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Ensayo en el órgano de Tordesillas. / F. Jiménez
Seis aficionados mantienen con su música el esplendor de los órganos de Tordesillas
PROVINCIA

Seis aficionados mantienen con su música el esplendor de los órganos de Tordesillas

«Si un órgano no se toca, se muere, y la sociedad no puede permitir que eso pase», explica el profesor

P. González

Domingo, 30 de junio 2013, 19:24

Primero probó con la informática. Después le llegó el turno al yoga, ejercicio que combinaba con las clases de manualidades, de costura y de mantenimiento de la memoria. Pero desde que este mismo año descubriera los diferentes sonidos que emiten los 800 tubos del órgano barroco de la iglesia de Santa María de Tordesillas, ya no puede dejar de pensar en su nueva afición: tocar.

«Es lo mejor de lo mejor», asegura María Luisa Luengo, 72 años, ama de casa que en sus horas libres es estudiante de órgano barroco en la escuela municipal de música de Tordesillas. «Es un privilegio aprender a tocar un órgano y más el de mi pueblo y en esta iglesia tan bonita», comenta Luengo, mientras termina de colocarse las gafas para poder ver bien las 42 teclas que hacen que el instrumento suene en todo su esplendor. Cada jueves por la tarde, desde que se inicia el curso escolar, Luengo se afana en finalizar pronto las tareas propias del hogar para encaminar sus pasos por las estrechas callejuelas del casco histórico de la villa del Tratado. En sus manos además de portar las gafas, ya que «sin ellas no veo nada y las necesito para ver las teclas y las notas» también lleva un par de partituras que interpretará durante más de tres cuartos de hora en una clase particular. «Es un lujo aprender a tocar el órgano a mi edad. Y encima, sola con el profesor, algo que no creo que sea muy común», comenta esta ama de casa, quien lamenta no haberse apuntado antes a las clases. Después de interpretar una página de acordes «no sé más, ya que llevo muy poco tiempo», Luengo se quita las ansias de pentagramas y escucha atentamente los consejos y matices que recibe de su profesor, Carlos Lajo, quien la despide con un «nos vemos la próxima semana».

Este ritual es el que seis hombres y mujeres, como María Luisa, y con edades comprendidas entre los 48 y los 72, y sin ser profesionales de la música, repiten cada semana desde hace varios años cuando la escuela municipal, incentivada por el proyecto presentado por la asociación El Realejo, decidió incorporar a su plan de estudios la asignatura de órgano barroco.

Desde entonces, todos los años, esta pandilla de músicos 'amateurs' y «amantes del órgano» pasa el otoño, el invierno y la primavera ajustando los sonidos, ya que «si un órgano no se toca, se muere y no podemos dejar que eso pase, porque los órganos son parte de nuestra cultura y de nuestra vida» explica Lajo, quien capitanea la primera clase de órgano barroco de toda Castilla y León impartida en una escuela municipal. A pesar de que la crisis apremia y de que la cultura cada vez está más arrinconada, el Ayuntamiento de Tordesillas lo tiene claro: «Seguiremos apostando por la cultura y por la música», asevera la concejala de Cultura, Virginia Luengo, quien adelanta que la asignatura seguirá vigente en el plan de estudios del próximo año.

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