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V. M. NIÑO
Jueves, 3 de mayo 2012, 23:21
Misma mesa, misma editorial, misma profesión de partida, pero ahí acaban los paralelismos. A Enriqueta Antolín le cautivan los personajes, a Pilar Salamanca, las historias, a la primera le gusta dejar en suspense sus vidas, la segunda es más de clausurar la acción matando a los protagonistas, y mientras la palentina frecuenta el humor, la vallisoletana tiende a la tragedia. Ambas escritoras presentaron ayer sus últimas novelas en la Feria del Libro acompañadas por Tomás Hoyas.
Enriqueta Antolín (Palencia, 1941) venía con 'Qué escribes, Pamela' (Menoscuarto), una novela que traduce en su forma parte del proceso de gestación. Al igual que la autora no sabía bien qué se traía entre manos hasta casi acabada, así le ocurrirá al lector con esta narración hecha a base de relatos cortos que juega con las personas narrativas, con distintos puntos de vista sobre los mismos hechos, con la reinvención de la historia familiar.
Pilar Salamanca (Valladolid, 1948) hacía lo propio con 'Soñando con ballenas' (Menoscuarto), un «homenaje a una mujer que admiré mucho y cuyos efluvios están en la novela». Tanto los paisajes cantábricos de esta como los de Antolín forman parte de la memoria de las autoras, que en ambos casos eligen escribir sobre lo que conocen. Para Enriqueta el proceso de preparación y documentación de una novela la lleva casi tanto tiempo como su escritura, algo que disfruta especialmente al igual que su colega vallisoletana para quien «escribir siempre es aprender». Después la palentina se deja llevar por los personajes, «lo son todo para mí, el argumento es la excusa, el elemento en el que se mueve. El personaje reacciona según el escenario y la época que le preparo, no me molesto en describirle física ni psicológicamente, se define en la acción», afirma quien aspira a que tengan una existencia propia, casi real, «como si fueran personas». Pilar Salamanca, por contra, «la historia es la que condiciona a mis personajes, a los que mando yo, no hacen nada que yo no quiera. Me importa la historia, la forma de contarla y cierto grado de intensidad, la que no me permite la vida cotidiana», aclara la autora de 'Los años equivocados'.
Aunque ambas comenzaron en el periodismo, solo Antolín ha compaginado su vida literaria con aquel. «No me dediqué a las noticias, no tengo el hábito de lo inmediato, sino el de entrevistas y reportajes en profundidad dentro del ámbito cultural. Eso me ha servido para saber sintetizar. Primero escribo como escritora, luego entra la periodista a cortar. También utilizo los mismos métodos de documentación en periodismo que en literatura».
Salamanca enterró las habilidades periodísticas para poder desarrollar las literarias. «El periodismo no me ha servido para gran cosa, lo veo más bien como un veneno que se filtra en el lenguaje».
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