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Belén Otxotorena es la narradora junto a la OSCyL, el director Alejandro Posada y a la derecha, José M. Redondo y su tuba. / H. SASTRE
Una solista oronda y brillante
MÚSICA

Una solista oronda y brillante

La Sinfónica de Castilla y León y Otxotorena presentan 'Tubby la tuba', un clásico para público familiar

V. M. NIÑO

Miércoles, 16 de octubre 2013, 22:40

Suele vivir en el rincón derecho del escenario, cerca del atlético trombón y las resueltas trompetas. La tuba rara vez pasea su redondez fuera de la esquina hasta que una vez un tubista le dijo al compositor George Kleinsinger y a letrista Paul Tripp que su instrumento también podía cantar. Corría el año 1941, en el Estados Unidos sorprendido una semana antes en Peral Harbor. Tripp apuntó la idea y en 1946 estrenaron 'Tubby la tuba', un cuento en el que tan brillante y voluminoso instrumento demuestra junto a una rana que su voz es válida para una melodía.

Esta semana el clásico para público infantil ocupa los atriles de la Sinfónica de Castilla y León, junto a la narradora Belén Otxotorena y el director Alejandro Posada. Los conciertos escolares, a los que asisten cada día casi 3.000 chavales de la comunidad, culminan con el de público familiar mañana viernes en la sala sinfónica del Auditorio Miguel Delibes.

Una rana comprensiva

José M. Redondo es el tubista que deja su esquina y se sienta en primera fila. La seductora voz de Belén Otxotorena capta enseguida la atención de los más jóvenes que caen primero deslumbrados por la novedad de una orquesta en acción y después, por la narración. Las ilustraciones proyectadas sobre el fondo anuncian los cambios que se cuelan por los oídos.

La afinación a partir del 'la' que toca el oboe es la excusa para presentar instrumentos y familias. Y partir de ahí, la tuba inicia su queja, nadie confía en sus posibilidades melódicas. Le da la réplica el piccolo. El diálogo entre Redondo y Lanuza tiene su eco en la flauta, la trompeta, el xilófono, mientras el director habla a través de la cuerda. Capacidad demostrada por parte de la tuba, y llega el segundo lamento, no hay quien le escuche, le falta el público. La voz solitaria topa con una rana comprensiva que ha pasado por lo mismo y que persigue idéntico fin, cantar y ser escuchada. La unión hará la fuerza y el final se augura feliz. Del bullicio de la entrada, ni rastro, la joven audiencia está entregada y aplaude con alegría. El éxito de 'Tubby la tuba' procuró la secuela de los mismos compositores 'Tubby la tuba se encuentra con una banda de jazz'. Esa obra, para la próxima.

El programa de esta semana lo completa otro cuento sinfónico clásico, la historia del elefante 'Babar'. José M. Redondo vuelve a la esquina, la celesta da paso al arpa de Marianne, la orquesta crece y el público, ya casi veterano, disfruta.

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