Un león sin garras

Llevaba seis meses esperando una solución para su coche y ayer decidió acudir al concesionario para encerrarse hasta resolver los «defectos de fábrica» de su turismo. El protagonista de tan singular forma de protestar se llama Fernando Zarzosa, un funcionario que adquirió un Seat León hace dos años que resultó rugir poco: «El motor vibraba por todas partes como si fuera un tractor y en el taller no había manera de que me lo arreglaran después de llevarlo siete veces», explicó el afectado.

Zarzosa, que eligió un modelo de gama alta porque viaja mucho debido a su afición por la música, entró al concesionario de la marca en el paseo del Arco de Ladrillo a media mañana y allí permaneció encerrado, incluso durante el almuerzo, hasta que pasadas las seis de la tarde consiguió un compromiso de la casa, con sede en Barcelona, de cambiarle el motor entero. «Nosotros cumplimos lo que nos manda la firma y en este caso ya está solucionado porque habíamos hecho mil pruebas al coche desde noviembre sin conseguir encontrar el fallo», explicaron fuentes del concesionario.

El cliente aún tendrá que volver hoy para ver si su petición de que le prolonguen la garantía de dos años por otros dos como reclamó ayer antes de poner fin a siete horas de encierro. «La garantía la da el fabricante y han quedado en contestarle mañana -por hoy- para finiquitar este problema», resume un responsable del taller.

El cliente mostró su relativa satisfacción por el acuerdo alcanzado y lamentó que «haya tenido que estar seis meses con mi coche secuestrado y conduciendo un Ibiza prestado de gama baja porque no había manera de que me solucionaran el problema». Zarzosa, eso sí, anticipó su intención de «no moverse» hoy del concesionario hasta lograr que Seat le ofrezca los dos años de garantía que pide.