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JOSÉ LUIS VILLAR
Sábado, 26 de abril 2008, 03:00
Al Sur del Alfoz de Olmedo, dominado por pequeños cerros se halla Fuente Olmedo, junto a los restos de un viejo asentamiento medieval conocido como «Doñibla». Enseguida nos topamos con las escuelas, ahora Casa Consistorial, un edificio ecléctico en ladrillo aplantillado de principios de siglo, regalo de un ilustre hijo del pueblo, Eladio Sobrino, un indiano que aprendió a navegar de chiquillo subido en una artesa o cajón utilizado para amasar el pan, que llevaba hasta lo alto de un pequeño arroyo que cruzaba el pueblo y lo descendía ayudado de una estaca. Tanto le gustaba que se hizo marino y marcho a hacer las Américas. Cuando hizo fortuna quiso tener este detalle con su pueblo además de otros, como fue un solar en Isla Negra, Chile, que regaló a Pablo Neruda.
Tradicional era que en la función de invierno, los vecinos en el descanso del baile, se llevaran a cenar a casa a los forasteros. Es por ello que diplomáticos, periodistas, escritores y otras gentes, han elegido este lugar, como segunda residencia. En verano, la chavalería está todo el día jugando en la calle, incluso cenan de bocadillo para no perder tiempo de aventuras. Que todos se conozcan y que la carretera no cruce el pueblo, es una garantía. Pero lo más característico es la feliz vecindad que se da entre todos.
Al ser un pueblo muy pobre por carecer de recursos propios, y este año, duramente castigado por las inundaciones, todavía se da la «obradiza», es decir, que cuando hay que hacer una obra pública, todos arriman el hombro y el bolsillo, cada uno en lo que pueda. También así se preparan las fiestas, una en invierno y otra en verano, las dos Santa Brígida.
Sus vecinos recuerdan como en tiempos pretéritos, cuando había estación de Renfe, la vida era de otra forma. Más de 400 vecinos deban alegría al pueblo. Otros acontecimientos que han animado la vida de Fuente Olmedo, ha sido la llegada de Tony Jiménez y Agar Martí, que han montado un restaurante mediterráneo, y la llegada de una familia de rumanos, que no sólo se han integrado estupendamente, sino que al padre, Jorge Varanilia, se le ha nombrado Teniente de Alcalde.
Muy orgullosos están de su Iglesia de San Juan Evangelista, que es un edificio coqueto de tapial y ladrillo que se comenzó a edificar a finales del siglo XVII y se concluyó a mediados del siglo XVIII. Junto al merendero del pilón, adornan el paisaje dos palomares, y hay que destacar el 'Perro Alto', el hallazgo más importante de la Península en relación a una tumba de inhumación de la cultura del Vaso Campaniforme con un ajuar funerario se pueden observar en el Museo Arqueológico Provincial.
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