del copiloto, al tiempo que memorizaba al menos dos de las matriculas, que posteriormente facilitaba a la Guardia Civil para dar con los titulares de los mismos y que, en una primera investigación, confirmaba tratarse de personas residentes en la comarca zamorana de Toro con antecedentes por este mismo tipo de delitos. Román, tras ser atendido en el servicio de urgencias de Íscar de los golpes y la herida sufrida en la cabeza, fue enviado al hospital comarcal de Medina del Campo para un reconocimiento más exhaustivo.
Antonio reconocía a la salida del servicio de urgencias que no había vivido un momento peor en su vida, «tuve miedo por nuestras vidas, dada la violencia que la que nos agredieron, es más, si no llego protegerme la zona medular con el brazo para repeler uno de los golpes que me dieron con un palo, posiblemente ahora no estaría aquí contándolo». Al tiempo señala cómo la situación se esta volviendo ya insostenible: «Malo es que te roben quinientos, mil o los kilos de piñas que sean, pero esto ya ha tomado un cariz que no sé yo cómo va a acabar. No podemos estar trabajando bajo la incertidumbre y el miedo, pensando en que pueden volver a venir y, además de quitarte todo, te van a dar una paliza y dejar tirado, como han hecho esta vez con nosotros.»
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