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MEDIO AMBIENTE

La comunidad registra el 68% menos de incendios que el año pasado

Agosto ha sido el mes más problemático, con tres fuegos que calcinaron más de 500 hectáreas

LAURA NÚÑEZ

Martes, 3 de septiembre 2013, 18:47

A lo largo de este año, y hasta el día 11 de agosto, fecha de las últimas estadísticas elaboradas por la Consejería de Fomento, Castilla y León ha registrado 674 fuegos en sus nueve provincias, un tercio del total de los que se produjeron el año pasado en este mismo periodo, que fueron 2.079.

Hasta esa misma fecha, tres incendios habían superado las 500 hectáreas quemadas. El primero de ellos fue el de Valdefresno, en León, que llegó a calcinar 600 hectáreas en el mes de mayo. El fuego podría haberse originado por una quema de rastrojos «que se descontroló», según aseguraba el alcalde de un municipio próximo, y que fue el primer fuego del año en importancia. La colaboración ciudadana fue fundamental para la detención del presunto autor del siniestro que se produjo a finales de ese mismo mes.

Pasaron más de dos meses hasta que el 10 de agosto las llamas hicieron saltar todas las alarmas en la localidad abulense de Cebreros. El fuego calcinó 1.050 hectáreas a lo largo de casi cinco días en una zona de gran valor ecológico. Según las investigaciones de la Junta de Castilla y León, el origen del siniestro podría haber estado en un fallo del tendido eléctrico causado por los fuertes vendavales que se daban en la región. Solamente un vecino de una finca privada cercana al foco del incendio sufrió heridas leves, aunque fue necesario desalojar una 'aldea hippie'.

Al mismo tiempo, en el término municipal de Alcañices, provincia de Zamora, un segundo fuego, originado en el municipio portugués de Cicouro, cruzaba la frontera, ayudado por las mismas fuertes rachas de aire, y se extendía hasta alcanzar terrenos cercanos al municipio de Fonfría. Este último llegó a calcinar en torno a 1.200 hectáreas de vegetación, 800 de ellas en territorio español, y el resto en Portugal. Además, uno de los bomberos portugueses que participaba en la extinción de las llamas falleció a causa de las graves quemaduras. Otro operario resultó herido de gravedad, y varios más sufrieron quemaduras de distinta consideración.

Clima arriesgado

La Consejería de Fomento considera que esta desigual cronología de los incendios obedece a la distribución regular de las precipitaciones durante los 6 primeros meses de 2013. El clima húmedo favoreció no solo el escaso número de fuegos sino también el que la superficie quemada fuese menor, a excepción del de Valdefresno en mayo, que aún así es el más pequeño de entre los que sobrepasan las 500 hectáreas quemadas.

Desde que comenzó el verano, sin embargo, el clima dio un giro desfavorable. Las temperaturas especialmente altas han favorecido el frecuente estallido de tormentas eléctricas, y los rayos han causado a lo largo de julio y agosto numerosos incendios que se han visto agravados por las fuertes rachas de viento, que no solo contribuyen a su propagación sino que hacen más complicada y arriesgada su extinción.

Especialmente peligrosa fue la semana del 19 al 25 de agosto, cuando se dispararon las temperaturas tanto diurnas como nocturnas por la presencia de una masa de aire cálido en altura, la 'continental sahariana'. Esta situación contribuyó a la desecación del combustible la vegetación ya muy agostado a aquellas alturas del verano, a lo que se sumaban las dificultades de extinción a unas temperaturas tan elevadas. En aquella semana, la Junta de Castilla y León emitió una alerta advirtiendo del alto peligro de que se produjesen incendios forestales, debido precisamente a esa masa de aire.

Y fue precisamente en esa semana en la que tuvo lugar el incendio más importante de la comunidad en lo que va de año: el que se produjo en el parque natural de Los Arribes del Duero, y que llegó a quemar 2.700 hectáreas. Este incendio se originó en Portugal, y afectó a las localidades de Villardiegua y Villadepera principalmente, y también en parte a Moralina. El fuego se inició en el municipio portugués de Aldeia Nova, y cruzó rápidamente hasta la provincia de Zamora, superando incluso la barrera del río Duero. Ochenta vecinos de Villardiegua tuvieron que ser evacuados por precaución. Además de las consecuencias medioambientales graves, el fuego afectó a agricultores y ganaderos de la región, quienes sufrieron numerosas pérdidas materiales, lo que les ha llevado incluso a solicitar la declaración de zona catastrófica.

Sin tener en cuenta este último fuego, pues aun no ha sido incluido en las estadísticas, el balance de los incendios que se produjeron hasta el día 11 de agosto es, pese a todo, muy positivo. De hecho, la cantidad de este año se encuentra al 50% de la media de años anteriores.

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