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EL NORTE
Jueves, 26 de enero 2012, 22:14
El pleito que desde hace tres décadas enfrenta al exdueño del Banco de Valladolid, por un lado, y al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y el Barclays Bank, por el otro, se ha puesto a favor de estos últimos en el enésimo giro de los acontecimientos. El fondo que tiene por objeto garantizar los ahorros depositados en las entidades de crédito, a través del banco británico, han reclamado a Domingo López Alonso, antiguo propietario del Banco de Valladolid, el pago de 42,6 millones de euros. Se trata de la cantidad, más intereses y otros gastos, que Barclays depositó en un juzgado en el año 2003 a instancias de una resolución anterior que daba la razón a López Alonso y que ahora ha sido revocada. En concreto, el requerimiento se realizó a finales de 2011, después de que la Audiencia Provincial de Madrid dictara un auto que anulaba la reclamación de 58 millones del exdueño del banco al FGD y Barclays, según publica el diario 'Expansión'.
La historia arranca en 1978, cuando el Banco de España intervino el Banco de Valladolid -que había sido fundado por el empresario leonés Domingo López Alonso en 1967- para su saneamiento. Una vez reflotada, la entidad fue comprada por el Barclays Bank, que lo transformó en su actual filial española. El FGD asumió la responsabilidad ante posibles reclamaciones derivadas de hecho anteriores a la operación de venta, que se produjo en 1982.
La batalla legal iniciada por el empresario nacido en León en 1912 se centra en la reclamación de unos avales que concedió a entidades de su propiedad que trabajaban con el Banco de Valladolid y que reivindica para poder resarcirse económicamente. Las empresas quebraron años atrás, Barclays sostiene que entregó toda la documentación y algunas fuentes jurídicas consideran la demanda rocambolesca.
Vuelta a empezar
Sin embargo, en 2003 la entidad financiera británica fue obligada a ingresar 27,4 millones en un juzgado como compensación por la reclamación de López Alonso, una cantidad que se convierte en 42,6 millones cuando se la aplican intereses, gastos, etc. y que es la que ahora reclama Barclays.
En 2005, un juzgado de Madrid dio la razón al exdueño del Banco de Valladolid y condenó al Fondo de Garantía de Depósitos a pagar 1.122 millones de euros a López Alonso (como quizás se recordará, el juez cometió un error y escribió 'billones' en vez de 'millones'). Este requerimiento no prosperó y en 2008, otro juzgado exigió una indemnización de 58,5 millones, después de descontar los 27,4 millones ya depositados. Barclays recurrió y ahora la Audiencia Provincial ha anulado todo el procedimiento, que podrá volver a iniciarse en la vía civil.
Tan pintoresco caso se completa con una querella presentada por Barclays, y que sigue pendiente de resolverse, contra un magistrado por presunta prevaricación continuada para favorecer a López Alonso.
Catorce atribulados años de vida
E Banco de Valladolid tuvo una breve y tormentosa existencia que se prolongó a lo largo de catorce años, entre 1967 y 1981, año en que fue adquirido por el Barclays una vez saneado de su quiebra por la Corporación Bancaria (ahora Fondo de Garantía de Depósitos). Los orígenes de la entidad se remontan al Banco de Medina, que tras su tercera suspensión de pagos, en el año 1966, pasó a las manos de Domingo López Alonso desde las de la familia Prado y Colón de Carvajal.
López Alonso (natural de Lumeras, un pueblo de los Ancares leoneses) cuenta en su libro 'Atraco', de 1999, que comenzó su vida laboral trabajando en las minas de la comarca minera de Fabero y, posteriormente, dio su salto a la política, donde fue concejal en el Ayuntamiento de León entre 1955 1961. Su experiencia financiera provenía del Banco Industrial de León, que había creado junto a empresarios como Juan Abelló y Bernardo García. En 1967, López Alonso se convirtió en el propietario único del Banco de Medina, que trasladó y cambió de nombre por Banco de Valladolid. Este nació con un capital social de 200 millones de pesetas.
Los negocios del propietario del banco se concentraban en Madrid, donde poseía líneas de autobuses y participaba en empresas pesqueras y mineras, así como en actividades urbanísticas. También fue, junto con Emilio Romero, co-promotor del diario 'El Imparcial'.
El Banco de Valladolid presentó balances con desequilibrios financieros ya desde el año 1973, aunque la situación se agravó en 1977, cuando una visita de la inspección del Banco de España descubrió problemas de tesorería, balances inflados artificialmente e, incluso, la existencia de una 'caja B'. La institución de vigilancia financiera apremió a López Alonso para que regularizase la situación. Después de un tiempo 'dando largas' y dificultando las labores de la inspección, López Alonso admitió la inviabilidad del proyecto y vendió sus acciones del banco (el 63,2% del total) a la Corporación Bancaria.
Según EL NORTE del 3 de diciembre de 1978, «noticias fidedignas de los últimos tiempos del Banco de Valladolid indican que su principal accionista vendió su parte mayoritaria a don Vicente Calderón, presidente del Atlético de Madrid, que ya disponía del 20%, pero el señor Calderón, por razones que se ignoran, no pagó en el tiempo estipulado». Dos día después, el periódico informaba de que «la UVI bancaria se ha hecho cargo de la entidad para proteger a los cuentacorrentistas». Ninguno perdió dinero, según las fuentes consultadas.
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