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EFE
Sábado, 12 de septiembre 2009, 03:42
Hace quinientos años, sí, quinientos, hubo en España un caso muy similar al que ahora ha salido a la palestra con la atleta sudafricana Caster Semenya, encarnado por la vecina y atleta de la aldea madrileña de Valdaracete conocida inicialmente como Estebanía, y más tarde como Esteban.
Las crónicas cuentan que el día de su entierro, su madre le acompañó exclamando «¡hay hija mía¡», mientras que su esposa decía «¡hay marido mío!». Estamos ante Estebanía o Esteban, una persona cuyas habilidades demuestran que no hay nada nuevo bajo el Sol.
En el año 1496 nació en la villa de Valdaracete una mujer que a los veinte años de edad «era tan suelta y tan ligera y de tan buenas fuerzas que corría y saltaba y tiraba la barra y jugaba la pelota con tanta presteza y desenvoltura que en su tiempo ningún mancebo la igualaba».
Ante la duda que les planteaba mandaron examinarla por matronas y parteras. La decisión fue que se trataba de un ser hermafrodita.
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