Juventud y canas, con Melendi

El cantante asturiano inauguró el ciclo de conciertos Valladolid vive la música con una actuación a un público de las más variadas generaciones. Valladolid echaba de menos a Melendi y se respiraba en el ambiente minutos antes de que comenzase el concierto. Jóvenes que querían ver a su ídolo, familias al completo que repasaban las canciones del de Oviedo para no perder el compás durante la actuación o auténticos veteranos que sabían disfrutar de sus ritmos pegadizos. Cada generación sobrellevaba los nervios como bien podía, pero ninguno los disimulaba. El púbico estuvo puntual en el pabellón de la Feria de Valladolid. El cantante y su banda, no tanto, pero en un concierto, empezar solo 15 minutos más tarde es empezar a la hora. Melendi presentaba su disco Lágrimas desordenadas, que le llevará a más de una treintena de localidades españolas y, desde luego, no podrá quejarse del recibimiento que le dieron los pucelanos.

Los gritos de «Melendi, Melendi», las pancartas o la histeria que se desataba cuando los pipas afinaban los instrumentos del grupo denotaban la impaciencia que se respiraba en la Feria de Muestras. Pero fueron apagarse las luces, y comenzó la fiesta del ovetense. Arrancó con Tu lista de enemigos, y bien podía no haber cantado en todo el concierto. La entrega del público, que supo demostrarle a la estrella de La Voz que se sabía sus canciones de principio a fin, le hicieron rendirse ante ellos en más de una ocasión. Y es que Melendi, si algo sabe hacer bien, es conectar. Más allá de cantar su recital, conversó con el público y los invitó a disfrutar con él. Algo que, en honor a la verdad, tampoco era necesario, pues los coros de los asistentes fueron una constante. Abrió con su nuevo álbum, pero siguieron canciones más clásicas de su discografía como Piratas del bar Caribe, Loco, borrado, perdido, Tu subes como la marea o su particular homenaje a Extremoduro. Equilibrado, auténtico y entregado, como siempre, a un público que, seguro, recordará la cita.