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V. M. V.
Domingo, 19 de febrero 2012, 13:30
Es una calle Guadiana. Comienza junto al matadero, pero no concluyen en la vía del tren, sino que la atraviesa al otro lado. Una calle que aparece y desaparece, troceada por un gigantesco paso a nivel y que nació a principios del siglo pasado como eje principal de La Farola, el barrio que nació al amparo de la azucarera, los talleres ferroviarios y el matadero.
El Norte de Castilla pasea este lunes por el Camino de la Esperanza para descubrir a alguno de sus vecinos y comerciantes con más solera. Entre ellos, los propietarios de Alimentación Pastor, el negocio que hace 48 años montó un matrimonio de Villafrades de Campos, recién llegados a la ciudad después de perder su casa en una gigantesca riada. O como Mariano, propietario de un taller de repuestos que durante años fue piloto profesional de carreras y llegó a coincidir con Ángel Nieto en una competición. O como Diego Hernández, un maestro en el arte de cortar jamón, campeón absoluto en esta disciplina, y que en esta calle regenta la tienda de encurtidos heredada de su padre. O como Rubén, segunda generación de un negocio de afilador de cuchillos nacido al amparo del matadero, cuando por aquí pasaban a por género todos los carniceros de Valladolid.
Son algunos de los protagonistas del Camino de la Esperanza, una calle Guadiana que todavía sigue al otro lado de la vía.
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