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Clara Blanco y Arantxa Ochoa, en el teatro Calderón de Valladolid. / Henar Sastre
«Nos hemos acostumbrado a que sea difícil bailar en España»
Arantxa Ochoa y Clara Blanco. Primeras bailarinas en EE UU

«Nos hemos acostumbrado a que sea difícil bailar en España»

Las vallisoletanas, que participan en la gala de despedida de Ochoa en el Calderón, actúan por primera vez en el país

ANTONIO CORBILLÓN

Viernes, 8 de junio 2012, 12:06

Arantxa Ochoa regresa a casa en todos los sentidos. Fue en el teatro Calderón donde recibió su primera clase de danza que la llevó a reorientar una carrera que parecía destinada a la élite de la gimnasia rítmica. Después de 12 años como primera bailarina en el Pennsylvania Ballet actúa por primera y última vez en España, ya que se 'jubila' en otoño para dedicarse a la enseñanza. Clara Blanco es otro caso de talento local, que encontró su camino en Estados Unidos, en el San Francisco Ballet. El Calderón ha producido la gala Pas de Deux, espectáculo que sirve para cerrar la temporada y para reunir a grandes colegas de Arantxa y rendirle homenaje en su ciudad.

Es un orgullo actuar en casa y en España pero ¿no es también lamentable que sea en la despedida cuando se estrenan aquí?

Clara Blanco: Es culpa de la ausencia de tradición y de cómo se ve en España. Esto ha hecho que triunfemos y se nos facilite tener una carrera profesional fuera. Nos hemos acostumbrado a que sea difícil bailar aquí en España. Lo español nunca se ha valorado en casa. Y en especial en los últimos años con esta crisis que hace que el arte sea una de las cosas que antes se recortan.

Arantxa Ochoa: Sí, es una pena que nunca haya bailado antes en España, pero nunca es tarde. Y, como dice Clara, aquí en España hay muchísimo talento. Vas fuera y miras las grandes compañías del mundo y entre las primeras figuras casi siempre hay un español. El talento está ahí, la pena es la proyección, el hecho de que no haya suficientes compañías. En América hay tantas que, tu sabes que si estudias ballet, tienes muchas opciones de trabajar. Aquí acabas la escuela de baile y dices ¿qué hago?

Viven ustedes el mismo proceso que los científicos. Se forman aquí y la oferta llega de laboratorios norteamericanos.

A. O.: Yo empecé con Víctor Ullate y coincidimos a la vez en clase un 'grupito' en el que estábamos Tamara Rojo, Ángel Corella, Joaquín Cortés. Luego nos fuimos dispersando. Y al cabo del tiempo te encuentras a esos mismos compañeros en las compañías americanas.

¿Por qué esa falta de tradición en ballet cuando hay otros géneros de la danza con mucha tradición?

C. B.: En Estados Unidos el ballet está subvencionado por mecenas que invierten su dinero, lo valoran y lo cuidan como un niño. Aquí, como todo depende de los gobiernos, el público no tiene una relación directa ni lo siente igual. Allí ponen su cabeza y su cartera pero detrás también va su corazón.

¿Y probablemente toda esa cultura da lugar a la creación de públicos pendientes pero también exigentes con la calidad?

A. O.: Empiezan de pequeños. En navidades está la tradición de hacer 'El cascanueces'. Todas las compañías tenemos 40 funciones de esta obra. Y ves que, desde pequeños, todos quieren ser bailarines porque todos han visto este ballet.

El director de la Compañía Nacional de Danza, José Carlos Martínez, ha llegado tras retirarse como primera figura en Francia. ¿Hay ánimo de cambiar las cosas?

A. O.: Creo que sí, en España y en Castilla y León. No hay más que ver la mejora de los conservatorios, el de aquí en el Miguel Delibes es una maravilla. Hay unos programas de estudios y unas infraestructuras que no se tienen ni allí.

C. B.: Ese avance es cierto. El problema es que no sé si económicamente estamos en el mejor momento para hacerlo bien. Pero ganas se tienen, el público responde, pero falta educación y más apoyo.

Ni siquiera cuando se jubilan hay posibilidad de regresar.

A. O.: Voy a ser la profesora principal del Pennsylvania Ballet. Y me encantaría volver a España a dar clases ¡sería otro sueño!

C. B.: Nunca sabes lo que te va a deparar el futuro. A mí también me encanta enseñar siempre que tengo ocasión. Incluso he dado algún curso aquí. Pero voy a seguir centrada en mi carrera todavía varios años si las lesiones me lo permiten.

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