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CULTURA

Paul Auster o la guerra en EE. UU.

'Un hombre en la oscuridad' es la nueva novela de Paul Auster y tiene como protagonista un hombre en medio de una imaginaria guerra civil en los Estados Unidos

I. EZKERRA

Sábado, 6 de septiembre 2008, 03:39

En su nueva y polémica novela, Paul Auster propone una ficción que le emparenta narrativamente con el Philip Roth de 'La conjura contra América' en cuanto que se trata al fin y al cabo de la misma fórmula: imaginemos que los Estados Unidos sufren un destino apocalíptico. Quizá nos encontremos ante una nueva moda que refleje un fenómeno sociológico que merece atención porque supondría una gran mutación en una nación tradicionalmente confiada en sus potencialidades. Quizá estemos, sí, ante un miedo que sería nuevo en la sociedad norteamericana al futuro, a la caída, a la barbarie, a sí misma porque en los casos de ambas obras la amenaza no sería externa curiosamente sino interna. El enemigo estaría dentro; en la obra de Roth sería el nazismo y en la de Auster otra forma distinta de totalitarismo que habría llevado a diferentes Estados a segregarse y a luchar entre ellos.

En el caso de Auster, sin embargo, tiene más peso la individualidad del sujeto que la gran ficción alegórica y el propio título nos avisa de ello explícitamente. El argumento de 'Un hombre en la oscuridad' consiste en las peripecias psicológicas de August Brill, una persona mayor que se ha dedicado a la crítica literaria durante su vida y que ahora se halla instalado en el piso de arriba de la casa que su hija tiene en Vermont para recuperarse de un accidente. Nuestro héroe no es capaz de conciliar el sueño y usa la oscuridad para escribir. Siguiendo una fórmula típica en Paul Auster, la de la novela dentro de la novela a la manera de las cajas chinas o las muñecas rusas, August Brill se pone a escribir una historia sobre un tal Owen Brick, un joven mago que responde al alias artístico del Gran Zavello y que de pronto se despierta en un agujero para descubrir inmediatamente, gracias a la «providencial» aparición del sargento Serge, que es un soldado cuya misión es matar a una persona.

Tras un juego de titubeos con el nombre inexacto del hombre que va a ser la víctima de esa letal orden, el soldado Brick descubre que el tipo al que tiene que matar es August Brill. El planteamiento novelístico se nos revela entonces pirandeliano: la existencia que ahora mismo está viviendo no es otra cosa que la invención de un escritor y no acabará hasta que cumpla su cometido y termine con la vida de éste. A estas circunstancias personales se añaden las del propio escenario bélico en el que se ha despertado. A la vez que su país se encuentra sumido en una contienda civil, la guerra de Irak no ha tenido nunca lugar ni tampoco los atentados del 11-S a las Torres Gemelas de Nueva York ni el mandato presidencial de Bush. A partir de ese instante, las historias de uno y otro personaje se cruzarán. Las vidas de Brick y Brill, unidas en la ficción y en la realidad, cambiarán por completo y el segundo, en su oscuridad, realizará un viaje a su interioridad y a su biografía, a sus secretos familiares, a sus traiciones íntimas, que dan al libro esa gran dimensión que no le pueden dar las batallas y catástrofes por grandes, metafóricas y simbólicas que sean.

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