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Patricia Rodríguez y Laura Valles./ G. Villamil
«Si en Londres fue un éxito, ¿por qué no lo iba a ser aquí?»
Emprendedores de Valladolid

«Si en Londres fue un éxito, ¿por qué no lo iba a ser aquí?»

Laura Valles y Patricia Rodríguez Lyla Nail Spa Centro de Manicura y Pedicura

F. BRAVO

Martes, 6 de marzo 2012, 22:40

Emprendedoras, empresarias, autónomas, industriales... son distintos aspectos de una misma vocación. También profesionales en su especialidad. Laura Valles y Patricia Rodríguez son un poco de todo. Periodista y publicista, ejercieron sus profesiones hasta que las circunstancias les obligaron a replantearse el futuro o, al menos, a complementar su actividad con un nuevo reto. Vallisoletanas de 38 y 36 años, el año pasado se embarcaron en un proyecto empresarial que les ha abierto nuevas expectativas. Laura acababa de perder su trabajo y planeaba capitalizar sus ahorros y la prestación por desempleo para montar un negocio. Su amiga Patricia, publicista se encontraba en Londres. Una llamada de teléfono, una idea y se pusieron en marcha. Patricia propuso montar un centro de tratamiento de uñas. Manos y pies. Hombres, mujeres y niños. En Londres funcionaba. También en algunas ciudades de EE UU había florecido este tipo de negocio.

El proyecto, por teléfono

Cuando patricia se puso en contacto con Laura, esta se encontraba de viaje en Boston. Y, por teléfono, resolvieron poner en marcha la experiencia en Valladolid.

El 28 de mayo de 2011 abrieron el Lyla Nail Spa, un centro de tratamiento de uñas situado en el número 3 de la Plaza de la Libertad. Un local que antes había albergado una tienda de moda. En el centro. Con grandes ventanales. La referencia son esos establecimientos que habían triunfado en otras ciudades. Por lo específico de los tratamientos, por la calidad y porque en algunos casos se hacían a la vista del público, donde los paseantes pueden contemplar cómo se trabaja, cómo hacen una manicura, cómo decoran unas uñas.

Aunque, reconoce Laura, en Valladolid la demanda es más específica de tratamiento que de elaboradas decoraciones, «algo que, por supuesto, también hacemos.»

Empresarias. El suyo no es el tradicional proyecto de un profesional que se hace autónomo. Tiene más el marchamo de empresarias. Ellas no son especialistas en manicura. Así que contrataron a dos esteticistas. Empresarias, también porque tienen subvenciones pendientes, porque lidiaron sin mucho éxito con Hacienda, para conseguir comprar el mejor equipamiento en el extranjero con IVA español, porque es el signo de los tiempos no tienen financiación externa, porque el apoyo institucional, al final, tiene que complementarse con una gestoría.

Y pagaron también la novatada. Las licencias, los plazos, retrasaban el inicio de la apertura. «Mi socia no se podía creer las dificultades que hay en España para que te den una licencia de obras en un local del centro», dice Laura.

Especialización

Su negocio se basa en la especialización. «Hay muchos establecimientos donde se hace algo parecido. Pero ninguno específico de lo que ofrecemos. También vendemos esmaltes y otros productos, solo de primera calidad. Y hacemos ver que, aunque más caro, es lo mejor. El verano pasado fue bueno, y tenemos que reconocer que los turistas nos dieron mucha vida».

Al final optaron por crear una comunidad de bienes. «Una sociedad limitada era un follón.

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