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Jueves, 26 de diciembre 2013, 12:26
La vida ha cambiado de forma radical para Mayte Martínez en un año. Tras abandonar la práctica del atletismo desesperada y forzada por sus dolores de rodilla, la plusmarquista nacional de 800 metros y bronce en el Mundial de Osaka de 2007 ha recuperado la sonrisa gracias al apoyo de su pareja, el nacimiento de su hija y el hecho de tomarse ahora su deporte como un modo perfecto de estar en forma y disfrutar de él. La vallisoletana estuvo recientemente en Villasana de Mena (Burgos) para disfrutar con los más jóvenes del club menés y dar una charla.
Retirada del atletismo y madre de una niña de cuatro meses, ¿cómo ha ido la adaptación a la nueva vida?
Al principio fue duro. Para una atleta de élite tener que dejarlo por una lesión es traumático, afecta, pero ya ha pasado el tiempo y con la niña se me ha olvidado todo.
¿Tiene la idea de seguir ligada de alguna manera en el atletismo?
Sí. Sigo corriendo, no mucho porque la niña me requiere tiempo, pero Nacho [su pareja] y yo salimos dos o tres días a la semana para correr un rato y luego dos días a la semana estoy de monitora de benjamines, así que voy haciendo de todo. Quiero ir poco a poco con la idea de correr populares y disfrutar del atletismo. Hay que saber cuándo llega la hora y en mi caso las secuelas de mi operación de rodilla no me dejarían preparar mi prueba en condiciones, así que ahora tengo que correr para disfrutar.
El problema es que llegó el momento de forma obligada, porque no podía aguantar más los dolores de rodilla...
Es complicado. Le gente dice que es un deporte duro y sacrificado, pero para mí lo duro era al revés, cuando estás lesionado y no puedes disfrutar de algo que te gusta tanto. Eso para mí ha sido lo peor.
Fueron dos años de problemas.
En 2007 fui tercera en Osaka y en el Mundial de Valencia en 2008 quedé cuarta por muy poco. Estaba como nunca, pero a partir de ahí tuve un problema de fascitis plantar, me operé dos veces y me perdí los Juegos de Pekín. 2009 y 2010 fueron años muy duros a nivel personal y mis resultados no fueron los que esperaba, no estuve centrada. Y aun así, para lo complicado que fue, estoy satisfecha. Y después empecé con problemas de rodilla. Tuve una rotura en el gemelo, y para mantener la forma utilicé una máquina que modificó mi zancada. A partir de ahí empezó a dolerme la rodilla muchísimo. Me hicieron una resonancia y vieron que tenía un tercio del tendón rotuliano necrosado, con lo cual la alternativa era operarme. Salió bien, pero la rehabilitación se me complicó y eso impidió que pudiera recuperarme. Eran muchos años entrenándome fuerte y al final el tendón no respondió y tuve que tomar la decisión.
Lo intentó hasta el final.
Sí, he sufrido muchísimas lesiones en mi carrera, en parte por mi problema de tiroides. Pero el apoyo de la gente me hacía salir siempre a flote. Sin embargo, con 34-35 años ya la rodilla no me permitía trabajar todo lo que debía para hacer frente a una prueba muy explosiva y con entrenamientos de calidad, así que tuve que tomar la decisión de tirar la toalla. El objetivo era despedirme en Londres, pero no fue posible. Después lo intenté para despedirme en el Campeonato de España, pero tampoco.
La despedida
Supongo que, después de tantos años, queda la pena de no poder despedirse del atletismo desde la pista, ¿no?
Es una espina clavada, un atleta siempre quiere dejar su deporte cuando decida, pero cuando crees que puedes seguir y ves que no vas, no queda otra que dejarlo. A nivel psicológico fue muy duro, porque la mayoría de los días me iba de la pista llorando por los dolores, mis padres me veían sufrir y era horrible. Un día que tenía que hacer unas progresiones me dolía tanto que dije que hasta ahí había llegado. Hablé con mi entrenador y le dije que no tenía sentido seguir porque estaba haciéndome daño y estaba odiando el atletismo, cuando ha sido mi vida.
Usted brilló en una de las pruebas más complicadas que existen...
Es así, el 800 es de las pruebas más complicadas para acceder a la final, porque son dos minutos de carreras explosivas y también muy tácticas. Además, tuve una época donde había unas rivales tremendas, Mutola, Ceplak, Graff, las africanas, las rusas... Y todas por debajo de dos minutos, por eso valoro mucho todo lo que he conseguido. Yo he llegado a campeonatos con la 15ª marca, pero luego sabía rendir.
¿A favor siempre ha jugado su enorme competitividad?
Sí, yo creo que sí, es lo que me ha salvado. Siempre por los problemas que he tenido me he entrenado poco en comparación con mis rivales, que siempre doblaban sesiones y acumulaban kilómetros. En mi caso, tenía entrenamientos muy especiales porque era frágil. Mi problema de tiroides hacía que después de entrenarme dos días fuertes, al tercero no podía... Eran a medida. El resto de entrenadores no se lo creían, pero lo que hacíamos eran entrenamientos muy intensos, de mucha calidad. Yo era fuerte, era una atleta que aguantaba cargas y en las pesas tenía mucha fuerza, por eso mis carencias las suplía gracias a que el 800 se adaptaba muy bien a mis características y mis particularidades.
¿Por eso descartó saltar al 1.500?
Hice un par de ellos en mi vida, pero no me gustaba. Hice uno en Rietti en 2005, en 4.05, una gran marca para mis entrenamientos. Pero se me hizo muy largo. Además, hubiera tenido que entrenarme de otra forma, y no podía hacerlo.
¿Su mejor recuerdo del atletismo es el bronce en el Mundial de Osaka en 2007?
Hombre, siempre hay grandes recuerdos, los primeros Juegos, la primera medalla en Múnich2002, pero está claro que la de Osaka es la más importante.
Forma parte de una gran generación que ya está en la recta final. ¿Hay relevo a la vista?
Hemos tenido épocas muy buenas porque había cantidad y también calidad. Ahora hay atletas con calidad, que en años podrán estar arriba, pero falta cantidad, y hay que trabajar mucho en la cantera. He tenido la suerte que he vivido años muy buenos a nivel económico y me he podido dedicar al atletismo, aunque he estudiado. Ahora es al revés, y cuando tienes 18-20 años es comprensible que la gente primero decida que tiene que seguir estudiando. Ojalá esto pase pronto y el día de mañana recuperemos el nivel de antes.
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