Guillou estrena el órgano de la Catedral de León ante más de 4.000 personas

Eran cerca de las 21:30 horas cuando los primeros acordes sonaron en el nuevo e imponente órgano de la Catedral de León. Era el primer concierto del Festival Internacional que desde hace 30 años se celebra en la seo leonesa, justo los años que su director, Samuel Rubio, y la sociedad de la ciudad en general, esperaban para oír esos sonidos que anoche deslumbraron en un atestado templo, con más de 4.000 personas llenando como nunca la Pulchra Leonina.

Más de una hora antes del inicio del concierto las colas de leoneses para entrar en la Catedral llegaban hasta la plaza de San Marcelo por toda la calle Ancha. Y eso que se abrieron tres puertas de la seo, pero aún así había cientos de personas que tuvieron que esperar para acceder al templo. E incluso muchas de ellas se quedaron fuera finalmente porque era prácticamente imposible hacer más huecos en la iglesia, donde unas grandes pantallas gigantes permitían ver los detalles más importantes del órgano.

Fue el deán de la Catedral, Eduardo Prieto Escanciano, el encargado de presentar el concierto y dar la palabra al constructor del instrumento junto a Paco Chamorro, Philipp Klais, que aseguró que su familia construye órganos «desde 1882 por todo el mundo». «Sin embargo, este es muy especial», añadió, para luego dar las gracias a Jean Guillou, el compositor y organista que tuvo ayer el honor de inaugurarlo, pero sobre todo quedará para la posteridad porque fue él quien puso las pautas para su creación.

«Es una alegría infinita», reconocía el maestro francés a este periódico minutos antes de que empezara a tocar el segundo de los teclados. Aún así, se mostraba tranquilo, corrigiendo incluso el enfoque de la cámara que apuntaba directamente al órgano para que quedaran registrados no solo los cinco teclados, sino también los pedales.

Pero el que realmente puso la emoción con sus palabras fue Rubio, quien dio las gracias a todos los que le han acompañado durante estos 30 años de lucha para lograr lo que ayer se materializó. Las lágrimas no le impidieron afirmar que hasta ahora «la Catedral estaba huérfana de un espacio sonoro», con el que ahora será «faro» de la música de toda Europa. «Tenemos la mejor Catedral y el mejor órgano», insistió.

Ya lo decía días antes el director del certamen, la llegada del órgano es «un antes y un después en León y en el mundo de la música». También reconocía su rabia al ver que «alumnos de órgano tuvieran que salir de España porque no había muchas oportunidades». También se podrá cumplir otro de los deseos de Rubio, poder ver en la carátula de un disco que un concierto se ha grabado en la seo leonesa.

Recordó además la «tradición de pagar no en dinero sino en la medida de vino que pudiera contener el tubo más grande del órgano». Por eso, entregó una botella de Prada a Tope a Klais en representación de los 300 litros que caben en la parte más larga del instrumento.

Entre los asistentes, uno de los grandes promotores del órgano, el compositor Cristóbal Halffter. Tampoco faltó el poeta Antonio Colinas, que siguió el concierto casi enfrente del maestro Guillou, que llegó a la Catedral y se fundió en un abrazo con Samuel Rubio. Además, personalidades políticas y sociales de León no quisieron perderse la gran cita musical del año, como el alcalde, Emilio Gutiérrez; la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco; el subdelegado del Gobierno, Juan Carlos Suárez-Quiñones; el delegado de la Junta, Guillermo García; el empresario dueño del Grupo Eulen, David Álvarez, y numerosos concejales del Consistorio leonés, así como diputados de la institución provincial e incluso procuradores en las Cortes.

El obispo, Julián López, fue el encargado de cerrar una noche histórica para León, que podrá disfrutar del Festival Internacional de Órgano hasta el 13 de octubre, este año sí, con los nuevos sonidos del imponente instrumento inaugurado ayer.