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JESÚS BOMBÍN
Miércoles, 28 de marzo 2012, 00:03
Los 59 años de labor de la Asociación Española Contra el Cáncer en Castilla y León ofreciendo tanto amparo a familiares y enfermos como mensajes de prevención y concienciación a la sociedad han recibido el reconocimiento del Premio Castilla y León de los Valores Humanos 2011.
El jurado acordó por unanimidad dedicar este galardón al trabajo que desde 1953 viene realizando esta ONG, con juntas implantadas en las nueve provincias de Castilla y León y que desde 2003 se ocupa también de dispensar programas de cuidados paliativos y de tabaco.
Voluntarios, socios y personal contratado participan a diario en proyectos encaminados «a ser más eficaces y ágiles a la hora de detectar las necesidades y prioridades de actuación», se reseña en el fallo. «La integridad, profesionalización, dedicación y capacidad de respuesta de todos los miembros que componen la entidad ha generado una cultura común caracterizada por un continuo dinamismo».
La lucha contra el cáncer ha aglutinado en torno a este colectivo tanta sensibilidad social como implicación de familiares, enfermos y población concienciada sobre una patología que este año producirá casi 1,3 millones de muertes en la Unión Europea.
En España, la incidencia global prevista de cáncer para la población en el año 2015 es de 222.069 personas (136.961 varones y 85.108 mujeres). El tipo más frecuente es el cáncer colorrectal, por delante del cáncer de pulmón y el cáncer de mama, según un informe de la Sociedad Española de Oncología Médica.
Jesús Fernández, ginecólogo en el Complejo Asistencial de Zamora, es un veterano en la lidia con el cáncer. Además de presidir la junta provincial de la AECC y la autonómica, no pierde de vista a sus 64 años cómo y por qué se involucró en este movimiento. «La de Valores Humanos es una distinción muy repartida porque todos y somos muchos los que de un modo u otro contribuimos a trabajar con afectados y familiares nos sentimos reconocidos y estimulados en esa labor».
Su militancia en la asociación se remonta a cuando estudiaba y comenzó a ejercer la medicina. «Veía enfermedades de la mujer que eran una lacra y eso me motivaba a ser más sensible con quienes las padecían, me daba estímulo para colaborar en prevención y tratamientos. Colaboraba con la asociación de Valladolid y cuando recalé en Zamora, en la de esta ciudad», recuerda.
Un 80% de los socios y voluntarios vinculados a la asociación son afectados de algún modo por el cáncer o muestran una sensibilidad especial hacia esta enfermedad. Empezó llamándose Asociación de Lucha Contra el Cáncer y esa actitud de combate ha modificado hábitos y percepciones desde que en 1953 se fundara el colectivo nacional. «En estos momentos somos uno de los organismos que más dinero destina a investigación contra el cáncer en becas y ayudas. Lo tenemos a gala».
Este más de medio siglo de cercanía con una de las enfermedades que más pánico social emana le lleva a apreciar en primera línea de trinchera cambios que insuflan esperanza. «La percepción social del cáncer ha cambiado de forma radical. De no poder hablar de ella, aunque aún hoy esta palabra guarda resonancias demoníacas por su asimilación a muerte, se ha pasado a desterrar el miedo a hablar de ello».
A este modo de afrontar un tumor no son ajenos los avances científicos ni la mayor conciencia social en hábitos preventivos a los que hace solo unos años la sociedad no era permeable.
«El cáncer se cura, por eso en el momento actual está en crisis, como todo el mundo. Y no porque haya menos incidencia, sino porque lo curamos mejor. Las campañas de prevención hacen que muchos casos tengan curación en las primeras etapas en las que se detecta. La curación supera el 90% en casos en función del diagnóstico precoz. Por eso en muchos cánceres la curación es total y resulta básica la detección precoz, hacerse las revisiones en edades y situaciones de riesgo aconsejadas».
Aprecia que los cánceres más frecuentes (mama, colon, próstata y pulmón) tengan campañas específicas de prevención y que la ley antitabaco y los programas de deshabituación hayan conseguido bajar la incidencia del de pulmón. «El cáncer no mira edad ni sexo y ha habido que ampliar campañas de prevención más allá del consejo de no fumar. Ahora fuman más las mujeres que los hombres y en la asociación nos estamos centrando en la edad de 13 y 14 años en labores de información para que los jóvenes no adquieran el hábito».
No se libra la AECC del recorte de subvenciones de las administraciones públicas, que la solidaridad colectiva se encarga de amortiguar gracias a la organización de eventos y cuestaciones a pie de calle. «Hemos aumentado los actos sociales y apenas lo hemos notado en la recaudación de fondos, similar a la de años anteriores. La gente está muy sensibilizada y quien está dispuesto a apoyar con una participación económica lo hace con gusto. La solidaridad no está en crisis», cuenta con orgullo un acostumbrado a lidiar con derrumbes psicológicos y a mirar de frente a una de las enfermedades que más miedos provoca.
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