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Los asistentes observan una de las tumbas del cementerio./ ANTONIO DE TORRE
En busca de las huellas judías
VISITAS GUIADAS

En busca de las huellas judías

Turismo de Segovia celebra la XIII Jornada de la cultura hebrea con numerosas actividades

ALBERTO BARRANCO

Domingo, 2 de septiembre 2012, 21:45

Corría el año 1492 cuando los Reyes Católicos decretaron la expulsión del reino de todos los judíos que no se convirtieran al Cristianismo. Hasta ese momento fueron muchas las comunidades hebreas que formaron importantes núcleos en diversas ciudades como Segovia. Con motivo de la celebración de la XIII Jornada de la Cultura Judía, Turismo de Segovia organizó el pasado fin de semana una serie de actividades para conocer mejor las costumbres de aquellos judíos medievales que habitaban la ciudad.

Y es que como expresó la guía turística, Dolores Puertas, «para conocer nuestra historia es inevitable hablar de la comunidad judía». La aljama de Segovia fue una de las más ricas y pobladas de Castilla. Fue además una comunidad pacífica, ya que los judíos segovianos no tuvieron que soportar matanzas como las comunidades hebreas de otras zonas del reino. En ese sentido, el colectivo se libró de los asaltos y persecuciones violentas que se llevaban a cabo en los famosos progromos.

Ese buen ambiente de convivencia acabó en 1481, cuando los gobernantes Isabel y Fernando ordenaron encerrar en cierta medida a la comunidad hebrea en la judería. Para ello, se construyeron una serie de puertas en las bocacalles que se cerraban cada noche a cal y canto, aunque se podía salir al resto de la ciudad durante el día.

Los asistentes a las dos visitas guiadas que se celebraron la mañana de ayer comenzaron el recorrido en la Antigua Sinagoga Mayor de la judería, hoy reconvertida en el convento del Corpus Christi. Puertas explicó como un incendio en 1889 destruyó el techo de madera y todos los elementos decorativos. El Ayuntamiento de Segovia llevó a cabo una restauración a principios de siglo, por lo que hoy el interior de la sinagoga luce casi como lo hizo hace quinientos años, si se ovbian los numerosos elementos cristianos. Este edificio sagrado permaneció abierto durante toda la jornada de ayer, como también ocurrió con la Puerta de San Andrés, el Centro Didáctico de la Judería y la Sinagoga de los Ibañez.

La siguiente parada fue la casa del judío más célebre que pisó Segovia, Abraham Seneor. Puertas detalló los avatares de la vida de este importante personaje histórico que llegó a ser recaudador mayor del reino, gracias a su estrecha relación con los Reyes Católicos. Defensor a ultranza del judaismo durante casi toda su vida, decidió convertirse al cristianismo en 1492 y pasó a llamarse Ferrán Pérez Coronel. Los motivos de su repentina decisión aún hoy siguen levantando discusiones entre los historiadores.

Un histórico cementerio

El plato fuerte de la ruta fue la visita al cementerio judío, al que los asistentes llegaron tras cruzar la Puerta de San Andrés y atravesar el pequeño tramo del valle de los Clamores, tal y como hacían los judíos de la época medieval en su cortejo fúnebre. El cementerio judío de Segovia cumple a rajatabla todas los requisitos que con respecto a estos lugares sagrados que estipula la Torá, su libro sagrado. Estos han de estar fuera de los recintos amurallados de las ciudades, a una altura mayor, y se accederá a ellos cruzando un puente sobre un río.

Los primeros judíos de la ciudad utilizaron las numerosas cuevas formadas de modo natural para enterrar a sus difuntos. Más tarde, cuando éstas se fueron agotando, se tallaron fosas antropomorfas. Estas cuevas contaban con nichos en las paredes y daban al exterior por una pequeña abertura, que aún hoy puede verse en algunas tumbas.

El cementerio fue un refugio para muchas personas durante la expulsión de los judíos a finales del siglo XV. «Los que no querían abandonar la ciudad, pero tampoco convertirse al cristianismo, se escondieron en las tumbas de sus fallecidos, ya que preferían morir ahí», explicó la guía.

A pesar de la inquina de los Reyes Católicos hacia la comunidad judía, lo cierto es que estos decidieron respetar su lugar sagrado y conservarlo tal cual. Simplemente se plantaron una serie de pinos sobre el terreno, razón por la cual hoy se conoce popularmente a la zona como 'pinarillo'. La visita finalizó en la caseta blanca ubicada en lo alto del cementerio, que contiene información sobre la cultura judía y hasta los objetos que componen la mortaja.

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