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A. OJOSNEGROS
Viernes, 1 de noviembre 2013, 13:49
En el caso que nos ocupa, acudir a la tienda de frutas y verduras de la esquina y pedir un kilo de tomates nos depararía una buena sorpresa ya que hablamos de una pieza recolectada en Padilla de Duero, pedanía de Peñafiel, que ha pesado nada menos que 1.674 gramos. Sería el rey de la tan famosa Tomatina del pueblo valenciano de Buñol sin duda, aunque como bromea su artífice, Álvaro Valdezate, al que le cayera encima acabaría en la UVI del hospital. Él prefiere pensar en la generosa ensalada que se puede preparar con tan especial espécimen. Y ya ni hablamos del Bloody Mary que se puede preparar con esta buena pieza hortofrutícola.
Álvaro, ingeniero agrónomo, es uno de los responsables de Viveros Franyal, empresa ubicada en la pedanía peñafielense, y el tomate recogido es fruto de su curiosidad, de su hobby, de un huerto experimental situado en el vivero en el que echa su tiempo libre probando distintas cosas con variadas hortalizas, como pueden ser las cebollas, llegando a obtener una que superó el kilo en 100 gramos o una berenjena de 800 gramos.
El padillense explica que «buscando en Internet variedades autóctonas me di con esta variedad. La sembré en el mes de febrero, la cuidé en los invernaderos, la trasplanté en el huerto y el resultado es algo excepcional, porque un tomate de estas características yo no he visto nunca ni la gente mayor a la que he preguntado».
En su búsqueda de un producto «sabroso, con buen sabor y textura», plantó hasta seis variedades diferentes, siendo las matas del tipo del tomate de récord las que han dado una mayor producción en cuanto al tamaño de los ejemplares cosechados. Indica que «planté 25 matas y habré conseguido unos 150 kilos de tomates». «No tan grandes pero aún así se salen de lo normal», ya que según afirma «algunos han alcanzado un peso que ha rondado el kilo doscientos gramos y el kilo cuatrocientos; siempre rondando el kilo». Toda la cosecha acabará en la mesa familiar y en la de amigos, ya que no comercializan los productos de la huerta experimental, son para autoconsumo.
Climatológicamente «este año ha sido muy malo» para los tomates, señala Valdezate, «porque ha sido muy desequilibrado, con un verano muy raro. Lo bueno es que no ha llovido y a los tomates les ha costado madurar. Ha sido un año en el que llovió e hizo frío hasta muy tarde, hasta bien metidos en mayo, pero ha habido suerte y hemos conseguido esto».
El generoso y colorado resultado de su trabajo a Álvaro le hubiese gustado que acabase en manos de la ciencia, que hubiese acabado en poder de investigadores, lo que pasa que como no sabe cómo acceder a ese mundo, «lo que voy a hacer es dejarle para reproducirle en años sucesivos. Le voy a sacar la simiente para volver a hacer la cadena productiva». De igual forma repartirá las semillas entre otros hortelanos de la zona.
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