Borrar
Mayte Martínez, en el Palacio Pimentel, sede de la Diputación Provincial de Valladolid. / Miguel Ángel Santos.
"Hay un trocito de mi corazón que murió con mi retirada"
Mayte martínez, ex atleta e hija predilecta de valladolid

"Hay un trocito de mi corazón que murió con mi retirada"

La mediofondista reconoce que ahora toda su vida la llena el embarazo

ARTURO POSADA

Lunes, 25 de marzo 2013, 15:59

Mayte Martínez (Valladolid, 1976) cerró con su retirada una carrera esplendorosa en el atletismo español. Ahora afronta la maternidad y nuevos retos.

Si echa la vista atrás, ¿qué es lo primero que ve Mayte Martínez?

Con la perspectiva de unos meses, analizo mi trayectoria de una forma más tranquila. Me empiezo a dar cuenta de los grandes resultados que he conseguido. Y, sobre todo, los valoro mucho más.

En mitad del fragor de la competición, tal vez no se diese cuenta de que estuviese haciendo historia en el atletismo español...

Cuando estás dentro de la competición te centras solo en entrenar y en conseguir buenos resultados. Es lo único que te preocupa y no te paras a analizar mucho más. He entrenado bien, he competido bien, no he estado lesionada, me tengo que intentar recuperar... No va más allá. Desde mi retirada, me he dado cuenta de lo complejo que resultaba todo y no solo por las medallas que conseguí. Los diez años que estuve en la élite (los dos últimos permanecí lesionada), del 2000 al 2010, quitando cuando estuve de baja o con alguna enfermedad, acudí a todas las finales. Eso implica que tuve consistencia y regularidad, algo complicado en una década en la élite.

¿Recuerda el sufrimiento de sus inicios, las lesiones, las enfermedades o todo eso queda ya en una nebulosa?

Todos tenemos un mecanismo de supervivencia que nos permite enterrar esos instantes y decir lo malo ha pasado. He vivido momentos muy buenos y momentos muy duros. Pero nadie dijo que el deporte de élite fuese fácil. Hay ejemplos de grandes deportistas que sufren una lesión tras otra. Cuando te gusta algo, da igual que te toque sufrir.

Imagino que eso curte.

A nadie le gusta estar lesionado. Me he perdido grandes competiciones, especialmente las últimas. Es difícil, pero analizando mis orígenes, los años previos al salto a la élite, creo que un factor decisivo de mi carrera fue el problema con el tiroides. Estuve tres años apartada de la competición y me desahuciaron para el deporte.

¿Pensó que no llegaría nunca al primer nivel del atletismo?

Eso me dijeron. Que una prueba tan exigente como el 800 iba a ser muy complicada por mi problema de tiroides, una enfermedad autoinmune para toda la vida. Pero ese fue el toque. Durante tres años ni entrené ni competí y entonces me esforcé por volver a practicar lo que llevaba haciendo desde que tenía once años. Al final, todas las lesiones y enfermedades me han hecho crecer como atleta porque he valorado lo que implicaban. Eso me hizo luchar más por volver.

¿Cuál considera que fue su mejor momento profesional?

La medalla de Osaka. En los dos años siguientes estuve en puestos de finalista, pero aquella fue la última medalla y la más importante. Había un gran nivel en las pruebas y era muy complicado lograrla. Hice 157 en la tercera carrera y saber que tenía el récord de España en mis pies... Disfruté muchísimo de toda aquella temporada, participé en muchísimos mítines de la Golden, la final del Grand Prix... Prácticamente en todos estuve en las tres primeras.

¿Y el momento más duro?

Han sido muchos. Después de conseguir la medalla de bronce en el Mundial de Birmingham, pensé que en el 2004 contaría con opciones de llegar a la final, pero padecí unos vértigos que me llevaron a estar ingresada. Eso hizo que llegara muy mermada a Atenas y me fastidió. Conseguí la medalla en 2007 [Osaka], pero la fascitis que tenía, con un dolor insoportable, me llevó a operarme y la intervención no salió bien por tratar de acortar los procesos. Me tuve que volver a operar. Fue muy doloroso no ir a Pekín. Al menos había podido acudir a Atenas, aunque no consiguiera buenos resultados. Pero en los Juegos de Pekín estaba con muletas. Fue muy duro tener que verlos desde la tele sabiendo que estaba en mi mejor momento, en plenitud, con madurez física y personal.

El día que tomó la decisión de retirarse tampoco debió ser fácil.

Lo tengo grabado en la mente. Muchas veces me planteaba si merecía la pena seguir, pero seguía yendo a entrenar. Pero sí, aquel fue un día durísimo. Acudí al entrenamiento y me puse a hacer unas series. Ya tenía muchos problemas para apoyar con los dolores de rodilla. Vi que no podía y le dije a Juan Carlos: hoy.

Una decisión drástica.

Sí, porque fue un día concreto. Sabía que ya no iba a ponerme clavos más veces.

Renunció a todas esas sensaciones de la alta competición. ¿Qué experimentaba antes de una gran cita?

Muchos nervios. A diferencia de los deportes colectivos, aquí no hay una liga que te permita tener un día flojo y luego recuperarte. Te juegas el entrenamiento de todo el año en una sola competición. Eso hace que todos los atletas lleguemos con mucho estrés, mucha ansiedad. El atletismo, por desgracia, es un deporte que solo atrae el interés de los medios en los campeonatos. Te juzgan por cómo lo hagas ese día, pero a mí siempre me ha encantado competir y he tenido la suerte de hacerlo en los mejores mítines del mundo, no solo en campeonatos de Europa, Mundiales o Juegos Olímpicos. He sido una privilegiada por correr muchos años en la Golden League, lo que ahora es la Diamond League. He corrido en las mejores pistas, en los estadios atléticos más emblemáticos. En los mítines disfrutaba y, muchas veces, competía por encima de cómo estaba entrenando. Pero los campeonatos, por los que la gente te recuerda, eran momentos de mucho estrés en los que pasaba la noche en vela. Sin embargo, una vez que sonaba el disparo me transformaba y dejaba atrás todos los miedos e incertidumbres.

¿Cómo llena ahora el vacío competitivo?

En cuanto al tiempo, trato de hacer otras cosas. Amplío mi formación [posee las carreras de Magisterio de Educación Física yPsicopedagogía] con un máster de gestión deportiva y sigo con la Escuela de Atletismo Mayte Martínez. Es el tercer año. Antes solo era la directora, pero ahora estoy mucho más implicada como monitora. Además, con el embarazo tengo otras ilusiones. Pero hay un trocito de mi corazón que murió con la retirada y que será difícilmente reemplazable.

Pero no dejará de correr, aunque sea por puro placer...

Quiero disfrutar de las carreras cuando pueda volver a entrenar. Sin tensión. Si un día me apetece, iré. Antes, además de mi pasión, era mi trabajo. Disfrutaré de correr con mis compañeros de entrenamiento, con la gente de mi club. Ir a las competiciones no dejará de ser un día de fiesta porque así mantendré el contacto. Ese mundillo que he vivido desde los once años no quiero perderlo. La gente del atletismo es como mi segunda familia.

¿Pensaba en la maternidad cuando era más joven o esperaba a la retirada?

Siempre he tenido en mente que me gustaría ser madre. Ahora, cuando lo pienso, me planteo que podría haber aprovechado un año de lesión. Pero cuando te lesionas, te obsesionas y lo único que quieres es recuperarte lo antes posible. Tenía claro que la maternidad entraba dentro de mis planes de vida, pero en aquellos momentos mi prioridad absoluta era el atletismo. Así que lo fui posponiendo. Ahora me ha llegado en el momento que quería, cuando ya he colgado las zapatillas y he dado todo lo que tenía que dar en mi carrera deportiva. Toda esa pasión, cariño e implicación que tenía con el atletismo lo volcaré en mi hija. Cuando nazca y la tenga entre mis brazos, no habrá medalla que la supere.

¿Iniciará a su hija en atletismo?

Tendremos una lucha porque el padre hace pádel [risas]. Nos gustaría que hiciera deporte, además de los estudios, porque el deporte posee valores muy importantes. Si es buena, estaré encantada. Si quiere hacer otra cosa, danza por ejemplo, también la apoyaré. Yo he llegado donde he llegado gracias al sacrificio de mis padres. Al vivir en un pueblo, si ellos no se hubiesen sacrificado, no habría podido ir a entrenar ni ser atleta. Decida lo que decida, la apoyaré al cien por cien y no la obligaré a nada, pero... ¡por supuesto que me gustaría que fuera atleta!

La sombra de la madre será muy alargada...

Quién sabe. Todos quereos que nuestros hijos sean los mejores, pero lo que importa es que sea buena persona. Si, además de eso, destaca en el deporte, genial.

Usted siempre se ha mostrado muy contundente contra el dopaje y ha propuesto que se conozca el nombre de los tramposos y que sean castigados.

Sí, así es. Pienso que muchos atletas de élite están limpios. El doping no es algo que esté generalizado, pero considero que se debe que luchar contra los tramposos. Hay gente sobre la que recaen sospechas fundadas y argumentan: es que yo nunca he dado positivo. Lance Armstrong tampoco había dado nunca positivo ni tampoco Marion Jones. Ahora nos enteramos de muchas cosas. Puedes pensar que hay gente que está limpia y no es así. Y al revés. Lo que queda es la conciencia de cada uno. Y también la tranquilidad de que, investiguen lo que investiguen, saquen lo que saquen, tu nombre jamás va a aparecer. Eso te permite dormir a pierna suelta. Con todo el caso de Eufemiano [Fuentes] se está haciendo un circo. Sería muy triste y no entiendo cómo, habiendo bolsas que son de alguien, la jueza no quiera entregarlas a las autoridades para analizarlas. Hay que seguir peleando y que las políticas antidopaje se endurezcan cada vez más. No soy partidaria de sanciones de por vida, porque todo el mundo tiene derecho a equivocarse, pero dos años de castigo me parecen pocos. Deberían ser al menos cuatro y devolver todo lo ganado.

Empezamos la entrevista mirando al pasado. Dirijamos ahora la vista hacia el futuro. ¿Cómo lo imagina?

Hay días que todo parece muy oscuro. Tengo ganas de terminar el máster, ponerme a trabajar, cuidar de mi hija cuando nazca. Pero el panorama está complicado, con tanto paro, la situación compleja en la que viven muchas familias... Al final hay que intentar ser positivo y no dejarse llevar por estos pensamientos. Quiero disfrutar de mi maternidad, aprobar el máster, volcarme en mi hija. Me gustaría trabajar en algo que estuviera relacionado con el deporte. En el pasado he disfrutado del atletismo y me gustaría seguir vinculada a esa pasión.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla "Hay un trocito de mi corazón que murió con mi retirada"