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M.A.LÓPEZ
Jueves, 12 de septiembre 2013, 14:16
Será una actividad de «claro cariz lúdico y popular». Segovia celebrará el sábado el vigésimo aniversario de la constitución del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España con un acto que, según la concejala de Cultura, Clara Luquero, será «una asociación del patrimonio arquitectónico, por el entorno donde se desarrolla, con el patrimonio inmaterial de una actividad enraizada en Segovia como el teatro de títeres y las músicas tradicionales y contemporáneas».
La celebración tendrá como marco el trayecto entre la iglesia de San Millán y la plaza del Azoguejo, junto al Acueducto. El encargado de atraer y animar a los segovianos a que participen será Salvador, una marioneta gigante de once metros, la más grande de España, movida con cuerdas por la compañía alicantina Carros de Foc. Pesa 900 kilos, pero tiene una gran movilidad, habla «y hasta parpadea», comentó Luquero.
Salvador es también un personaje «absolutamente tierno» que, en la trama del espectáculo, llega a Segovia para conocer el 'puente' legendario del que ha oído hablar en todo el mundo. Así, caminará por la avenida de Fernández Ladreda acompañado por los sones de las dulzainas y por las dos figuras señeras de la comparsa de Gigantes y Cabezudos, el Alcalde y la Alcaldesa, con el fin de dar un aire festivo a la celebración.
Dulzaina y percusión
El colofón será el estreno de la obra que ha compuesto Fernando Ortiz, miembro de Nuevo Mester de Juglaría y técnico de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento. Se trata de la suite '13 sones para un títere', que fusiona las melodías tradicionales de las trece ciudades que forman el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, desde la jota segoviana a la isa canaria, en una adaptados para que puedan ser interpretados con dulzaina y percusión.
De la interpretación se harán cargo cuatro dulzaineros, Carlos de Miguel, Pablo Zamarrón, Jesús Costa y Rodrigo Peñas, y dos percusionistas, Eugenio Uñón y Rodrigo Muñoz, elegidos «por razones de afecto y amistad», reconoció Ortiz.
Esta semana los músicos están en pleno proceso de matización de la partitura y ensayo de esta pieza que tiene una duración aproximada de veinte minutos y que Fernando Ortiz ha donado a la ciudad. Será «sorprendente porque la dulzaina es un instrumento de sonido duro, pero hemos intentado que acoja las otras sonoridades», explicó el autor.
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