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V. M. V.
Miércoles, 13 de febrero 2013, 18:40
Hay chavales que, a su edad (15 años), se ven obligados a empuñar un arma, apretar el gatillo y esquivar las balas. Naciones Unidas dice que son más de 250.000 los menores de edad que, en el mundo, se convierten en soldados, empujados a manchar de sangre sus manos. Movimiento contra la Intolerancia recordó ayer esta trágica realidad con un acto simbólico en el colegio Amor de Dios (Real de Burgos, 5). Los alumnos de cuarto de la ESO embadurnaron de rojo las palmas de sus manos para estamparlas en un mural y clamar contra el uso de los niños soldado en las guerras y, por extensión, mostrar su rechazo con los actos violentos, también los que se producen en el ámbito escolar. «La violencia se aprende. Por eso hay que ser muy críticos en los espacios donde puede prender, sobre todo en el grupo de amigos», explica Olga Hurtado, de Movimiento contra la Intolerancia. Para luchar contra ella, lo mejor es sentido crítico, habilidades sociales de convivencia y empatía («ponerse en el lugar de la víctima») y pedir ayuda en el caso de que se sea víctima o testigo. «La violencia se aprende, pero también la tolerancia», explica Hurtado, quien imparte cursos en colegios e institutos para erradicar las actitudes agresivas entre los estudiantes.
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