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V. M. V.
Miércoles, 14 de marzo 2012, 09:51
El equipo de mediadores del Condesa Eylo (María, Alejandro, Leire, Mitko, Riad, Beatriz, Cecilia, Ariadna, Víctor, Jéssica, Ángel, Víctor, Alvar, Clara, Irene, Beatriz, María y Saúl) y su instituto forman parte de un programa intercentros de competencia social y ciudadana del que también forman parte el Pinar de la Rubia, el Delicias, el instituto Alejandría (Tordesillas) y el Santo Tomás de Aquino (Íscar). «Participamos en encuentros conjuntos, que se celebran en el centro cívico Juan de Austria, donde se ofrecen pautas para una mediación eficaz», resume Pérez. La próxima sesión tendrá lugar el 17 de abril y allí acudirán estos 18 mediadores del Condesa Eylo, 18 chavales con sobresaliente en compañerismo.
«No somos jueces. Así que ni juzgamos ni castigamos. Nuestra misión es intentar poner en contacto a las partes implicadas para que lleguen, entre ellos, a un acuerdo». Jessica Bianco, alumna de tercero de Secundaria, resume con estas palabras su tarea como mediadora en el instituto Condesa Eylo, una figura presente en la mayor parte de los centros educativos de Valladolid y que contribuye a mejorar la convivencia en unas instituciones donde se cruzan y en las que comparten pupitre, a diario, cientos de personas. Aquí, por ejemplo, en el Condesa Eylo, son más de 600 estudiantes de 20 nacionalidades distintas (desde Estados Unidos a Brasil pasando por Japón, China o Corea). O sea, que por los pasillos de este instituto pasan a diario más personas que vecinos hay en la mayoría de los pueblos de la provincia. Y claro, entre tanta gente, es normal que surjan roces, riñas o malentendidos. Situaciones «que nunca llegan a conflictos de gran importancia», pero que requieren de una intervención para que no se enquisten ni desemboquen en conflictos más complejos. Y aquí es vital el papel de los equipos de convivencia.
«Los más importante para evitar conflictos es llevar a cabo tareas de prevención», explica Pilar Pérez Santamaría, profesora de Ciencias Sociales y coordinadora de convivencia del Condesa Eylo. Así, todos los estudiantes del centro, en las tutorías, trabajan las habilidades sociales, la escucha activa o el control emocional. Este curso, como novedad, han emprendido una campaña de actos para integrar a los nuevos alumnos. Pero hay ocasiones en las que se producen situaciones indeseadas, encontronazos entre los chavales.
Y en esas situaciones, los alumnos implicados (tienen que hacerlo los dos) pueden solicitar la intervención de un compañero mediador. Este equipo ha sido elegido por los propios estudiantes en asambleas y votaciones. A principio de curso, seleccionan a aquellos de su clase que, según sus colegas, son responsables, conciliadores, solidarios, con capacidad de comunicación y, sobre todo, capaces de mantener la confidencialidad.
«Nuestra misión consiste, sobre todo, en escuchar. El primer paso es que cada una de las partes implicadas cuente su visión. Nosotros les hacemos algunas preguntas para aclarar las dudas que tengamos. Luego pedimos a uno que resuma lo que ha dicho el otro, y al revés, para saber si ha comprendido bien la situación y para que se pongan en el lugar del otro. Y a partir de ahí, intentamos que lleguen a un acuerdo. Nosotros no planteamos ninguna solución, tienen que ser ellos quienes la encuentren», asegura Saúl Salamanqués, alumno de Cuarto y también mediador. «La premisa es que ninguno pierde y todos ganan», resumen.
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