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CARMEN DURÁNTEZ
Lunes, 3 de diciembre 2012, 19:22
«En mi trabajo empiezan a conocer el deporte que practico ahora, cuando yo se lo explico». Lo afirma Óscar Olmo y el deporte al que se refiere es el canicross. Pero el desconocimiento del que habla no se ciñe solo a su círculo laboral. El canicross es una práctica deportiva que llegó a España hace relativamente poco tiempo, 10 años, y hasta el momento ha sentado raíces en Cataluña y País Vasco, pero en Valladolid aún es un desconocido.
Este deporte consiste, en líneas generales, en que las personas que lo llevan a cabo corran una determinada distancia con su perro atado a la cintura mediante un cinturón específico. Así se forma un equipo, un tándem entre corredor y mascota que ha de estar equilibrado a la hora de competir.
Pero aunque de momento sorprende al que lo escucha, poco a poco el canicross se va abriendo paso en Valladolid y prueba de ello son los dos equipos que compiten con el CD Parque Sport. Por un lado Óscar Olmo y su border collie Noa y, por otro, Jorge Olmedo y su podenco ibicenco Rufus.
Óscar compró a Noa hace aproximadamente un año y medio y a partir del pasado julio comenzaron a practicar canicross, aunque desde el primer momento él comprobó que era la compañera indicada para ello. «Le pones el arnés y sale corriendo, luego se va calmando, pero va muy rápida», explica. Tanto es así que en los dos meses que lleva esta temporada (comienza en octubre y se extiende hasta marzo) ya han participado en cuatro carreras, entre las que cuentan dos victorias y un sexto puesto en el Campeonato de España.
Por su parte, Jorge y Rufus llevan ya tres temporadas practicando canicross. «Yo a nivel profesional me muevo mucho en el ambiente de los perros», explica Jorge, «y algunos clientes me animaron, hicimos la primera cuando Rufus tenía dos años y hasta hoy».
¿Y si el perro se para?
Óscar llevaba quince años corriendo solo y Jorge también disfrutaba con el 'running', pero ambos tenían «ganas de variar». «Esto te añade estar con tu perro y divertirte con el, porque hacéis algo que os gusta a los dos», explica Óscar. «Además son todo sensaciones diferentes, cuando el perro empieza a tirar piensas lo bien que vas, pero... ¡es lo bien que te lleva!», comenta Jorge entre risas.
Eso sí, no siempre es esa la sensación que se tiene en el canicross. A veces, ya sea porque la velocidad del perro es mayor que la del corredor o simplemente por una falta de coordinación, «especialmente en las bajadas, es muy fácil irse al suelo como me fui yo el otro día con Rufus...», pero las mayores caídas se tienen al principio, «con la práctica poco a poco te vas haciendo a correr con él».
El segundo percance puede venir porque, aunque los perros estén acostumbrados a este ejercicio, «no hay que olvidar que son animales», tal y como afirma Óscar. Y por eso en ocasiones se dejan llevar por olores o por su propio instinto. Quizá sea el caso de los perros que corran con Noa cuando a ella le llegue la etapa del celo, pero hasta el momento ha sido Rufus quien ha vivido esta situación. Su raza es habitualmente de caza menor y por eso si «por ejemplo ve un conejo, o simplemente huele el rastro de una pieza de caza puede pararse», expone Jorge. ¿Y qué se puede hacer en estos casos? Pues únicamente «esperar a que él arranque».
Y para que lo haga lo mejor son las órdenes que a través de los entrenamientos se les va enseñando. «Consiste en hablarle, si por ejemplo ves una curva a la izquierda le vas diciendo ¡izquierda izquierda!, o derecha, para, tira...», comenta Jorge. Pero, aunque todo depende del carácter del animal, hay un factor que influye a la hora de que los canes vuelvan a la carrera: su competitividad.
«Se 'pican' mucho, tienen un afán competitivo que ya quisiéramos los humanos, aunque en cierto modo te lo transmiten cuando estás en competición», asegura Óscar. Y es que la empatía entre la mascota y su dueño se hace necesaria a la hora de correr. «A lo mejor cuando tú estás cansado el perro sube el ritmo, así que llegamos a un punto medio» comenta «cuando él ve que tira mucho, pero tú no puedes afloja, de tanto entrenar al final te conoce».
Porque para ser un experto en canicross es necesario que ambos miembros del equipo se entrenen. Jorge, que afirma que lo practica de manera lúdica, sale con Rufus una vez a la semana para correr unos 8 o 10 kilómetros. Sin embargo, Óscar y Noa practican un entrenamiento más exhaustivo. Un día a la semana Noa corre libremente, pero otros dos ambos realizan series de seis kilómetros para lograr el rendimiento necesario.
Eso sí, aunque practican dos tipos de preparación diferentes, ambos coinciden en afirmar que, pese a los años de experiencia, su resistencia es mucho menor que la de los perros. Jorge no duda en asegurar al respecto que «normalmente el problema de fuerza o de cansancio lo tenemos nosotros más que los perros». Punto de vista que también comparte Óscar: «Llegan con el doble o el triple de fuerza que el corredor y en cuanto a la recuperación... En cuanto llegamos al coche Noa me pide la pelota para que se la tire y echarse a correr».
Cualquiera puede
Y es que la resistencia física no entiende de razas, cualquiera de ellas puede participar en este deporte. «Yo he visto a yorkshires participar y no lo han hecho nada mal», asegura Óscar, porque aunque el perro sea pequeño y pueda sorprender «si está físicamente bien corre más que un humano».
Al buen estado físico se suma como requisito inicial que el can tenga un año, que es la edad en la que se les empieza a considerar adulto. A partir de esas indicaciones a la hora de competir es necesario que pase un examen veterinario, de cara a proteger su salud, en el que se comprueba el estado de «los dientes, las almohadillas, los músculos, que esté al día con las vacunas...».
Sin embargo, aunque estos controles son necesarios y completos, no hay que llevar a cabo ningún cuidado especial para que el animal esté en unas condiciones óptimas que le permitan participar. La comida, por ejemplo, es la habitual.
El CD Parque Sport les ha dado a Óscar, Noa, Jorge y Rufus la oportunidad de participar en las competiciones de canicross con el respaldo de un club, por ello ahora ellos no dudan en «animar a todo aquel que quiera a que lo lleve a cabo, porque es un deporte muy divertido, muy dinámico y muy aconsejable, en el que disfruta el perro y el corredor. Además cuanta más gente seamos mejor, así podemos organizar carreras en Valladolid». Eso sí, advierten que «lo que no hay que hacer es comprar el perro pensando en hacer canicross». La clave está en probarlo «si lo tienes y te gusta correr, porque, como el running, termina enganchando».
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