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Fútbol

Cuando los números también ganan partidos

Dos economistas ofrecen en el libro ‘The Numbers Game’ las nuevas claves estadísticas del fútbol y desmontan algunos tópicos

ARTURO POSADA

Domingo, 13 de octubre 2013, 14:23

La gran revolución que atraviesa el fútbol en la actualidad tiene que ver con los números. Los entrenadores han añadido a sus equipos de trabajo analistas que desentrañan aspectos del juego que suelen pasar inadvertidos. Convenientemente cocinados, esos números permiten adoptar decisiones, desde fichajes hasta retoques en las alineaciones. Las estadísticas adquieren cada vez más relevancia y dos economistas ofrecen conclusiones sorprendentes en el libro The Numbers Game (el juego de los números), de momento solo disponible en el mercado anglosajón. Los números marcan la frontera del cambio en un deporte donde también existen personas que ofrecen gran resistencia a cualquier proceso analítico. Son los habituales refractarios a las innovaciones, paladines del «siempre se ha hecho de esta manera». Pero el futuro va por otro lado sostienen los autores de The Numbers Game, un volumen que lleva como subtítulo por qué todo lo que sabes del fútbol es erróneo.

Chris Anderson es un gurú de la estadística y economista político. David Sally, un economista de la conducta. Los dos creen que algunas verdades esenciales del fútbol se pueden reducir a estos números: 2,66, 50/50, 53,4, <58<73<79 y 0>1. Son los nuevos mandamientos del balompié.

Los análisis que se elaboran actualmente en el fútbol tienen un objetivo: no se trata de probar teorías sino de constatar qué nos dicen los números y si las ideas que se manejan son correctas. Los autores se centran para empezar en una de las verdades que suele citarse. El hecho de que los equipos son más vulnerables después de haber marcado un gol. Sin embargo, sucede al revés: tras un tanto a favor, los equipos son menos proclives a conceder un gol en su portería.

Saquemos los córners en corto

Las estadísticas demuestran también que los equipos que botan más córners en la Premier League no marcan más goles. Solo uno de cada cinco saques de esquina acaba con un lanzamiento a puerta. Y de esos disparos a portería, el 89% finaliza sin consecuencias. El promedio de goles tras córner en la Premier League es de uno cada diez partidos. Aunque los saques de esquina se celebren en Inglaterra como el anticipo de un gol, la realidad es otra. Prácticamente, no encierran peligro. Por eso los autores creen que resulta más efectivo sacarlos en corto. De esta manera se evita el riesgo de que el rival sorprenda con un contraataque y con los centrales propios en el área contraria.

La suerte

Los autores han analizado decenas de miles de partidos de los últimos cien años para llegar a una conclusión: el fútbol es un juego de 50/50. La mitad es suerte, la otra mitad, habilidades. Para tener éxito en el fútbol hay dos rutas: una es ser bueno, la otra ser afortunado. Se necesitan las dos para ganar un campeonato, pero solo una para vencer en un partido.

Otra cifra clave es 2,66. Es el promedio de goles que se han marcado en las cuatro grandes ligas europeas (Inglaterra, Alemania, España e Italia) entre 1993 y 2011. Eso permite anticipar que en esta temporada de la Premier League, 30 partidos acabarán sin goles y 70 encuentros con un solo tanto.

The Numbers Game constata, después de analizar 43.000 partidos, que en el fútbol «los favoritos solo ganan algo más de la mitad de las veces». La posibilidad de que gane el no favorito es del 45,2%. Otros datos sugieren que la mitad de los partidos de los Mundiales se decide por la suerte. Y, entre 2005 y 2011, los equipos que más disparan en las cuatro grandes ligas europeas solo han vencido en el 47% de los partidos.

El gol, esa rareza

Si el baloncesto es un deporte de abundancia en el marcador, el fútbol es un deporte de rareza. En el balompié los equipos disparan poco más de 12 veces por partido. En el baloncesto, 123. En el fútbol, un equipo anota un gol cada 69 minutos. Si las marcas van mejorando como norma general en cualquier deporte, en el fútbol los goles han ido declinando porque se ha convertido en un juego que ha desarrollado una simetría entre marcar y no encajar. Anderson y Sally afirman que los aficionados no van a los estadios a ver goles, sino a presenciar partidos en los que cada gol sea esencial y potencialmente definitivo. «Es la rareza lo que importa», resumen.

Los espectadores de las mayores ligas europeas vieron en la última década más de dos goles y medio por partido y menos de tres por encuentro (el ya fijado 2,66). El número de goles es sorprendentemente similar en todas estas competiciones de élite.

Además, los autores reflejan una correlación entre las tarjetas amarillas y rojas que ven los futbolistas y la violencia que existe en sus países de origen.

Dos economistas alemanes, Alexander Dilger y Hannah Geyer, descubrieron el factor que cambió cuando las victorias pasaron a valer tres puntos. No se incrementaron los goles, sino las tarjetas amarillas porque los tantos aumentaron su valor y los equipos se afanaron en tratar de no recibirlos. Sally y Anderson indican en The Numbers Game que el gol más importante para un equipo es el segundo porque es el que más puntos otorga a un equipo. Esto supone que el Chelsea debería haber comprado a Darren Bent en lugar de pagar 50 millones de libras al Liverpool por Fernando Torres en enero de 2011. Los tantos de Bent dan más puntos que los de El Niño.

The Numbers Game sostiene que no conceder goles es más valioso (2,5 puntos por partido de media) que marcar un solo gol (un punto por partido). De ahí la fórmula 0>1. Los goles más valiosos, en resumen, son los que no se marcan.

La ilusión de la posesión

Sepp Herberger, seleccionador de Alemania Occidental, acuñó la frase: «La pelota es redonda». La obviedad encierra una hecho importante: el juego cambia de dirección, algo que también apuntó Herberger en la misma sentencia. La posesión es una ilusión porque ningún equipo dispone del control completo del balón excepto cuando lo coge el portero. Chris Carling, analista del Lille francés, comprobó que los jugadores permanecen en contacto con la pelota solo 53,4 segundos en cada partido y corren 191 metros con ella. La distancia que recorre un jugador en un encuentro es de 11 kilómetros. El 99% del tiempo, un futbolista no toca el balón. El 98,5% del partido se mueve sin él. El fútbol no es un deporte de posesión sino de manejar las continuas pérdidas.

La posesión en el fútbol tiene que ver con estar en el lugar correcto para recibir la pelota. Los buenos equipos no son mejores pasando que los peores. Simplemente, logran más pases fáciles en los mejores lugares del campo y no pierden balones. Los equipos que pasan bien la pelota superan a sus oponentes en 1,44 puntos y hasta 1,19 goles por partido, apunta The Numbers Game. Pero el arma más efectiva aparece cuando se evitan las pérdidas. Los equipos que utilizan el juego con balones largos tienen menos opciones de marcar y marcan menos, y suelen acabar luchando por la permanencia, aunque circunstancialmente encuentren el éxito.

El caso del Wigan inglés

El Wigan juega actualmente en la Football League Championship, la segunda división inglesa, tras su descenso la pasada temporada. Pero en las campañas precedentes sorprendió de la mano del técnico español Roberto Martínez. El Wigan marcaba dos veces más goles de contraataque que la media de los otros equipos de la Premier League y casi cuatro veces más goles de libres directos. Martínez exprimió las condiciones de la plantilla con su fútbol guerrilla, supo interpretar qué partes de los datos le convenían y entendió que el papel de las estadísticas no es «reemplazar las habilidades de los técnicos sino complementarlas», como apunta John Coulson, de Opta Sports. La ciencia del análisis (analytics) no es un intento de mecanizar el fútbol sino que permite construir un equipo exitoso con la visión más clara posible de lo que sucede en el terreno de juego, apuntan los autores de The Numbers Game. Los números contienen una verdad, no una serie de instrucciones.

El eslabón más débil

En 1986 el transbordador espacial Challenger explotó tras despgar en una de las mayores tragedias de la NASA. Todo estaba en orden, excepto unos anillos de goma que sellaban algunas partes de la nave. Un error y todo se vio afectado. El fútbol es un juego donde importa (y mucho) el eslabón más débil. Un pequeño fallo en una pieza puede causar un desastre multimillonario. Florentino Pérez es objeto en el libro de la denominada teoría del racimo de Zidane: durante su primera etapa como presidente del Real Madrid, Pérez dejó de lado el juicio de entrenadores, ojeadores y directores deportivos y se dedicó a comprar a los mejores jugadores del mercado. Un racimo de estrellas. Pero el eslabón más débil de la cadena es el que determina el éxito del grupo, a pesar de toda la constelación de astros. Y ahí falló Florentino.

Por cada punto porcentual que el jugador más determinante de un equipo mejora, la diferencia de gol por partido se incrementa en un 0,27%. Pero resulta más efectivo mejorar el eslabón más débil (en otras palabras, el peor jugador en el once). Los equipos son tan buenos como su peor futbolista y si este mejora en diez puntos porcentuales (según un baremo estadístico empleado), los equipos pueden sumar 13 goles más por temporada o nueve puntos más en la clasificación. Y, en medio de la explicación sobre el eslabón más débil, los autores de The Numbers Game señalan que en España, Inglaterra e Italia, una tarjeta roja reduce la expectativa de sumar en un partido de 1,50 puntos a 1, lo que supone conceder al rival la misma ventaja que jugar como local.

Cuándo realizar los cambios

Los autores desarrollan la fórmula <58<73<79. Si un entrenador va perdiendo, para que los cambios tengan el máximo efecto deben realizarse antes de esos minutos. El primer cambio, antes del 58. El segundo, antes del 73. Y el tercero, no más tarde del 79. Hay datos que corroboran el éxito de seguir esta recomendación. Los técnicos que lo han hecho lograron empatar los partidos que perdían en el 40% de las ocasiones. Los que no lo siguieron, únicamente consiguieron puntuar en el 22% de los choques. En todas las grandes ligas europeas, este principio ofrece gran esperanza de remontada. Muchos entrenadores suelen retrasar el momento de introducir sustituciones en un partido porque confían, más de lo debido, en los titulares por los que han apostado. Pero, según The Numbers Game, deberían sacar a los suplentes antes de que sus ojos y sus cerebros se lo digan. La secuencia <58<73<79 es exitosa para los equipos que van perdiendo: si un conjunto va ganando, es irrelevante cuándo haga los cambios.

El dinero es la clave

Los aficionados y periodistas miran al entrenador como el gran gurú que logrará el éxito o conducirá al equipo hacia el fracaso. Pero su importancia es relativa. El entrenador ya no es el héroe de otros tiempos. El gasto total en salarios de jugadores explicó en un 89% la situación de un equipo a final de temporada en la Premier League desde 1998 hasta 2008. En los últimos años, las fichas de los futbolistas determinan la posición de un equipo al término de la temporada en un 81%. El presupuesto marca el éxito del equipo en ese porcentaje, así que la figura clave ya no es tanto el entrenador como el pagador. Chris Anderson y David Sally recuerdan que en cualquier empresa, si no se dan los resultados, el sacrificado es el director general. En el fútbol se condena al entrenador. Así que para que un delantero marque más goles o un defensor se emplee con más tackles hay dos soluciones: pagarle más o contratar a uno mejor.

El papel del técnico

La influencia del entrenador se cifra en torno a un 15% del éxito del equipo y a veces se considera que los técnicos que han sido jugadores de renombre corren el riesgo de estrellarse en los banquillos. Los mejores alumnos pueden no ser siempre los mejores profesores. Lo dijo Arrigo Sacchi: «No se necesita haber sido caballo para convertirse en jinete». Y hay casos de entrenadores triunfantes que fueron futbolistas mediocres o ni siquiera jugaron (José Mourinho, Arsène Wenger, Rafa Benítez). Pero los números cuentan otra historia, nos dicen los autores de The Numbers Game. Tras analizar 20 años de la Premier League, tres economistas (Sue Bridgewater, Larry Kahn y Amanda Goodall) confirmaron en 2009 que un entrenador que haya sido internacional como jugador es más efectivo que uno que nunca haya llegado a la selección de su país. Los técnicos que han sido jugadores talentosos son especialmente efectivos cuando dirigen a equipos modestos.

Los despidos de entrenadores tampoco varían la dinámica de los equipos. Los números extremos (negativos en este caso) siempre son seguidos de números medios, independientemente de lo que suceda en el banquillo. Las destituciones no cambian el devenir de los equipos: simplemente los clubes vuelven a la media normal. Un periodo extraordinario de pobre puntuación es eso: extraordinario. Se autocorrige cuando los jugadores lesionados vuelven a estar disponibles, los lanzamientos dejan de golpear los palos para convertirse en goles y la fortuna hace acto de presencia. La idea de que echar a un técnico es la panacea para los clubes supone algo parecido a un placebo, sostienen Anderson y Sally.

Predicciones

Los autores creen que los grandes avances en el campo del análisis futbolístico los protagonizarán los clubes modestos, ya que la desesperación, marginalidad y falta de dinero suelen crear las condiciones que sustentan la innovación. Además, ofrecen otras predicciones. El volumen de datos se incrementará al menos 32 veces de aquí a unos años. Todos los jugadores, y la pelota, llevarán localizadores gps. Se emplearán herramientas de geometría algebraica y teoría de redes para un estudio más profundo de lo que sucede en los partidos. Los triángulos reemplazarán a los eventos con balón como la unidad clave de los análisis. Se marcarán mil goles en la Premier League en este 2013 y también en 2023. La diferencia de salarios y traspasos entre delanteros, defensas y porteros se reducirá drásticamente. La organización será la nueva táctica: todas las partes coadyuvarán a conseguir el triunfo y eso incluye entrenadores, nutricionistas, psicólogos, analistas, ojeadores..., todos ellos tendrán un papel mucho más determinante. Y si un club decide no participar en el juego de los números que proponen los autores del libro eso no le excluirá de tener éxito. La ciencia del análisis ayudará a ganar, pero también el dinero, siempre determinante. Ahí habrá pocos cambios...

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