La matanza de Palazuelo vuelve a ser una fiesta en su 18 cumpleaños

De su crianza en el corral o en la calle (como el de San Antón), del ritual sobre su muerte, de las viandas que se extraen, de las tradiciones y creencias vinculadas con su figura y de la festividad que representaba la muerte y destace del cerdo. De todo ello habló el escritor José González Torices en el canto de loanza al dios cerdo que ayer pregonó en Palazuelo de Vedija. Porque si hay un lugar «en el mundo» que puede hablar con propiedad de este animal, ese es el municipio vedijano, «pueblo marranero por excelencia», incidió el alcalde, Salvador Fernández.

En la celebración de la XVIII edición de la Fiesta de la Matanza, Palazuelo mira hacia su declaración como fiesta de interés turístico regional. «Son nuestras señas de identidad», incidió el alcalde, que ayer cedió el micrófono al escritor de Villamayor de Campos José González Torices quien se encargó de glosar esta tradición.

Antes de que unas doscientas personas arroparan el ritual propiamente dicho, el Ayuntamiento nombró, como viene haciendo desde hace tres años, a su matancero de honor. Esta vez recayó en la figura del subdirector de El Norte de Castilla, José Ignacio Foces, «persona señera, cercana, habitual de Palazuelo, comprometida con el medio rural y un gran amigo», tal y como lo definió el alcalde vedijano. Al periodista le colocó el mandil típico de la matanza, que aseguró que lo llevará «como si fuera una segunda piel». Durante su intervención, Foces quiso aprovechar para ensalzar la figura de los alcaldes y concejales de los pueblos «en un momento en el que la política está tan denostada». «A los alcaldes y concejales hay que tenerles el máximo respeto y admiración», dijo.

También quiso tener muy presente otra figura, la del corresponsal de prensa, «que si no existieran en los pueblos no llegarían sus noticias». En especial, recordó al que durante un cuarto de siglo ejerciera la corresponsalía de Villalón y la zona Norte, Pablo Crespo, que ayer recibió un homenaje póstumo de agradecimiento por su labor a cargo del Ayuntamiento. Su mujer, Valentina, y sus hijos, Ana y Pablo, visiblemente emocionados, recogieron el reconocimiento.