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Un ingeniero naval (arriba con camisa azul) supervisó ayer la pruebas de estabilidad en La Leyenda del Pisuerga. / J. S.
La Leyenda del Pisuerga pasa el examen y su dueño espera reflotarla antes de las ferias
BARCO TURÍSTICO

La Leyenda del Pisuerga pasa el examen y su dueño espera reflotarla antes de las ferias

El barco, que superó ayer una prueba de estabilidad, estará atendido por siete tripulantes y camareros para el bar y las cenas

J. SANZ

Martes, 25 de junio 2013, 16:50

La Leyenda del Pisuerga, el barco turístico que acaba de cumplir tres años sin actividad, volverá a surcar las aguas del río durante el presente verano. Así lo espera su propietario, el francés de madre vallisoletana Philippe Guzzi, después de que ayer su barco superara las pruebas de estabilidad realizadas con una grúa de 35 metros de brazo y que sirvió para comprobar que puede soportar un peso de diez toneladas (de bloques de hormigón) sin mayores contratiempos.

«Queremos hacerlo todo perfecto y por eso ahora mismo no puedo decir cuando volverá a navegar, aunque sí que lo hará este verano, y ojalá sea este mismo julio, porque ya se ha interesado mucha gente para alquilarlo, pero como máximo estará listo para las ferias», anticipa el empresario galo antes de reconocer que se encaprichó del barco en cuanto lo vio hace diez años. De ahí que guarde celoso la inversión, más que cuantiosa, que ha realizado para devolver a La Leyenda «todo su esplendor y, sobre todo, para dotarla de todas las medidas de seguridad».

Y para cumplir este doble objetivo no ha escatimado en gastos a la hora de reparar la nao y de realizar, como ayer, un sinfín de pruebas de navegación supervisadas por un ingeniero naval vigués en presencia del futuro capitán, el gaditano José Joaquín López. Eso además de haber iniciado ya el proceso de contratación de una plantilla que estará formada por siete trabajadores, entre tripulantes (tres) y camareros, cuyo número variará en función de las actividades hosteleras de la nave.

Así, en cuanto a la parte técnica, el barco fue sometido recientemente a una «inspección con ultrasonidos para comprobar que el casco está en perfecto estado y evitar así sacarlo a dique seco una técnica empleada con los petroleros», como estaba previsto, mientras que se han renovado ya sus dos motores diésel de 130 caballos cada uno y las palas de tipo 'mississippi' que lo impulsan y se ha incorporado un sistema de cámaras para mejorar la visibilidad desde el puente durante la navegación.

Topografía del lecho fluvial

La última prueba, la de estabilidad, tuvo lugar ayer. Para llevarla a cabo se cargó la cubierta del barco con cinco toneladas de bloques de hormigón a babor y estribor y luego se realizaron algunas maniobras para amarrarlo al embarcadero. «El resultado ha sido perfecto», destacó al término de la misma el empresario.

Pero aún faltan «algunas cosas por hacer», reconoce Philippe Guzzi, entre las que destaca «el escaneo del lecho del río para conocer su topografía al milímetro, algo que haremos en los próximos días, y garantizar así la seguridad del barco durante la navegación con un mapa muy exacto».

Eso además de haber instalado ya un sistema para verter las aguas fecales directamente a la red de saneamiento a través de un toma habilitada por Agualid en el embarcadero. A este último solo falta por darle una manita de pintura por parte del Ayuntamiento, su propietario.

Así que si «todo va bien», La Leyenda del Pisuerga recibirá «en breve» los permisos de navegación, por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), y de actividad, a cargo del Ayuntamiento, para retomar su actividad turística y hostelera a lo largo del periodo estival.

El objetivo del empresario es combinar la actividad turística (las rutas) con la hostelera. «Abriremos el bar por las tardes y noches, pero también ofreceremos el alquiler de la nave para dar cenas con un servicio de 'catering', ya que no podemos tener cocina, en la terraza de la cubierta», anticipa Philippe Guzzi antes de matizar que «no va a ser un bar de copas más sobre el agua sino que se trata, ante todo, de un barco».

Un guiño al Sena parisino

Los obreros trabajan estos días a destajo para reformar tanto el interior, con capacidad para noventa personas, como la terraza descubierta.

Pero, ¿por qué se ha metido un empresario sin vinculación con el sector su negocio es de transacciones financieras en esta aventura? «Mi madre es vallisoletana y venía cada verano de vacaciones, y desde hacía años tenía en mente la idea de poner aquí un barco similar a los del Sena y, al verlo cerrado, me lancé», explica el propio Philippe Guzzi.

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