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José María García Tejerina.
«Señor García Tejerina, ¿qué fue de los dos cuadros, uno de Sorolla?»
VALLADOLID

«Señor García Tejerina, ¿qué fue de los dos cuadros, uno de Sorolla?»

El abogado de Camacho pide que se investigue la desaparición de dos óleos que estaban en la sede de Valladolid

J. MORENO

Miércoles, 7 de noviembre 2007, 02:08

El que fuera segundo delegado comercial que tuvo la agencia propiedad de Antonio Camacho en Valladolid, José María García Tejerina, se declaró ayer en la Audiencia Nacional una víctima más de este fraude financiero, ya que además de participar en la captación de fondos de amigos y conocidos, su familia es una de las perjudicadas a través de inversiones que llevó a cabo por medio de la empresa Inmobiliaria Relatores 5.

Su testimonio fue solicitado por los letrados de inversores perjudicados en la provincia vallisoletana, donde comenzó a ejercer en el año 1999 profesionalmente después de la marcha de Javier Valenzuela, con el que había colaborado con anterioridad a la crisis financiera.

García Tejerina, licenciado en Derecho, dijo que en los más de cuatro años que estuvo en la oficina vallisoletana el tipo de interés que se pagaba a los clientes era muy similar al que se ofrecía para otro tipo de productos. «Nunca tuve un indicio para sospechar que Gescartera era un fraude. Si lo hubiera tenido me hubiera ido. Mi familia, mis amigos, son clientes inversores», puntualizó a uno de los letrados defensores de los 14 acusados.

Tejerina señaló que se utilizó la condición de que Gescartera alcanzó el reconocimiento como agencia de valores por parte de la CNMV para captar más clientes. Entre ellos estaba Casa Ambrosio Rodríguez que llegó a invertir unos 300.000 euros, que ahora reclama. Otra familia, Aguirre Urrutia, también depositó su dinero (unos 490.000 euros) en Gescartera. Al igual que otra más, vinculada a Medina Rioseco, que llegó a entregar para gestión de acciones en Caja Madrid 1,2 millones de euros.

García Tejerina fue tajante al declarar que la delegación de Valladolid no tenía ningún poder para decidir dónde se invertía el dinero. «A los clientes se les decía si se invertía en acciones y se les daba un interés no muy superior a las letras del Tesoro», recordó.

El letrado de Antonio Camacho, el penalista Miguel Bajo, fue el más incisivo con el ex delegado vallisoletano, al que preguntó en varias ocasiones por el paradero de dos cuadros, uno de ellos de Sorolla de bastante valor, que estaban en la oficina de Valladolid.

«¿Dónde están esos cuadros, señor García Tejerina? ¿Qué fue de ellos?», le cuestionó el letrado de Camacho. «Pues supongo que están embargados por el Juzgado. En la oficina estuvimos un tiempo para atender a los clientes y como no se pagaba la renta nos embargaron las cosas. Yo me fui de la oficina, dejé allí las llaves y supongo que los embargarían», explicó García Tejerina, que añadió que a partir de ese momento tuvo que buscar otro puesto de trabajo.

Con ironía, el letrado de Camacho pidió la intervención de la Audiencia Nacional ya que dos testigos (el otro fue Valenzuela) habían asegurado sobre la existencia de ambos lienzos. «Señoría no sé qué puede hacer la Sala por la desaparición de dos cuadros durante la intervención», apostilló el letrado Miguel Bajo.

Al contrario que Javier Valenzuela, su sustituto en la agencia aseguró que nunca había oído hablar de 'clientes especiales', como el Arzobispado de Valladolid, ni de ' falsificación de extractos'. También reconoció que asistió a una reunión en el Hotel Palace donde Camacho les dijo que «no nos preocupásemos, que todo iba a ir bien. Nos dijo también que el dinero estaba en EE. UU.».

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