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Danza del paloteo, recuperada el 24 de agosto después de cuatro décadas./ Luis Antonio Curiel
El paloteo despierta tras cuatro décadas en silencio
FOLCLORE

El paloteo despierta tras cuatro décadas en silencio

Tabanera de Cerrato recupera su típica danza y trabaja para mantener la tradición a través de los más jóvenes

LUIS ANTONIO CURIEL

Jueves, 9 de enero 2014, 12:33

El 24 de agosto de 2013 fue una de las jornadas más emotivas para los vecinos de la localidad palentina de Tabanera de Cerrato. Ese día, un grupo de tabanos como así se llaman los habitantes del pueblo representó la danza y el paloteo típicos de la localidad, después de más de cuatro décadas sin danzarlo. Este silencio hacía peligrar el futuro de la propia danza, pues las últimas personas que lo representaron rayan la edad de la jubilación. De hecho, la última vez que se representó la danza fue en la capital de España, en un concurso nacional con motivo de la Feria del Campo, y fue en la madrileña Casa de Campo.

Hace tres años, el Archivo de la Tradición Oral de Palencia, que coordina el etnógrafo y folclorista palentino Carlos Porro, inició la tarea de la recuperación de la danza y el paloteo de la localidad cerrateña, una de las comarcas más olvidadas de la provincia desde el punto de vista del estudio de sus usos y costumbres.

La danza de Tabanera se dedicaba a San Isidro Labrador, patrón de la localidad junto a la Virgen de los Remedios. Esta danza nació en el seno de la propia sociedad de San Isidro Labrador, que realizó una importante labor formativa, social y caritativa en la localidad. Esta danza también se representaba cuando acudía el obispo o alguna autoridad civil a la localidad.

Su ejecución y coreografía la convierten en una de las muestras más originales del folclore palentino, muy curiosa y casi única dentro de las danzas palentinas. El baile comienza al son de la flauta de tres agujeros y el tamboril. Posteriormente, se danzaba al ritmo de la dulzaina o con un tambor y un embudo cuando no había más. Este baile contaba con tres partes: 'La pasada', es decir, el pasacalles en el que se iban intercambiando de filas los danzantes; 'el lazo', un tejido de cintas, y 'el paloteo', en el que ocho mozos en su origen siempre varones bailaban e iban paloteando, cambiando de sitio hasta efectuar 'la rueda', un cruce en mitad de este juego de palos que podía deshacer la danza si no se estaba atento, dada la complejidad coreográfica.

En esta ocasión, la parte del paloteo fue representada por cuatro de los últimos danzantes que estuvieron hace cuatro décadas en Madrid. Rafael García, David Barcenilla, Paco Prádanos y Salvador Castrillejo revivieron esta danza, a la que también se sumaron cuatro mujeres María Luisa de Pedro, Raquel Castrillejo, Marisa Castrillejo y Silvia Mena.

El puesto de birria, que solía llevar un palo, lo asumió Héctor Castrillejo, cuya misión principal era mantener alejada a la gente durante las danzas para que tuvieran el espacio idóneo para su representación.

Los más pequeños también tuvieron un papel fundamental en el baile de 'el lazo' con el fin de inculcarles el aprendizaje de esta tradición tabana. Elisa, Lucía, Alba, Moisés, Manuel, Natalia, Paula y Ana fueron los niños de la localidad que danzaron ante la Virgen de los Remedios, al tratarse de la fiesta que más gente reúne en pleno mes de agosto.

La recuperación de esta danza ha sido posible gracias a un trabajo conjunto de los vecinos entre ellos, las aportaciones de Víctor, Eduardo, Antonio, Gaspar, Alfredo, Nazario, Teodoro y los propios danzantes, junto al apoyo del alcalde, Aurelio González; la labor realizada por el Archivo de la Tradición Oral de Palencia; y la Universidad Rural Paulo Freire del Cerrato, bajo la coordinación coreográfica de Esther de la Calle. En este sentido, también ha jugado un papel importante la fotografía de la danza localizada por la microfilmadora Inmaculada San José en el Archivo Histórico Provincial.

Pero esto no queda aquí, porque los propios tabanos continuarán con la formación a las nuevas generaciones para mantener esta danza en la localidad. Está previsto que este baile, recuperado gracias a un esfuerzo conjunto y que es el orgullo de todo el pueblo, se represente en diversos momentos de este año.

La indumentaria

El indumento tradicional de los danzantes es el calzón de seda y la casaca, algo muy diferente a lo que suele verse en estas danzas y que fue gestado por el fallecido José María Silva para la representación. La propia Sociedad de Labradores de San Isidro aún conserva seis de los ocho trajes de los danzantes, pues los otros dos se entregaron hace varias décadas a la Diputación de Palencia. Los vecinos pretenden confeccionar unos trajes similares a los que había y conservar los existentes, cuya talla es para niños y no para el grupo de adultos que ha recuperado la danza. Además, el traje contaba con una faja de distintos colores y un pañuelo en la cabeza y en el bolsillo de la casaca. «En el origen, esta danza se realizaba con espadas, pues representa las gestas de los hombres cuando venían de la guerra. Por eso, solamente podían danzarla los varones», recuerdan los vecinos de la localidad. Las espadas se sustituyeron por palos de encina o roble, cuyas maderas son duras y tienen una buena sonoridad. Actualmente, solo el danzante Salvador Castrillejo conserva los dos palos originales.

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