San Pedro Regalado entierra su enclave de realojo para acoger a nuevos vecinos

Durante años fue foco de tensión. De protestas vecinales. De enfrentamiento. Hoy, en la manzana del barrio de San Pedro Regalado delimitada por las calles Montemayor de Pililla y Montealegre de Campos, se respira otro ambiente. Huele a nuevo. El Ayuntamiento de Valladolid, a través de la Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda (VIVA), acaba de concluir la transformación de ocho viviendas de realojo, construidas en 1992, en unos modernos adosados VPO de alquiler con opción a compra. Objetivo: regenerar esta zona en el norte de la capital en la que viven 2.543 personas.

Desde hace años los residentes de San Pedro tenían puesto el foco en esta hilera de viviendas junto al parque de la Campiña. Primero, por el incívico comportamiento que llevaron al barrio algunos de sus inquilinos. Más tarde, cuando dejaron de cumplir su función de acogida temporal, por el deterioro de unas edificaciones que quedaron completamente destrozadas. «Ahora vivimos muy tranquilos, es como un pueblecito», asegura Jesús Blanco, vocal de la asociación de vecinos.

Tras una inversión cercana a los 800.000 euros, la empresa Tuconsa ha rehabilitado esta manzana de forma espectacular. Las ocho ruinas son ahora casas de primera calidad con un precio de 155.000 euros. Las viviendas tienen noventa metros cuadrados repartidos en dos plantas en las que se distribuyen tres habitaciones, dos cuartos de baño, salón, cocina amueblada, terraza, patio y plaza de garaje. Una intervención en la que se ha tenido muy presente la eficiencia energética cuentan con paneles solares para calentar el agua y el aislamiento acústico al estar situadas junto a la Ronda Norte. El equipo de César Alonso, gerente de VIVA, ya ha iniciado los contactos con los interesados, a los que se les ofrece la siguiente fórmula. A los que se comprometan a comprar la vivienda en los tres primeros años se les cobrará un alquiler de 500 euros mensuales. Si la formalizan en cinco años, la renta sube hasta los 600, y si la adquisición se plantea en una década, pagarán 655 euros hasta firmar las escrituras. En el sorteo inicial participaron 4.700 demandantes de vivienda protegida.

La profunda reforma en este extremo de San Pedro Regalado ha sido bien acogida por los vecinos. «Era una reivindicación desde hace muchos años y la verdad es que han quedado muy bien», ratifica Jesús Blanco 'Chuchi', quien detecta un impulso en el barrio que le vio nacer. «Había muchas personas mayores y ahora están regresando a vivir los hijos y los nietos; además el nuevo plan parcial de Viveros (detrás de Lauki) también está trayendo gente joven», subraya el portavoz, quien destaca el compromiso de los residentes para mantener al día sus viviendas. «Prácticamente en todas las calles ha habido rehabilitaciones tras la entrada en vigor de la Inspección Técnica de Edificios», explica.

Precisamente en Viveros, VIVA acometió otra obra de calado: la construcción de otros 24 chalés adosados de VPO en la calle Vuelo, con un precio de 262.000 euros en régimen de alquiler con opción a compra. En esa promoción, la sociedad municipal utilizó la fórmula del descuento de las rentas abonadas sobre el precio final de las casas. A esta iniciativa pública se sumaron más tarde los bloques residenciales de VPO que ahora mismo tiran de este nuevo barrio. Hasta el momento, todas las viviendas protegidas que se han levantado en esta zona se han vendido.

El portavoz de la asociación considera que el desarrollo contiguo es también San Pedro Regalado y por eso reclama la apertura de una conexión de tráfico que permita comunicar con Viveros. Para que el impulso iniciado por el Ayuntamiento en la zona sea completo, Jesús Blanco reclama que el Consistorio incluya al barrio en su agenda cultural y que esté atento a su mantenimiento, especialmente en las zonas deportivas, ahora algo deterioradas.